La octava edición, dirigida por Emilio Revilla, rendirá homenaje a los 25 años del disco Sufrimiento y al mítico bar Bola 8, epicentro cultural de la escena
Una mañana en el Prado
Me subí al tren AVE en Valladolid a los 7 y 18 minutos, abrí el libro Homenaje a Barcelona de Colm Tóibín y cuando me quise dar cuenta había llegado a Madrid Chamartín. El reloj no llegaba a las ocho y media. Cogí otro tren hasta Atocha y un autobús hasta el Museo del Prado. Tenía tiempo, hasta las diez no abren el museo. Pasear por el Paseo de Prado y disfrutar de su entorno a esta hora de la mañana es una gozada. Allí, a lo lejos, ya se divisa la Fuente de Neptuno…
¡Que ganas de ver la exposición de Paolo Veronese! Son 106 obras las que componen la exposición y hay que tomárselo con calma. Veronese fue un artista precoz, su primera obra la pintó a los 17 años, a los 20 ya realizó su primera obra maestra, La Consagración de la Magdalena, una pintura ya insuperable. Un placer carnal se obtiene cuando se contempla esa mirada en sombra de la madre al hijo que resulta conmovedor.
Hijo de un cortador de piedra, tuvo Veronese especial relación con los arquitectos de la época. Aquí, en la exposición, arquitectura y pintura se dan la mano. Escenario y personajes componen un todo en la pintura de Veronese. Cuando te paras delante de un cuadro se tiene la sensación de que estás contemplando una escena teatral.
Todos los personajes aparecen en primer plano, como si estuvieras en la fila uno de un teatro. Sus coloridos, la delicadeza de sus trazos, el suspense dramático de su composición inspira en el visitante cenas y banquetes. Un cuadro maravilloso es La cena en casa del fariseo. Este cuadro desafía tu imaginación, y tu percepción se alborota por un instante y logra recrear un mundo desaparecido.
Muchos cuadros de la exposición fueron encargados por monasterios. Los personajes que aparecen en estos cuadros tienen una riqueza de colores y una indumentaria que marcan el esplendor de esa época en Venecia. La paleta de colores de Veronese es impresionante. En los banquetes aparecen todas las virtudes de la época: la belleza de los ropajes, las telas suntuosas, y el entorno; la sociabilidad y el lujo de las clases altas son aquí reflejadas de manera única y bellísima. Dibujante excepcional, estos bocetos al óleo que estoy viendo posiblemente son los más antiguos que se conocen.
Los rituales son marca de la casa. Por primera vez se usan cubiertos en la mesa y Veronese lo pinta de manera efectiva. Esa experiencia humana compartida entre los que aparece en los cuadros y la mirada del espectador, entre el artista y tú implican por tu parte de toda tu inteligencia y una voluntad de implicación que se agradece.
Falta mucho todavía por ver, pero uno sale de la exposición agradecido. Tienes tiempo hasta el 21 de septiembre.
La muestra reúne 21 piezas seleccionadas, incluida la obra ganadora, y podrá visitarse hasta el 14 de septiembre con entrada gratuita
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