Así ven Valladolid los turistas: más allá de una ciudad de paso

Desde la Oficina de Turismo de la capital revelan los puntos que más gustan, los lugares y datos que más sorprenden y el perfil del visitante que llega a la ciudad del Pisuerga

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Así ven Valladolid los turistas: más allá de una ciudad de paso
Turistas, durante una visita guiada en Valladolid. Foto: R. P.
El autor esRebeca Pasalodos Pérez
Rebeca Pasalodos Pérez
Lectura estimada: 5 min.

Valladolid, a menudo, se asoma al imaginario de los viajeros como una ciudad de paso. Piensan antes de llegar que no hay tanto para ver como en otras ciudades históricas castellanas, quizás sobria. Pero la realidad, según nos cuentan quienes la visitan, es que acaba siendo una revelación. "No me esperaba esto de Valladolid" y "qué limpia está la ciudad", son las frases que resuenan con más fuerza entre los pasillos de la Oficina de Turismo, un claro indicio de que Valladolid es una sorpresa, y de las buenas.

Jorge Febrero, coordinador de Welcome Valladolid, receptivo turismo y docente del Gregorio Fernández del Ciclo de Guía, información y asistencia turística, desvela a TRIBUNA las impresiones de primera mano de los visitantes: esos comentarios sinceros que no aparecen en las estadísticas, pero que pintan el retrato de una ciudad en plena ebullición turística.

Los espacios más demandados por los turistas

Cuando un turista pone pie en Valladolid, hay ciertos hitos que marcan su camino. Desde Turismo lo confirman: "Lo más demandado son los puntos clásicos".

La Catedral, con su visita guiada a la Torre, se alza como uno de los reclamos principales y es "muy demandada". Al contrario de lo que, a veces, pensamos los propios vallisoletanos, la valoración de esta visita es muy positiva, tal y como revela la puntuación que los turistas dan de ella en reseñas de Google, con una nota de 4,3 sobre 5, con comentarios como "la catedral me sorprendió bastante, sobre todo por su historia y por lo inacabada que está" o "sorprendida de lo que me ha gustado la visita a la torre".

El Palacio Real sumerge a los visitantes en la historia a través de la visita teatralizada 'La Memoria del Palacio'. La Academia de Caballería abre sus puertas, revelando su majestuosidad en visitas guiadas que permiten explorar su interior. Y si de arte hablamos, el Colegio de San Gregorio y Palacio de Villena, que albergan el Museo Nacional de Escultura, son paradas obligatorias, verdaderas joyas que deslumbran a cualquiera. La Universidad de Valladolid también permite el acceso en días lectivos y es otro de los puntos preferidos de los visitantes.

Por supuesto, las iglesias de Santa María de la Antigua, San Pablo y San Benito atraen las miradas de quienes llegan a la ciudad. También interesan los puntos singulares como el Pasaje Gutiérrez, la Plaza del Viejo Coso y el Mercado del Val, que ofrecen una perspectiva diferente de la vida vallisoletana.

Para quienes no tienen tanto tiempo para pararse a profundizar en el patrimonio, la visita Valladolid Histórico es "muy demandada duplicándose e incluso triplicándose las visitas por la afluencia de personas", explica Jorge. Se trata de un recorrido exterior por el patrimonio monumental que no entrar en los espacios pero permite echar un vistazo a todos los imprescindibles de la ciudad. Y por supuesto, la Plaza Zorrilla, ese epicentro desde donde suelen comenzar muchas visitas y que se erige como "un rincón espectacular". Con la reciente incorporación de las letras de VALLADOLID, el entorno de la Caballería y Casa Mantilla se ha convertido en "uno de los espacios para fotos y selfies obligatorios para los turistas", especialmente de noche con su iluminación.


Turistas haciéndose un selfie en las letras de VALLADOLID. Foto: R.P.

Rincones y datos que sorprenden al visitante

Si hay una constante en el feedback de los turistas, es la sorpresa. "Valladolid sorprende siempre positivamente", explica Jorge. El comentario de "no sabía que tenía tanto para ver" es uno de los más habituales entre quienes pisan por primera vez la ciudad. Esta reacción es un eco del asombro que la ciudad genera.

El Museo Nacional de Escultura es, sin duda, lo que "más les sorprende", indica Jorge. "Sobre todo, ya impacta lo que es la fachada y luego también el interior". Su grandeza y la calidad de sus colecciones dejan a todos boquiabiertos.

El entorno de San Pablo -que abarca la Plaza de San Pablo, la Plaza de Federico Wattenberg y, en general, San Gregorio- es otro gran impacto. "Mucha gente que viene de fuera y no ha visto primero la catedral cree que San Pablo es la catedral porque es lo más llamativo", nos cuenta el experto, quien destaca el "impacto" que genera este conjunto monumental.

El Alcazarejo, un "recinto defensivo" ubicado "dentro de la oficina de turismo de San Benito", es un hallazgo "bastante desconocido" incluso para los propios vallisoletanos, que, al ser descubierto, "les sorprende mucho".

Los datos históricos también calan hondo. Sorprende saber que Valladolid ostenta la "primera plaza mayor rectangular de España". El relato de la Controversia de Valladolid es otro hecho que fascina al visitante, así como el dato del "gran número de escritores conocidos por el público en general que han nacido o vivido en Valladolid", como José Zorrilla o Miguel Delibes, como naturales de la ciudad, o Miguel de Cervantes, Quevedo y Góngora, entre los que fijaron su residencia durante algunos años en la ciudad.

Finalmente, los eventos particulares de la capital y la provincia son una grata sorpresa. La gastronomía, con el Concurso Internacional de Pinchos y Tapas, y la imponente concentración invernal de "Pingüinos" en enero, que es "la concentración invernal más grande del mundo", son ejemplos de la vibrante agenda vallisoletana que atrapa a muchos. Incluso aquellos que vienen por eventos específicos suelen aprovechar para hacer alguna visita, ya que "en los programas de los eventos se suele incluir siempre algún tipo de visita".

Radiografía del viajero: de Madrid, País Vasco y más allá

¿Quién visita Valladolid? Los "principales núcleos emisores" son claros: Madrid y el Norte, "sobre todo, País Vasco". Sin embargo, el Jorge Febrero traza un retrato de "dos perfiles de turistas muy diferentes".

El turista madrileño se define como "turista solo de visita y quizás ya más de paso". La cercanía y la alta velocidad han transformado su visita. "Vienen mucho a pasar el día. Vienen, recorren la ciudad, comida ligera y se van", lo que ha disminuido la pernoctación madrileña.

Mientas, el turista vasco, por el contrario, suele planificar estancias más largas, "mínimo viene el fin de semana". Demuestra un gran interés por la gastronomía de calidad y, según las impresiones del guía "sí que tiene un gasto turístico mayor, por ejemplo, que en madrileño".

En cuanto al turismo extranjero, "se ha incrementado mucho", confirma. Los franceses e ingleses son los más numerosos, seguidos por un pequeño porcentaje de alemanes. Curiosamente, aunque vecinos, el número de visitantes portugueses es menor, a pesar de un "pequeño incremento" en los últimos dos años. Este desequilibrio con los países limítrofes llama la atención en la Oficina de Turismo.

En definitiva, Valladolid se erige como un destino que no grita, sino que susurra sus encantos, revelándose poco a poco hasta conquistar a quien se permite explorarla. Es como un libro antiguo que, al abrir sus páginas, desvela historias, arte y sorpresas que transforman una visita de paso en una experiencia memorable.

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