El grupo vallisoletano ejercerá de telonero de Vanesa Martín, que se subirá al escenario a partir de las 23.00 horas
Vanesa Martín: "Cantar en la Plaza Mayor de Valladolid es una emoción que no se puede explicar con palabras"
La artista malagueña, con más de quince años de carrera y un nuevo disco bajo el brazo, Casa mía, afronta la cita en la Plaza Mayor como un regalo irrepetible
Vanesa Martín llega a Valladolid como uno de los grandes reclamos de las Fiestas de la Virgen de San Lorenzo. La artista malagueña, con más de quince años de carrera y un nuevo disco bajo el brazo, 'Casa mía', afronta la cita en la Plaza Mayor, este sábado a las 23:00 horas, como un regalo irrepetible. Habla de su último trabajo como un viaje íntimo, con canciones que son estancias donde habitan la vulnerabilidad, el perdón y la alegría. En directo, tal y como explica a TRIBUNA, promete dejarse el alma y convertir cada acorde en una ola expansiva de emoción compartida.
PREGUNTA: Vanesa, llega a Valladolid como plato fuerte de las Fiestas de la Virgen de San Lorenzo. ¿Qué significa para usted cantar en la Plaza Mayor en una fecha tan señalada?
R: Es un regalo, sinceramente. Valladolid tiene una energía muy especial, y cantar en su Plaza Mayor, en el corazón de sus fiestas, es una emoción que no se puede explicar con palabras. Es una cita con la historia, con el arte, con la gente... y me siento profundamente agradecida por formar parte de este momento tan significativo.
P: Su nuevo disco Casa mía está siendo descrito como un viaje interior, con cada canción como una habitación distinta. ¿Qué quería transmitir con esta metáfora?
R: Justamente eso: que todos llevamos dentro una casa, con luces, sombras, rincones que nos reconfortan y otros que aún duelen. Cada canción es una estancia, un momento vital, una emoción habitada. Casa mía habla de aceptar quiénes somos, de mirarnos con compasión y valentía, de aprender a vivir con todas nuestras versiones.
P: En este álbum, encontramos influencias latinas, sonidos más actuales e incluso un tema junto a Joaquín Sabina. ¿Cómo surgió esa colaboración tan especial?
R: Con Joaquín fue un sueño cumplido. Siempre ha sido un referente, no solo por su manera de escribir, sino por su forma de vivir la vida. La canción surgió como un cruce de caminos, de versos que se buscaban. Somos amigos desde hace muchos años. Y él, con su generosidad y su duende, le dio esa pátina de verdad que solo él sabe poner. Fue mágico.
P: ¿Cómo ha sido el proceso creativo de Casa mía en comparación con sus trabajos anteriores?
R: Más introspectivo, más libre también. Me di el permiso de no tener prisa, de explorar sonidos, de jugar sin perder la esencia. He trabajado con gente nueva, me he dejado sorprender, y eso me ha ayudado a evolucionar. Hay mucha verdad en este disco. Y también mucha piel.
P: Ha hablado en varias entrevistas de la importancia de cerrar ciclos y empezar de nuevo. ¿Qué puertas siente que ha abierto con este disco?
R: He abierto la puerta del perdón, hacia mí y hacia los demás. También la de la vulnerabilidad bien entendida, que es un acto de coraje. Y la de la alegría, que a veces cuesta más abrazar que el propio dolor. Este disco me ha enseñado a mirar la vida con otros ojos.
P: En directo, ¿cómo se transforma este álbum? ¿Qué puede esperar el público de Valladolid de su concierto del 13 de septiembre?
R: El directo siempre transforma las canciones. Las viste de emoción compartida. En Valladolid vamos a vivir un concierto muy especial, con momentos íntimos y también mucha fuerza. Van a escuchar a Casa mía latir distinto, con la piel erizada. Con la fuerza de una ola expansiva. Y yo voy a dejarme el alma, como siempre.
P: Lleva más de 15 años sobre los escenarios. ¿Qué es lo que todavía le emociona cada vez que sube a cantar?
R: El instante justo antes de salir, cuando escucho las ganas del público justo en ese momento. Ese murmullo, esa energía que se palpa... Y luego, el primer acorde, las primeras miradas. Cada concierto es único, porque las personas que están ahí lo hacen irrepetible. Me emociono muchas veces en el show. Tengo mucha suerte.
P: Muchos de sus seguidores destacan la cercanía de sus letras. ¿De dónde surgen las historias y emociones que inspiran sus canciones?
R: De la vida misma. De lo que veo, de lo que siento, de lo que me cuentan o me atraviesa. Me gusta observar, escuchar, escribir sobre lo cotidiano con una lupa emocional. A veces son heridas, otras son celebraciones. Siempre intento ser honesta.
P: Ha recorrido escenarios de toda España y de América Latina. ¿Nota diferencias entre públicos o la música conecta del mismo modo en cualquier parte?
R: La música tiene ese poder maravilloso de romper fronteras. Es cierto que cada público tiene su manera de vivir el concierto, su tempo emocional. Pero al final, cuando la canción toca, toca igual en Lima que en Sevilla o en Valladolid. La emoción no entiende de mapas. Y la gente que me sigue se caracteriza por ser pasional.
P: En los últimos años se ha mostrado muy firme al reivindicar la igualdad y en contra de los estereotipos que pesan sobre las mujeres. ¿Siente que la industria musical está cambiando en este sentido?
R: Está cambiando, pero queda mucho por hacer. A veces el cambio es más estético que real. Pero cada vez hay más mujeres alzando la voz, escribiendo, produciendo, liderando proyectos. Es fundamental que se nos escuche, que se nos respete, y que se nos dé el lugar que nos corresponde, sin tener que justificarlo.
P: Valladolid tiene una larga tradición musical y un público muy fiel. ¿Tiene algún recuerdo especial de otras veces que ha actuado aquí?
R: Muchísimos. Valladolid siempre me ha arropado con una calidez increíble desde que empecé. Recuerdo un concierto en el Teatro Calderón, donde la gente cantaba cada palabra con una entrega que me emocionó profundamente. También en anteriores fiestas, en la Plaza... Siempre me llevo algo de aquí.
P: Si tuviera que elegir una canción de 'Casa mía' para que el público vallisoletano la hiciera suya, ¿cuál sería y por qué?
R: Todas.. estoy segura que sabrán entrar y fundirse a la altura. Cada uno elegirá la suya.
P: Para terminar: ¿qué le diría a quienes van a llenar la Plaza Mayor el sábado esperando cantar con usted?
R: Que vengan con el corazón abierto, que se dejen llevar, que la música nos una por encima de todo. Yo voy a entregarme entera, y solo espero que vivamos una noche inolvidable, de esas que se guardan en la memoria y en el alma para siempre.
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