Galileo Galilei

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Galileo Galilei
Fotografías: Gabriela Torregrosa.
El autor esSonsoles Sánchez-Reyes Peñamaria
Sonsoles Sánchez-Reyes Peñamaria
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Galileo Galilei (1564-1642) fue un físico y astrónomo italiano que propició la revolución científica durante el Renacimiento. Se le considera padre de la ciencia moderna, porque introdujo el método científico de observación, experimentación y establecimiento de hipótesis, desafiando la idea de que el conocimiento se obtenía por reflexión.

Galileo Galilei nació en Pisa, Toscana. Astrónomo, filósofo, matemático y físico, estuvo interesado en casi todas las ciencias y artes. Era el hijo mayor de los seis nacidos del matrimonio entre Giulia Ammannati y Vincenzo Galilei, que hizo importantes contribuciones a la teoría y práctica musical y pudo experimentar con Galileo en 1588-1589 la relación entre el tono y la tensión de las cuerdas. Igual que su padre, fue un buen intérprete de laúd. A principios de la década de 1570 la familia se mudó a Florencia, donde los Galilei habían vivido generaciones. Galileo asistió a la escuela del monasterio Camaldolese de Vallombrosa, y consideró seriamente el sacerdocio. En 1581, en la Universidad de Pisa comenzó sus estudios de medicina por insistencia de su padre. En 1585 abandonó la universidad sin obtener un título, y varios años dio clases particulares de matemáticas en Florencia y Siena

En Florencia, bajo la protección de la familia Médicis, estudió el comportamiento de los objetos en el agua. Diseñó una balanza hidrostática para pesar pequeñas cantidades y escribió el tratado 'La pequeña balanza', que circuló manuscrito. En 1588 fue rechazado para la cátedra de matemáticas en la Universidad de Bolonia. Dio dos conferencias en la Academia Florentina, un prestigioso grupo literario, sobre la disposición del mundo en el Infierno de la Divina Comedia de Dante. Teoremas sobre los centros de gravedad circulados manuscritos le valieron el reconocimiento de los matemáticos y el mecenazgo del noble Guidobaldo del Monte, autor de estudios sobre mecánica. Obtuvo la cátedra de matemáticas en la Universidad de Pisa en 1589.

Allí, según su primer biógrafo Vincenzo Viviani, Galileo subió a la torre inclinada para demostrar que la aceleración de la gravedad no dependía de la masa del cuerpo que caía, como afirmaba la física aristotélica. Cogió dos bolas de distinto peso y desde lo alto de la torre las soltó. Ambas colisionaron contra el pavimento simultáneamente. Sus estudios sobre la caída de los cuerpos sentaron las bases sobre las que Newton fundaría la física clásica. En esta época comenzó sus dos décadas de estudios sobre el movimiento, y escribió De motu, una obra aún precientífica en el sentido moderno, que cuestionaba la física aristotélica, adoptando un enfoque arquimediano. No publicó el tratado hasta diez años después, porque contenía errores que, aunque pequeños en comparación con las aportaciones, habrían atraído críticas de aristotélicos.

Eso lo hizo impopular entre sus colegas, y en 1592 no se renovó su contrato. Ganó la cátedra de matemáticas en la Universidad de Padua, donde también enseñó geometría, mecánica y astronomía, desde 1592 hasta 1610, e inventó un compás de cálculo para resolver problemas prácticos matemáticos. Allí conoció a Marina Gamba, con la que nunca se casó, quizá por problemas económicos, pero tuvieron tres hijos: Virginia en 1600, Livia en 1601 y Vincenzo en 1606. Por su nacimiento ilegítimo, Galileo consideró que la única alternativa para sus hijas era la religiosa y ambas profesaron a edad temprana en el convento de San Matteo de Arcetri, donde permanecieron toda su vida. Vincenzo fue legitimado como heredero de Galileo y se casó con Sestilia Bocchineri.

Como cabeza de familia (su padre había muerto en 1591) Galileo necesitaba dinero. Su salario era insuficiente y para complementarlo instruía a estudiantes internos adinerados en temas como la fortificación. También vendió una brújula de su invención. En 1606 construyó el termoscopio, precursor del termómetro. Para 1609 concluyó que la distancia recorrida por un cuerpo es proporcional al cuadrado del tiempo transcurrido (la ley de los cuerpos que caen), y que la trayectoria de un proyectil es una parábola, contradiciendo la física aristotélica.

En primavera de 1609 supo que en los Países Bajos habían inventado un instrumento que mostraba cosas distantes, e hizo un catalejo de tres potencias con lentes de gafas. Aprendió a pulir lentes y produjo telescopios cada vez más potentes. En agosto de ese año presentó un instrumento de ocho potencias al Senado de Venecia (a cuya república pertenecía Padua). Fue recompensado con el carácter vitalicio de su plaza y la duplicación de su salario, siendo uno de los profesores mejor pagados de la universidad. 

En otoño de 1609, comenzó a observar los cielos con instrumentos que aumentaban hasta 20 veces. Fabricó el primer telescopio astronómico que no deformaba los objetos como los anteriores y gracias a una lente divergente daba la imagen en la orientación correcta.

En diciembre dibujó las fases de la luna a través del telescopio, mostrando que no es una esfera perfecta y su superficie no es lisa, como se pensaba, sino rugosa y desigual, desmontando la cosmología aristotélica: la diferencia entre la región terrenal corrupta y los cielos perfectos e inmutables. En enero de 1610 descubrió cuatro lunas que giraban alrededor de Júpiter. El telescopio mostraba más estrellas que las visibles a simple vista, revelando la constelación de Orión, los cúmulos de estrellas, las fases de Venus o las manchas solares. Galileo recogió sus descubrimientos en el libro El mensajero sideral, dedicado a Cosimo II de Medici, Gran Duque de Toscana, a quien había instruido en matemáticas varios veranos, y nombró a las lunas de Júpiter, en honor a los Médicis, Sidera Medicea, 'Estrellas Mediceas'. Fue nombrado matemático y filósofo del gran duque, y en otoño de 1610 regresó a su tierra natal.

En 1610, Galileo observó los tres primeros satélites de Júpiter y los más grandes: los satélites galileanos, que en principio había pensado que eran estrellas. Los nombró Júpiter I, II, III y IV, según su cercanía al planeta. En la actualidad se conocen como Ío, Europa, Ganímedes y Calisto. También nombraría las auroras boreales.

En diciembre de 1610 vio que Venus pasa por fases como la Luna, lo que contradecía la astronomía de Ptolomeo y confirmaba las teorías de Copérnico. Descubrió que Saturno tenía un anillo que lo rodeaba. Las lunas de Júpiter demostraron que tenía que haber más de un centro de movimiento en el universo, y las fases de Venus mostraron que gira alrededor del Sol, y por implicación, Mercurio

A principios de 1616, se prohibieron los libros de Copérnico y el cardenal jesuita Roberto Belarmino le ordenó no sostener que la Tierra se mueve.

Galileo debatió con Christoph Scheiner, jesuita alemán y profesor de matemáticas, la naturaleza de las manchas solares. Scheiner, buscando salvar la perfección del sol, argumentó que las manchas solares son satélites del Sol. Galileo argumentó que las manchas están sobre o cerca de la superficie del Sol. Galileo entró en una controversia sobre la naturaleza de los cometas tras la aparición de tres cometas en 1618. En El Ensayador, publicado en 1623, expuso el nuevo método científico.

El cardenal Maffeo Barberini, amigo y mecenas de Galileo una década, fue nombrado Papa Urbano VIII cuando el libro iba a imprenta, y éste fue dedicado al nuevo Papa. En 1624, Galileo fue a Roma y tuvo seis entrevistas con Urbano VIII. Le contó su teoría de las mareas, prueba de los movimientos anuales y diurnos de la Tierra. El Papa le autorizó a escribir un libro, pero le advirtió que tratara la teoría copernicana solo de manera hipotética. El libro Diálogo sobre los dos principales sistemas del mundo, ptolemaico y copernicano se terminó en 1630. Escribiendo un prefacio en que afirmaba que estaba escrito hipotéticamente, el libro superó la censura y apareció en Florencia en 1632.

En la conversación deDiálogo entre Salviati (que representa a Galileo), Sagredo (el profano inteligente) y Simplicio (el aristotélico), Galileo argumentó la teoría copernicana, pues sus observaciones, demostrando que el Sol ocupa el centro del Sistema Solar y no la Tierra, como se creía, le llevaron a defender el heliocentrismo de Copérnico y enfrentarse a Aristóteles al afirmar que la Tierra es un planeta que orbita alrededor del Sol.

El Papa encomendó a una comisión examinar el libro, que concluyó que Galileo no había tratado la teoría copernicana de manera hipotética. Galileo fue convocado a Roma en 1633. Durante su primera comparecencia ante la Inquisición, se enfrentó al edicto de 1616 que prohibía discutir la teoría copernicana. Como defensa, Galileo presentó una carta del cardenal Belarmino, fallecido, en la que solo le advertía no defender la teoría.

La Iglesia le condenó por herejía, pues contradecía que el ser humano y la Tierra son el centro del universo. Detonante del proceso fue la carta que escribió en 1613 a su alumno Benedetto Castelli en la que decía que ciertos pasajes de la Biblia no debían interpretarse literalmente al no cuadrar con la teoría copernicana. Los enemigos de Galileo enviaron copias inexactas de esta carta a la Inquisición en Roma, y ​​él tuvo que mandar el texto exacto. Dominicos florentinos denunciaron a Galileo en Roma, y ​​Galileo fue a defenderse. Antes de ir, facilitó la carta a su amiga la Gran Duquesa viuda Cristina para demostrar que, excepto por un ejemplo, no interpretaba la Biblia, tarea reservada a los teólogos. 

Aunque Galileo afirmó que el Vaticano había manipulado la misiva, la Inquisición lo acusó de sospecha grave de herejía y lo condenó a cadena perpetua. El 23 de junio de 1633, de rodillas ante sus juzgadores, debió pronunciar en público: "Yo Galileo Galilei abandono la falsa opinión de que el Sol es el centro del Universo y está inmóvil, y que la Tierra no está en el centro del Universo y que se mueve. Abjuro, maldigo y detesto dichos errores". Lo hizo para librarse de la muerte, y se dice que al marchar susurró por lo bajo: 'Eppur si muove' ('y, sin embargo, se mueve'), refiriéndose a la tierra alrededor del sol). Aunque no hay evidencia de que dijese dichas palabras.

Nunca estuvo en un calabozo ni fue torturado; durante el proceso de la Inquisición permaneció principalmente en la casa del embajador de Toscana en el Vaticano y brevemente en un apartamento en el edificio de la Inquisición. Después del proceso, pasó seis meses en el palacio de Ascanio Piccolomini, arzobispo de Siena, amigo y mecenas, y luego en arresto domiciliario en una villa cerca de Arcetri, en las colinas de Florencia, hasta su muerte. Su hija Virginia (la hermana María Celeste, monja en un convento cercano), fue su gran consuelo hasta su prematura muerte en abril de 1634, manteniendo asidua correspondencia. Su hija menor Livia, en el convento hermana Arcángela, sufría trastornos nerviosos y la muerte de su hermana le fue muy dolorosa ya que se sintió sola en clausura sin vocación.

La visión de Galileo se fue deteriorando hasta la ceguera, debido probablemente a sus observaciones astronómicas. Trabajaba con un joven discípulo, Vincenzo Viviani, que estaba con él cuando murió el 8 de enero de 1642.

El gran duque de Toscana, Fernando II, quiso que fuera enterrado en el cuerpo principal de la Basílica de la Santa Croce florentina, junto a las tumbas de su padre y otros antepasados, en un mausoleo de mármol. Pero el papa Urbano VIII y su sobrino, el cardenal Francesco Barberini, lo prohibieron porque Galileo había sido acusado de herejía. Fue enterrado en una pequeña habitación junto a la capilla de los novicios en el extremo de un pasillo. En 1737 sus restos fueron trasladados al cuerpo principal de la basílica a un monumento. Su hija Virginia está enterrada con él.

Viviani es autor de la biografía de Galileo titulada Racconto istorico della vita di Galileo, que toma forma de carta al príncipe Leopoldo de Médicis, siendo publicada en 1717, 14 años después de morir el propio Viviani. El texto resalta la humanidad, el amor al estudio y la abnegación del gran científico.

El 31 de octubre de 1992 el papa Juan Pablo II rehabilitó a Galileo, retirándole la excomunión, y pidió perdón por la condena de la Inquisición, casi 360 años después.

Fotografías: Gabriela Torregrosa.

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