Ni se muere padre ni cenamos
Menudo panorama. Alegría anda desgarrada, abochornada y decepcionada. A la pobre Yolanda le va a estallar la cabeza, lo que, aunque sea en sentido figurado, sería una gran pérdida para la humanidad. No sé yo cómo nos las vamos a arreglar sin la alegría de Pilar y sin la privilegiada mente de nuestra ministra de Trabajo. Esperemos que no llegue la sangre al río, que tenga razón Tezanos, aunque sea por una vez, y que todo esto de Cerdán sea un montaje. Dice el gran gurú de la demoscopia que no nos precipitemos, a ver si al final resulta ser otra conspiración de la ultraderecha, de los jueces, de los periodistas y de la UCO, que "están intentando buscar dinero y no sé si lo encontrarán".
Tezanos siempre da en el blanco, así que no acabo de entender cómo Sánchez no convoca otras elecciones para jodernos el verano y con esos siete u ocho puntos de ventaja que le da el CIS al PSOE, vuelve a dejar a Feijóo con un palmo de narices. Pero bien pensado, para qué arriesgarse. Mejor seguir impulsando todas esas políticas progresistas que además de hacer de España un país cada vez más igualitario, solidario, inclusivo y ecológico, la han convertido en un cohete, una moto o una locomotora, según la metáfora que ustedes prefieran.
Aunque igual lo de locomotora no es lo más oportuno estos días, y eso que estamos en la edad de oro del ferrocarril en España. Dicen algunos conspiranoicos que los trenes son un desastre. Y lo achacan al Ministerio, antes de Fomento y ahora de Transportes. Tal vez porque en estos siete años lo ha dirigido primero José Luis, un diplomado en magisterio que trabajó tres meses en un colegio antes de saltar a la política y que según una de esas amigas que "se enrolla que te cagas", no sabe ni usar el Word. Luego Raquel Sánchez Jiménez, abogada en Casteldefells, localidad en la que hay una estación de tren de cercanías y de media distancia. Y finalmente Óscar Puente, que no sé si sabe mucho de redes ferroviarias, pero domina las sociales y es un gran experto en robos de cobre. No hay comando de la ultraderecha dedicado al sabotaje que se la pueda dar con queso.
Ni a él ni a María Jesús Montero, que también se ha pispado de lo del sabotaje y de la complicidad de Ouigo en el boicot. Los gabachos van dejando trenes parados en las vías para que los de Renfe no puedan pasar, a ver si así los turistas, hartos de tener que dormir en los trenes, se van de vacaciones a Francia. Todo es un complot. Bueno, salvo lo de esos tres, que nada tienen que ver con el PSOE, pero a la vez han traicionado a su partido. Pero tranquilos, que Pedro está dispuesto a aguantar, por nuestro bien, lo que haga falta. Y como le ha dicho varias veces a Feijóo, los dos años que quedan de legislatura se le van a hacer muy largos.
Así que, para salvarnos de la ultraderecha, va a convertir el Gobierno en ese refrán del enfermo rodeado por su familia, que dice que "ni se muere padre ni cenamos". Y está dispuesto a seguir haciendo como si gobernase, a transitar por una legislatura entera, no ya sin aprobar unos presupuestos, sino sin siquiera presentarlos, incapaz de aprobar ni una ley y sostenido por unos socios que como Yolanda están muy enfadados, muy indignados y piensan que esto es gravísimo. Tanto que cualquier día de estos se van, a seguir aferrando a sus cargos y ministerios, que dos años más, buenos son.
Además, por qué privarnos de todo lo que pueden hacer en dos años Óscar Puente por los trenes, Sara Aagesen por nuestras redes eléctricas, la sonriente Isabel Rodríguez para conseguirnos viviendas asequibles, Elma, la amiga de Santos y Chivite, para garantizar nuestras pensiones o Sira Rego, nutricionista y experta en dietética por nuestros niños y jóvenes. Hay que darles las gracias por su perseverancia y su abnegada disposición a seguir en el puesto pese a la que está cayendo. Y algunos de ellos con tales quemaduras en las manos que podrían pedir la baja indefinida.
Y sabiendo todo esto, que son verdades como puños, todavía hay quien se empeña en pedir la dimisión de Pedro Sánchez. Gente sin cerebro, indigentes intelectuales, como ese tal Javier Cercas al que el otro día le permitían decir cosas en El País que sonrojarían a cualquier buen socialista, como Óscar López por ejemplo, que está muy orgulloso de cómo ha actuado el presidente, porque "no le ha temblado el pulso". Ni a él, ni a la UCO, ni al Supremo. Dice Cercas que lo de negarse a dimitir porque eso equivaldría a entregar el Gobierno a la extrema derecha, implica reconocer que Sánchez está gobernando sin el apoyo de la mayoría social.
Y eso le resulta inquietante, porque, según él, en democracia debería gobernar el que cuenta con el respaldo de la mayoría, le pese a quien le pese. Y que preferir "que gobiernen los nuestros", aunque estén en minoría, implicaría pensar que la izquierda es más importante que la democracia. Y claro, no está de acuerdo, porque dice que la izquierda no puede creer en la democracia sólo a ratos y sólo si le beneficia. Será retorcido... Bueno hasta aquí se lo podríamos tolerar, la ignorancia es muy osada.
Lo que no tiene un pase es que se atreva a decir que Sánchez miente cuando se presenta como un antídoto contra la ultraderecha. Porque según Cercas, Junts es un partido no sólo de derecha, sino de ultraderecha, y que "haber hecho de ese partido un puntal básico del Gobierno fue el error original de la legislatura, lo que la volvió casi impracticable desde el primer día". Y además dice que Sánchez miente también cuando asegura que PP y PSOE son partidos incompatibles, contrapuestos y antagónicos. Porque por mucho que la líen cada vez que se juntan en el Congreso, resulta que pactan en Bruselas todas las políticas que nos afectan como europeos. No sé quién será este Javier Cercas, pero huele a resentido o a fascista.
Así que no hay que preocuparse. Seguiremos disfrutando un par de años más de este estado del bienestar en el que a los únicos que les sube el sueldo es a los pensionistas y en el que no hay quien encuentre casa o consiga cita en el médico. Dos años más en los que los trenes seguirán vagando sin horarios ni destino, de caos en la red eléctrica, en los aeropuertos y en general en todas nuestras infraestructuras. Aunque si yo fuera Sánchez, aprovechando el récord de recaudación, y por si acaso se muere padre y hay que acabar cenando en el economato de Soto, dedicaría con urgencia un buen dinero a mejorar y dotar de todas las comodidades a nuestro sistema penitenciario