El escudo de piedra más grande del mundo está en Valladolid

La fachada de la iglesia de Santa María Magdalena esconde un colosal blasón del siglo XVI vinculado a Pedro de la Gasca

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El escudo de piedra más grande del mundo está en Valladolid
Fotos: patrimonioactivocyl
El autor esEva Martínez Miguel
Eva Martínez Miguel
Lectura estimada: 2 min.
Última actualización: 

Valladolid es una ciudad de detalles. De fachadas sobrias, de iglesias que no siempre reclaman atención a primera vista y de secretos que solo se revelan a quien camina despacio. Uno de los más sorprendentes se encuentra en la iglesia de Santa María Magdalena, donde un gigantesco escudo de piedra preside la fachada principal sin alardes... pero con un récord mundial a cuestas.

Situada en la calle Colón, a escasos metros de la Facultad de Medicina y del Museo de Colón, la iglesia de la Magdalena alberga lo que está considerado el escudo de piedra más grande del mundo visible en el exterior de un edificio. Una pieza monumental que convierte a este templo en una referencia singular no solo del patrimonio vallisoletano, sino también del panorama artístico internacional.

El imponente blasón pertenece a Pedro de la Gasca, una de las figuras más relevantes del siglo XVI. Diplomático, eclesiástico y pacificador del Virreinato del Perú, regresó a Valladolid tras una intensa trayectoria política y religiosa con la intención de dejar una huella duradera en su ciudad natal. Y lo consiguió.

Un símbolo de poder tallado en piedra

Pedro de la Gasca promovió la construcción de la actual iglesia sobre una antigua ermita medieval y confió el proyecto al prestigioso arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón, uno de los grandes nombres del Renacimiento español. Entre 1566 y 1570, en plena efervescencia artística, se levantó un templo sobrio, elegante y cargado de simbolismo.

El escudo ocupa prácticamente todo el cuerpo central de la fachada. Su tamaño no es casual: responde a una clara voluntad de representación. Ricamente decorado con elementos heráldicos, el blasón muestra las armas personales de De la Gasca y está rodeado de motivos ornamentales que reflejan su poder, su linaje y su estrecha relación con la Iglesia y la monarquía. Es una declaración en piedra, pensada para perdurar.

A pesar de los siglos transcurridos, la calidad escultórica sigue siendo evidente. La piedra conserva detalles minuciosos que hablan del trabajo preciso de los canteros y del cuidado puesto en una obra concebida para impresionar… aunque hoy, pase desapercibida para muchos viandantes.

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