Tanto como nos cuesta el gobierno y su ejército de asesores, creo que mil trescientos y la mitad al servicio exclusivo de Pedro Sánchez y, o son unos mantas o Pedro les presta la misma atención que un gato a una lechuga, en cualquiera de los dos casos, nos salen a criadilla y media. No hay nada más caro que pagar por algo que no vale para nada. Y si fueran solo los asesores. Cuentan que lo dijo el insigne de D. Emilio Romero cuando algún ministro le echó en cara haberse llevado a un arevalense a Madrid con el cometido de cuidarle las plantas que tenía en su despacho del diario Pueblo "pues no sé por qué lo dice, al fin y al cabo no tiene tanta importancia, me he traído a un paisano de mi pueblo, que entiende de plantas, para que me la cuide, hace de jardinero con sueldo de jardinero, peor es que haya ministros con sueldo de ministro y haciendo menos trabajo que mi jardinero" y no le pasó nada -oye tú- para que luego digan que con Franco se vivía peor.

Yo creo que, si se invirtiera el dineral pagado a asesores en cursos para el conocimiento de retórica tautológica dirigidos a ministros y ministras, y algún que otro socialista bocachanclas, que no son pocos, y fueran más atentos y aplicados que con sus asesores, nos libraríamos de la repetición de las mentiras, bulos y tostones que nos endiñan a la menor y a la mayor.

Ejemplos a montones, enumerarlos no cabría en un folio por ambas caras. De los últimos, a par que los encaminados para funcionar como cortina para ocultar las fechorías de Begoña Gómez, David Sánchez, Álvaro García, y otros tantos y tantos ejemplares de la ejemplar fauna socialista, están los relacionados con la compra de la voluntad de un forajido con miles de millones de todos los españoles regalados a Cataluña.

Entre ellos los esputados por la supervicepresidenta María Jesús Montero y repetidos por la portavoz socialista en Castilla y León Patricia Gómez. Cuesta creer que siendo más zoquete que el tarugo de una sequoia se pueda llegar a ministro o a portavoz parlamentario, pero es que hay gente que de tanto repetir y repetir, te inclinan a pensar que no es que lo hagan con malas intenciones y para reírse del personal, es que son así de brutos.

Hay una serie literaria, con cientos de libros, titulada "para dummies" en los que tratan de explicar de la forma más sencilla posible, temas que en realidad resultan bastante complejos. Dummy, es una palabra inglesa que, en su traducción más suave significa principiante o inexperto y con menos delicadeza bobo, tonto, lelo o menguado y que debería dedicar un ejemplar a explicar lo que sucede cuando a una comunidad autónoma se le perdona una deuda millonaria, resultado del despilfarro, dirigido a lumbreras como la supervicepresidenta y la portavoz, y de paso a tanto memo como desgraciadamente abunda entre gentes que las escuchan y se lo creen.

Yo voy a intentarlo con un ejemplo práctico, para que lo entiendan quienes todavía no se hayan enterado o al menos tengan la mosca detrás de la oreja, a aquellos que no tengan remedio o practiquen la fe del carbonero, mejor darles por perdidos.

Todo individuo, con la mollera medianamente amueblada, sabe que donde se saca y no se mete, se vacía y que, si se quiere llegar a fin de mes, hay que administrar bien, que a veces, ni así se consigue, que un país se administra igual que una economía doméstica o una comunidad de vecinos, con cifras mucho más altas y más partidas, pero en esencia, con el mismo método, intentar que los ingresos superen a los gastos, o al menos los igualen, tratando de evitar tener que endeudarse.

Pues bien, imagínense una comunidad de vecinos donde existe el que muchas veces no falta, el jeta que hace más uso de los servicios comunes que los demás y que no paga las cuotas, no porque no pueda, si no, precisamente por eso, porque es un jeta y sabe que sus convecinos tienen difícil cobrarle en un país con un gobierno progresista, donde la ley defiende al sinvergüenza y al delincuente en contra de los intereses del ciudadano honrado y respetuoso, y que además tiene cogido por los cataplines al presidente de la comunidad, que es un cobarde vendido. Este individuo vive en el último piso, el quinto y carga el ascensor cada dos por tres, porque tiene montado algún tinglado por el que necesita subir y bajar con frecuencia, cargas cuyo peso roza el límite admisible del ascensor. Además, tienen una piscina comunitaria que no solo disfrutan él y su familia, si no que invita a familiares y amigos y donde ha conseguido que el presidente instale un kiosquillo de alimentos y bebidas para los asistentes, donde, mientras los demás consumen cerveza de barril y sándwiches de fiambre y mortadela, él, y su familia y amigos, se ponen ciegos de jamón, cerveza especial y vino de renombre, y por supuesto pide que se lo apunten a la cuenta que no piensa pagar, es tan jeta que hasta carga gastos por compras y servicios propios a la comunidad, y más, y más, y más. Bueno pues un buen día se convoca una junta, y en el orden del día figura que se va perdonar la deuda a un vecino porque su cuantía suma tal cantidad que puede convertirse en impagable, se imaginan a quien, pero que tranquilos, que para no discriminar se les perdonará a todos, a todos los que no deben nada y a todos los que deben algo, o sea, a todos, y que además se van a suprimir las cuotas del trimestre siguiente, también a todos. Lo que no se cuenta es que tal acuerdo supondrá pedir un préstamo para hacer frente al pago de proveedores que, si no cobran, no atienden, aumentando la deuda comunitaria que ya existe y no es floja. Tampoco que, a partir del tercer mes sabático de cuota, las siguientes van a pegar una subida que les va a hacer temblar, pero no se preocupen, que las nuevas cuotas serán para todos, solo que el jeta no pagará, y pasado un tiempo, si no se cambia de domicilio o lo expulsan, pedirá la repetición de la jugada ¿Les suena a algo lo expuesto?

Por eso señora vice y señora portavoz, los presidentes de varias Comunidades Autónomas, incluido algún socialista, no quieren que les perdonen la deuda, porque saben que lo que se ahorren de momento, acabarán pagándolo con creces sus ciudadanos en el futuro, y muchos ciudadanos también lo saben, no todos son tan tontos como para tragarse sus patrañas, y llevan tiempo sufriendo su despilfarro y los favores a quienes les mantienen en el poder y se lo cobran a placer, mediante un aumento constante de impuestos que, como ya tienen difícil inventarse nuevos conceptos impositivos, aumentan los existentes y no deflactan el IRPF, lo que, unido a la inflación, está ahogando a la clase media, que es la que soporta la mano rota del gobierno. Los ricos siempre pagarán menos porque se defienden con ingeniería fiscal y financiera, y los pobres y desgraciados, cuya existencia a Vds. les viene como anillo al dedo, no pagan porque no pueden, así que el efecto es hundir la clase media que, no nos quepa duda, es la que sostiene la democracia, cárguensela y el futuro será más que borrascoso.

No pensaba hacer mención, pero no he podido resistirme. Vi el domingo pasado el boicot a la vuelta ciclista y solo pude concluir que fue de vergüenza, como de vergüenza y de asco fue oír a Pedro Sánchez que el noble pueblo español se manifestó contra un genocidio y a favor de una causa justa, en lugar de decir que la ultraizquierda se manifestó a favor de unos terroristas. Si la manifestación se hubiera celebrado a favor de la justicia y en contra de la corrupción en su partido, hubiera dicho que los manifestantes eran ultraderechistas, sin importarle que ninguna de las dos afirmaciones fuera una mentira, lo que cuenta es que creen que la actuación de unos energúmenos les sirve para ocultar sus vergüenzas y mejorar en las encuestas, se piensa que nos vamos a creer que los niños gazatíes le importan algo más que un bledo, sin embargo, produce tristeza que algo de razón tengan, que haya gente que trague con sus falacias y mentiras. Si la manifestación hubiera sido pacífica, respetando el evento y a los deportistas, hubiera sido merecedora de respeto, pero así no, así produce hastío y repugnancia.

Ora vergüenza, que se implantaran medidas de seguridad de tal magnitud que ni siquiera fueron empleadas en la celebración de cumbres mundiales. Que un batallón de policías y guardias civiles no haya sido capaz de evitar el boicot y los disturbios dice muy poco en favor del ministerio del sr. Marlaska, de un gobierno que seguramente ordenó actuar, pero poquito. Vergüenza la de un partido que alienta actos contra un país, que debería ser amigo, con el fin de mejorar en las encuestas, y de un gobierno que, no cabe duda, ha alentado y seguramente está detrás de la organización y probablemente financiado, directamente, a través de chiringuitos apesebrados, o por cualquier otro medio. Vergüenza de emplear recursos policiales, para no hacer nada, mientras ladrones, ocupas, violadores y hasta asesinos, hacen de las suyas por falta de vigilancia.