José Sacristán cautiva en el Teatro Calderón de Valladolid contándonos sus vida y la de Fernando Fernán-Gómez
El hijo de la cómica
José Sacristán cautiva en el Teatro Calderón de Valladolid contándonos sus vida y la de Fernando Fernán-Gómez
Hoy estás aquí y mañana no estás. Ser o no ser. Vivir es un misterio. Fernando Fernán-Gómez ya no está, pero José Sacristán sí. Que esté muchos años más. Esta noche, está en el Teatro Calderón de Valladolid contándonos su vida y la de FFG. Nos cuenta un tiempo, que ahora, mientras lo estamos viendo, parece que fue ayer, pero hace una eternidad que pasaron.
Entre la infancia y la vejez solo hay un paso. Eso lo saben bien los que pasan de los 80 años y alguno de 70. La presencia sosegada, sin maldad de Sacristán en contraposición a la de Fernando que era mucho más sarcástica y sutil, hace de El hijo de la cómica un ejercicio de melancolía. Momento para recordar a padres, hermanos y abuelos. Historias de guerra y hambre y miseria.
De pasar a cobrar 18 pesetas como actor en la Republica a cobrar 10 pesetas con Franco porque lo digo yo. De poder pensar por sí mismo, a pensar lo que dice el Régimen. Y si eres hijo natural, como era el caso de Fernando, átate los machos. En Madrid bombardeaban a la hora de salir la gente de los teatros. La memoria de los españoles es digna de análisis. El pueblo que olvida su memoria está obligado a repetirla.
Estaba allí Sacristán estupendo en las tablas del teatro y el sentir general era de admiración. El tío ha llegado hasta aquí sin perder un pelo de su cabellera y todavía se permite el lujo de hacer disfrutar a la parroquia. Porque está hablando todo el rato de Fernando Fernán-Gómez, pero todos estamos viendo a José Sacristán, no lo puede evitar. Sacristán se come al personaje. Una desventaja para mi gusto.
Que FFG cautivaba en la media y larga distancia, nadie lo duda. Actor, escritor, director y no sé cuántas cosas más disfrutó de la vida y de la noche de Madrid como pocos.
La inteligencia se hereda de la madre y de las abuelas. La madre y la abuela de FFG están presentes continuamente en El hijo de la cómica. Su padre, también pero cuando le conoce de refilón, el hijo no siente ni frío ni calor. Pequeño, calvo y regordete no se reconoce en él, un tío espigado, pelirrojo y con mucho éxito en el teatro y en la vida.
Nuestra vida ha sido definida como una sala de espera. Hay muchos que todavía echamos de menos a FFG, muchos que le queríamos y le echamos de menos. Actores y directores como él son necesarios para "abrimos los ojos" y nos iluminen.
Eso es lo que han estado haciendo FFG y José Sacristán desde que nacieron.
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