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Mdina y Rabat, las joyas ocultas y medievales de Malta

Mdina y Rabat, las joyas ocultas y medievales de Malta
Nómadas Ocasionales
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Malta es un pequeño país en medio del mar mediterráneo que se convierte en un destino ideal para una escapada internacional y que contiene dos ciudades que parecen una sola. Mdina y Rabat son dos ciudades juntas pero dos mundos diferentes y una visita imprescindible para el viajero que se plantee Malta como uno de sus próximos destinos.

Mdina es una ciudad amurallada, fuertemente protegida a la que sólo se puede acceder a pie. Desde fuera, parece inexpugnable, una fortaleza impenetrable, un acceso inasequible. El interior guarda una pequeña urbe monumental, donde cada metro cuadrado guarda enormes porciones de arte e historia, donde cada centímetro está bellamente decorado.

En este lugar destacan lugares como la Catedral de San Pablo, el Palacio del Arzobispado, la iglesia de San Roque, el Priorato Carmelita y el Palacio Falson.

Tras caminar por esta ciudad y recorrer sus murallas y las vistas que éstas ofrecen a kilómetros alrededor, nos dirigimos a la vecina Rabat. Para llegar a ella, tan sólo hay que cruzar la puerta griega de Mdina y comenzar a caminar por la calle San Pablo.

Rabat, aunque también monumental, destaca por la belleza de su conjunto, de sus miles de rincones curiosos y la vida en sus calles. Sin embargo, cabe destacar lugares como la capilla de Santa Magdalena, iglesia de San Pablo y la iglesia de San Cataldo con sus catacumbas que te transportan varios siglos atrás.

Así que, si estás planteando Malta como uno de tus futuros destinos, no dejes de apuntar estas dos ciudades. Si nunca te has planteado visitar Malta, es hora de comenzar a hacerlo.

 

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