Sesión 2ª taller de escritura creativa: El fuego y la palabra

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Sesión 2ª taller de escritura creativa: El fuego y la palabra
El autor esRuth Pindado
Ruth Pindado
Lectura estimada: 5 min.

Toda historia nace de una chispa: una imagen, una frase, un recuerdo. Algo que, aún sin estar preparado, despierta la curiosidad de una forma especial. Aquí aprenderemos a reconocer ese primer destello y a no dejar que se apague. La escritura empieza donde otros miran y no ven.

¿Qué pretendemos hoy?

Detectar y conservar la chispa inicial; transformar una intuición en un material aprovechable. Buscar en la 'nada' la inspiración: un clavo, un picaporte, la radio, una sartén, el volante de un coche, etc.

Las fuentes de la inspiración (imagen, gesto, rumor, noticia) serán el detonante. Mediante unos ejercicios de recogida rápida de ideas que pueden surgir a tu alrededor provocaremos a las musas para que se aproximen. La idea inicial nimia, cuasi absurda será generadora de la futura historia; una imagen vale más, o va a valer, que mil palabras: cómo no desperdiciar la primera página.

¡Atrévete!

Nos vamos a apoyar en Julio Cortázar y en un fragmento de su Historia de cronopios y de famas, escrita en 1962, en concreto en "Instrucciones para subir una escalera".

Créeme si te digo que en aproximadamente 40 o 45 minutos tendremos superada esta primera sesión más activa y dinámica cuyo objetivo se va a centrar en despertar la creatividad a través del humor y la experimentación con el lenguaje cotidiano.

Lectura del texto recomendado:

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón.

Cada uno de estos peldaños, formados como se ve de dos elementos, se sobreentiende que uno se sube apoyando el pie en la parte horizontal y alzando el cuerpo hasta alcanzar la parte siguiente, que ya se encuentra a unos treinta centímetros más arriba, donde de nuevo se repite el movimiento hasta llegar al final.

Como puedes observar Cortázar convierte un gesto cotidiano en una ceremonia absurda y poética a la vez. El texto rompe la lógica funcional del lenguaje y juega con la ironía de las instrucciones como un hecho trascendental para el resto de la historia. Nos invita a mirar el mundo con una curiosidad renovada. ¡Aquí está nuestro reto!

Propongo un ejercicio creativo, responde:

  1. ¿Qué efecto produce el tono de "manual de instrucciones"?
  2. ¿Por qué el autor elige explicar algo tan simple con tanta solemnidad?
  3. ¿Qué nos enseña sobre la mirada del escritor?

Ahora:

Escribid vuestras propias "instrucciones para…" sobre una acción cotidiana (hacer café, vestirse, bostezar) con tono poético o absurdo.

→ Extensión sugerida: 10 líneas.

→ Reto adicional: usad tres comparaciones inesperadas.

Ampliación: si quieres crecer más, estudiad la obra de Julio Cortázar, en concreto os propongo Una guía para leer a Julio Cortázar, de Camilo Hoyos.

Nota: id archivando todos los textos en una carpeta, numeradlos para no perder cada paso dado.

Otra propuesta:

1. Minutos de fuego: elegid 3 de estas imágenes y describid la escena que os sugieren, dedicad a cada una entre 5 y 7 minutos, pero no paréis de escribir.

2. La frase que sobra: anotad 15 frases que os han llamado la atención en la semana; elegid una y haced una historia corta (300–500 palabras) que la justifique. No os de miedo el surrealismo, el absurdo o la hipertextualidad.

3. El ruido que cae: escuchad 5 minutos de ambiente (mercado, estación, parque) y escribid una apertura inmediata. Una vez que la tengáis transfórmala en tres:

- Sobria
- Impactante
- seria

Ejemplos:

Imagen: una maleta cerrada en la playa. Inicio posible: "La maleta no era suya, pero la abrió con movimientos que conocía como quien recita un padrenuestro."

Frase-gancho: "no fue el tiempo, o no fue solo eso." Historia: cuenta por qué. Inicio por sonido: "No era el primer claxon, pero supo que ese era el del adiós."

A mi me resulta fundamental centrarme mucho al sentarme a escribir, en ocasiones lo consigo en el más absoluto de los silencios, en otras, una buena música de fondo, la distracción de una obra pictórica o escultórica despierta mi imaginación, por ello os dejo aquí alguna propuesta.

 

Autor

 

Clave Cortaciana

 

Julio Cortázar

 

La esencia de lo absurdo.

 

Joan Miró

 

Juego, infancia reinventada.

 

John Cage-4,33

 

El silencio como evento

Acompañamiento artístico

 

Arte

 

Obras recomendadas

 

Relación

 

Música

 

Miles Davis o Chet Baker: jazz

 

Estimulan ritmo emocional. La paradoja. Objetos que piensan.

 

Pintura

 

René Magritte: Los amantes, El

 

 

La realidad disfrazada.

 

 

 

hijo del hombre, Esto no es una pipa.

 

Giorgio de Chirico: las musas

 

Escenarios silenciosos donde algo va a ocurrir.

 

En cualquier sitio y con cualquier cosa podemos despertar a las musas.

Cierre de sesión:

Y así, después de una hora larga en la que nos dedicamos a encender chispas como quien colecciona luciérnagas en los bolsillos, podemos decir que algo ha cambiado. Quizá sea apenas un pliegue en el aire, un ruido que antes no estaba o una palabra que decidió quedarse a vivir entre los dedos. Da lo mismo: lo importante es que ahora lo ves.

Porque hoy practicamos ese arte secreto de los cronopios: tomar lo habitual por sorpresa. Subimos una escalera que conocíamos de memoria y la encontramos extranjera; escuchamos el ruido de un mercado como si fuera la respiración de una criatura dormida; miramos una maleta, un claxon, un picaporte, y sospechamos que estaban tramando algo y que son, o pueden ser, el momento culmen de la vida de alguien.

Si todo salió bien -y si no también-, te vas de aquí con un pequeño incendio portátil. Una chispa que no hace ruido, pero insiste. Tal vez mañana, mientras haces café o te abrochas los cordones, ella te dé un codazo. Y entonces sabrás que comienza la historia.

Porque escribir, ya lo vimos, no es otra cosa que prestar atención a lo que nadie más ha visto titilar.

Así que cierra tu cuaderno como se cierran los buenos libros: no para terminar, sino para seguir rumoreando por dentro. Llévate tus frases, tus imágenes, tus ruidos. Archívalos. Dales de comer. Déjalos que se conviertan en algo inesperado.

Y recuerda -esto sí es importante- que toda historia empieza en el gesto mínimo de volver a mirar.

Hasta la próxima sesión, donde seguiremos, con la mayor seriedad posible, haciendo lo más serio que puede hacerse: jugar.

 

 

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