Los espíritus de Fuensaldaña

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Los espíritus de Fuensaldaña
Blacklladolid.
El autor esJavier Calles-Hourclé
Javier Calles-Hourclé
Lectura estimada: 3 min.
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Todo comenzó hace cinco años, a finales de septiembre, cuando la noche equilibra posiciones en la eterna batalla que libra con el día, antes de su victoria invernal. Al principio fueron pequeñas expediciones y, finalmente, lo invadieron todo. Llegaron las cámaras, los carteles, los libros y la alfombra negra por la que un torrente de espectadores y ponentes invadió la sombría morada de los plañideros espíritus que vagaban tras las frías murallas del castillo. Así, desde 2021, los Pérez de Vivero ya no son señores de Fuensaldaña, ni siquiera en forma espectral. César I el Calvo y Dolores la Mística han tomado posesión del enclave vallisoletano; instaurando una nueva y poderosa dinastía literaria que aspira a extender sus fronteras.

Por quinto año consecutivo, Blacklladolid, el certamen literario ideado por Dolores Redondo y César Pérez Gellida, ha regresado al escaparate cultural nacional. Esta vez, con una propuesta difícil de rechazar: literatura y gastronomía; que durante los pasados 17 al 21 de septiembre dispuso un sobresaliente menú literario a cargo de los escritores Carlos Zanón, Leonardo Padura, Carmen Mola, Luz Gabás, Mikel Santiago, Manuel Vilas, Santiago Posteguillo y Fernando Aramburu. Y en el improbable caso de que algún comensal quedase insatisfecho, colmó la mesa con especialidades gastronómicas a cuenta de José Miguel Mulet, Mikel López Iturriaga, Javier Peña y —mi favorita y colega, por esa afición de estaquear bichos al fuego que me persigue desde la Argentina— Anaí Meléndez.

La vocación de superación de Blacklladolid no es impostada, es una convicción. En su última edición, alcanzó 248.345 visualizaciones en streaming y un total de 2 millones de usuarios en redes sociales, con 10 millones de reproducciones acumuladas, colocándolo como el certamen de literatura nacional de mayor crecimiento. Tampoco es un accidente, sino el resultado de una empresa que se erige sobre sillares tan sólidos como los que sostienen al propio castillo que lo acoge. Plataforma sobre la que lanzará su próxima edición entretejiendo literatura y moda.

A menudo se repite que la cultura no vende o que la gente ya no lee. Blacklladolid ha demostrado que es posible cocinar un producto cultural que deleite a todos los paladares. La receta es tan simple como extraordinaria. Primeras plumas de las letras, del nivel de Arturo Pérez-Reverte, Jorge Fernández Díaz, Julia Navarro, Javier Sierra, Lorenzo Silva, Espido Freire, Eduardo Mendoza, María Dueñas, Fernando Aramburu y Santiago Posteguillo, por nombrar algunos, junto a referentes de prestigio en cada una de las temáticas propuestas. Granjearse la confianza de instituciones y empresarios. Fidelidad a la idea original: hacer el certamen al que Dolores y César les hubiese gustado ir y apostar por un equipo de comunicación sobresaliente, con presentadores de nivel nacional como Moisés Rodríguez, Raquel Martos y María Ramos.

No los he olvidado. Este último párrafo está dedicado a ellos, a quienes suelen pasar desapercibidos al público. Un ejército silencioso que habita las entrañas del castillo, detrás de las cámaras y lejos del escenario, compuesto por técnicos, operadores y asistentes. Almas que miman a los invitados y que hacen que los espectadores tengan una única preocupación: disfrutar de un evento a la altura de los ponentes que por allí pasan y la altura que Valladolid y la literatura en español se merecen. Parecen invisibles, pero los he visto deslizarse con sigilo envueltos en negros ropajes. Son ellos, los espíritus de Fuensaldaña.

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