Luis Argüello confía en que el pontífice pueda visitar España en 2026 o, al menos, mostrar su cercanía en el tricentenario de la canonización del santo
Luis Argüello advierte de un "cambio de época" y alerta sobre la falta de control de los poderes
El arzobispo de Valladolid llama a "reforzar la dignidad humana y el bien común" ante el nuevo escenario social y político
El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, reflexionó sobre el momento actual asegurando que el año 2025 está evidenciando un "cambio de época" marcado por señales de alerta en la vida pública. En su opinión, se percibe una tendencia en la que los poderes "no quieren ser controlados" y en la que existe el riesgo de que "los fines pretendan justificar los medios".
Estas declaraciones se producen semanas después de que Argüello planteara públicamente la posibilidad de afrontar la situación política nacional mediante una cuestión de confianza, una moción de censura o la convocatoria de elecciones. Aquellas palabras motivaron una respuesta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien le pidió respeto al resultado de las urnas y recordó que la interferencia directa de los obispos en la política quedó atrás con la llegada de la democracia.
El arzobispo realizó estas valoraciones durante la presentación del Año Jubilar de la Santidad, que la Archidiócesis celebrará en 2026 con motivo del tercer centenario de la canonización de Santo Toribio de Mogrovejo, natural de Mayorga. En ese contexto, Argüello expresó su deseo de que el cambio de año sea también una oportunidad de crecimiento personal, familiar y social, así como de maduración individual y colectiva.
Según explicó, la Iglesia vive el tiempo con un ritmo propio, ligado al calendario litúrgico, en el que el nuevo año comienza con el Adviento a principios de diciembre. Un tiempo que, afirmó, se inscribe en lo que definió como "la historia de la salvación".
En su intervención final, Argüello apeló a una actitud de compromiso cívico basada en la humildad y la colaboración, orientada al reconocimiento de la dignidad humana y al bien común. Defendió una visión del desarrollo que vaya más allá de los indicadores económicos y que sitúe en el centro valores como la ética, el sentido de la vida y la vivencia del mandamiento del amor al prójimo.
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