El pabellón de Pedrajas de San Esteban huele a deporte, a vida y a algo que es muy difícil de describir: a ilusión. Un sueño de un padre que comenzó a hace casi una década en Alicante y que hoy se ha convertido en la alegría de su vida: competir con su propio equipo en la Segunda División Nacional de Powerchair Football.

Todos los viernes por la tarde, Fernando Sanz, al encenderse las luces del polideportivo, ilumina no sólo un espacio de entrenamiento sino también la vida de los miembros de su equipo. El Pedrajas Powerchair Football, ideado en 2023 y creado oficialmente en 2025, representa más que el deporte, enseña una forma de vida a personas que no lo han tenido fácil.

Los orígenes: "Papá, este es mi deporte"

Esta historia comenzó en 2016, lejos de la localidad de Pedrajas, durante unas vacaciones en Alicante. Fernando buscaba que su hijo, Héctor Sanz, pudiese jugar un deporte adaptado a su discapacidad motora. Esto era complicado, nada conseguía motivar a su hijo, hasta que el fútbol despertó la chispa de Héctor. "Llamé al presidente del primer equipo de Powerchair Football de España, ('Furia', en Alicante), y me dijo que llevase a mi hijo", señala Fernando a TRIBUNA.

Al terminar el entrenamiento, el pequeño Héctor se acercó a su padre y le dijo una frase que cambiaría todo: "Papá, este es mi deporte". "Yo no había visto a mi hijo tan feliz en la vida", confiesa Fernando. En aquel momento apenas había equipos ni competición. No fue hasta 2019 cuando se creó la Liga Nacional de Powerchair Football (ACPFE). Por esa razón aquel día en Alicante se colocó la primera piedra.

De un sueño a ser el primer equipo de Castilla y León

Cuatro años después, en 2023, Fernando decidió hacer historia y creó un club de Powerchair en su pueblo, Pedrajas de San Esteban. "En 2023 empezamos a entrenar, pero no ha sido hasta este año cuando se ha hecho oficial", explica Fernando. Él mismo es presidente del club, entrenador y jugador.

El equipo ha comenzado a competir en noviembre en la Segunda División Nacional de España. Según cuenta Fernando, aún no cuentan con las mejores sillas para competir y han jugado con sillas eléctricas del día a día, a las cuales incorporan unas protecciones de hierro en la parte delantera para golpear un balón de 33 cetímetros.

Un impacto social que va más allá del deporte

Cuando se le pregunta sobre cómo reaccionó el pueblo o la ciudad de Valladolid, Fernando no duda: "Ha sido un escaparate enorme, esto no sólo es un deporte, también es inclusión e igualdad, nos sentimos más parte de la sociedad". La Diputación de Valladolid también se ha volcado con el club, ofreciéndoles transporte y apoyo logístico para poder participar en la competición. Pero Fernando tiene otro sueño: "Sería increíble que fuésemos presentados en el estadio José Zorrilla y ver la bandera del equipo y de Pedrajas en el estadio".

Viajar y competir: "Un sueño hecho realidad"

Para Fernando y sus jugadores, competir por primera vez este año ha sido más que una experiencia deportiva. "Pasar de no tener nada a competir en Segunda División Nacional... Es un sueño", remarcó varias veces Fernando, visiblemente emocionado.

El fin de semana del 22 y 23 de noviembre, el Pedrajas Powerchair Football viajó hasta Parla para disputar los primeros encuentros de la liga. Fernando admite que está "muy orgulloso del equipo y de lo vivido". Durante la jornada ganaron por 3-0 en su debut a Kemen (un equipo de San Sebastián). Después de este encuentro no consiguieron volver a ganar pero según Fernando "lo que disfrutaron y aprendieron los chicos no tiene precio". En un partido ajustado cayeron por 1-2 ante la Selección Nacional de Portugal. Después vinieron las derrotas más duras, 6-0 ante Tiburones SS12 y 8-0 ante el Barcelona PFC, los dos equipos más fuertes, que aspiran a ascender a Primera División.

Fernando cuenta que el equipo compite con sillas antiguas, que tan sólo alcanzan los 6km/h, que frente a las profesionales Strike, diseñadas para competir, se quedan muy cortas. Aún así, plantan cara a todos los rivales.

Historias que cambian vidas

Fernando no habla de sus jugadores o compañeros, habla de la que se ha convertido en parte de su familia.

Juanma tiene 68 años, y sufrió un ictus que lo dejó sin ilusión. Según cuenta Fernando, Juanma es el jugador más longevo de la liga ACPFE. Tras el ictus, la vida de Juanma se apagó hasta que Fernando llamó a su puerta y le invitó a acercarse al pabellón. Juanma llegó con su silla de paseo y sin ilusión, pero algo lo cambió todo. Al ver a Héctor, el hijo de Fernando, sonreír mientras jugaba al fútbol, le transmitió toda su alegría: "En ese momento, Juanma volvió a sentir vida, le dio fuerzas y volvió a tener ganas de disfrutar".

En el equipo también juega Chuchi, tiene 45 años y es de Segovia. Reservado en su vida y tímido, acudió, al igual que Juanma, a probar y conocer esto del Powerchair. "Desde ese día, sueña con tener su propia silla eléctrica para competir, y esto le ha cambiado la vida", subraya.

Todos los viernes de 16.30 a 17.30 horas los jugadores acuden con ilusión al pabellón a disfrutar de lo que les ha cambiado la vida. No solo entrenan, también disfrutan de un espacio de convivencia, de liberación y de amistad. "Aquí todos hacemos deporte. Nos olvidamos de hospitales y problemas, venimos y todos juntos ganamos, perdemos y aprendemos, pero siempre juntos. Este es el verdadero motor de esta historia", explica.

Mirando al futuro

El equipo volverá a competir el 30 de mayo en Pamplona y, según Fernando, tienen bastantes opciones de estar en lo más alto de la clasificiación: "Tenemos tres finales por delante. Si ganamos todos los partidos, quedaremos terceros". Gracias a las nuevas sillas que esperan recibir pronto, Fernando confía en que serán clave para competir en igualdad contra el resto de equipos con las mismas condiciones.

El mensaje de Fernando al mundo

Fernando tiene una cosa clara, el Powerchair es un deporte en crecimiento, confía en la creación de nuevos equipos y espera que se dé una mayor visibilidad a equipo y a historias como las de sus jugadores y a aquellas personas con discapacidad que sueñan con practicar un deporte: "Animo a todos que vengan a vernos, a que conozcan este deporte. Cualquiera que tenga una silla eléctrica y quiera probar, que venga. Esto cambia vidas y no pido mas que eso, que vengan y lo vean".

Mientras dice esto, Fernando no solo habla como entrenador del equipo, sino también como padre de un chico que, de niño, le dijo que este era su deporte y que siente que les ha cambiado la vida a ambos. Como presidente del club, Fernando, de un pequeño pueblo vallisoletano, está escribiendo poco a poco una historia que va más allá del fútbol, que cambia vidas y que transmite al mundo ilusión e igualdad.