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Jorge Merchán, violonchelista vallisoletano: "He tocado en los mejores auditorios de China, además de Viena, Berlín o Japón"
Desde sus primeros pasos en su ciudad natal, se ha formado en París, Zaragoza, Varsovia y Santiago hasta llegar al país asiático, donde empezó dando clases y ahora forma parte de la Suzhou Chinese Orchestra
Salió del barrio de Parquesol, de lo que podríamos llamar 'la parte alta' de Valladolid. Casi de modo profético, Jorge Merchán (Valladolid, 1993) ha vivido sus aún 30 años de vida sin miedo a las alturas o, como se diría ahora, sin miedo al éxito. Llegó al mundo de la música con solo seis años y de forma natural entendió que ese era su sitio: con un violonchelo en la mano y con una orquesta alrededor con la que crear magia a través del sonido. Ha pasado por París y Polonia, y en España por Zaragoza y Santiago de Compostela, hasta que llegó, inesperadamente, su gran oportunidad en China. Este joven virtuoso, que es capaz de hablar en español, francés, inglés, un poco de alemán, un poco de polaco y chino, es el único occidental en la Suzhou Chinese Orchestra, un potente proyecto sinfónico nacional que trata de salvaguardar la tradición musical del gigante asiático y que ha llevado a Jorge a tocar en los mejores auditorios del mundo.
PREGUNTA: ¿Cómo le llegó el interés por la música? ¿Tuvo siempre vocación?
RESPUESTA: No demasiado, yo soy de familia normal, no hay músicos en mi familia, pero desde pequeño yo tenía que hacer algo por las tardes y lo típico, sobre todo, en la época en la que yo nací, en el 93, todos teníamos que apuntarnos a alguna actividad extraescolar. Yo nunca fui muy de deportes así que mi madre desde el principio dijo 'vamos a probar con la música' y desde muy pequeño, desde los 6 años, empecé a tocar aquí.
P: ¿Empezó en Valladolid?
R: Estuve en una academia seis meses. Empiezo música y movimiento y luego me hacen elegir un instrumento y yo elijo el violonchelo, pero aquí en Valladolid doy muy poquito. Luego mi familia se traslada a París durante tres años y estuve allí en el conservatorio, donde empecé a estudiar regularmente, ya no tanto como un niño que juega, sino ya estudiando todas las clases de coro, lenguaje musical, solfeo, etc. Allí estuve como hasta cuarto de primaria. En 2003 vuelvo a Valladolid y hago la prueba de acceso al conservatorio. Desde 2003 hasta 2012 estoy aquí estudiando en Valladolid y después en la Universidad estudio en el Conservatorio Superior de Música de Aragón, en Zaragoza.
P: Ya desde muy jovencito tiene un gran bagaje vital y también dentro de su formación en la música.
R: Tengo más bagaje porque, por ejemplo, el Erasmus me fui a hacerlo a Polonia. Luego, después de volver aquí para el último año en Zaragoza, que fue cuando me gradué en 2016, volví a Polonia para otro posgrado y luego volví a Santiago a hacer un máster en Especialización Orquestal, porque yo tenía muy claro siempre que me quería dedicar al mundo de las orquestas. Desde pequeño, en un montón de orquestas, en bandas de aquí de Valladolid fue donde yo fui viendo que a mí lo que me gustaba de la música era esa sensación de comunidad, de pertenencia, e hice ese máster allí en Santiago que incluía una beca para estar tocando con la Real Filarmonia de Galicia durante un año en categoría de academista, que es como becario, y luego ya me fui a China a trabajar como profesor en 2018.
P: ¿Cómo surge la opción de irse a China?
R: Por páginas web de buscar trabajo. Yo estaba recién graduado, tenía 25 años, echando papeles en un montón de cosas, tratando de preparar oposiciones, haciendo pruebas de orquesta y esto me surgió al mes de acabar el máster en Santiago. Era para ir a trabajar de profesor de violonchelo a una academia en Hangzhou, muy cerca de Shanghái. Y claro, yo dije 'pues un año, me voy a China y mira qué bien'. También me motivó tener mi propia clase de alumnos, estar allí con clases de uno a uno, como se suele hacer en la música.

Jorge Merchán con la Suzhou Chinese Orchestra. TRIBUNA
P: ¿Y el idioma?
R: El idioma todo en principio en inglés. Pero una vez llegué, claro me vienen niños de seis años, de diez, me vienen adultos... y yo tengo que desarrollar un poco mi propio idioma. Pero eso me permitió coger muchísimas herramientas, porque al final yo lo que hago es enseñar un instrumento. Y eso es mucho de corporal, de escuchar, de entender. Ese primer año, aprendí muy poquito chino. Luego, ya visto a que me iba a quedar más, aprendí a hablar chino propiamente.
P: ¿Cómo surge la oportunidad de la Suzhou Chinese Orchestra?
R: Después de dos años en la academia, estaba haciendo pruebas en algunas orquestas y gané la plaza en la Suzhou Chinese Orchestra. Ahí llevo desde 2020 tocando en todos los mejores auditorios de China y es lo que me ha llevado pues a tocar en Berlín, en Viena, en Japón, etc. La orquesta la traducción propiamente del chino sería 'nacional', 'folclórica' o 'tradicional' y prácticamente la totalidad son instrumentos chinos, como el erhu, guitarras chinas, instrumentos de viento, que son como las tres grandes familias, y luego tenemos violonchelos y contrabajos, que es algo que me atañe a mí, porque no hay el equivalente en China de esos instrumentos tradicionales, entonces para tener una sección de graves en las cuerdas, hay 'chelos' y contrabajos.
P: ¿Cómo fue la adaptación, especialmente siendo el único occidental?
R: No más allá de la curiosidad del primer año. Al principio fue un choque grande, porque yo por ejemplo venía de la academia de Hangzhou, que busca profesores europeos para dar violín, piano, violonchelo. Aquí estoy un poco fuera de mi ambiente total. Pero al final me ha hecho aprender muchísimo de toda la cultura china.
P: ¿En su orquesta tocan piezas clásicas o universales, por decirlo así, pero con instrumentos chinos?
R: Eso lo hacemos muy poco y es más como un capricho, una curiosidad, porque la cosa es que, en la historia de la música china, el concepto de agrupación de orquesta sinfónica que tenemos en Europa desde el barroco, en China no existía. Eran agrupaciones más pequeñas, camerísticas. A través del colonialismo, del comercio, ya en el siglo XIX, China quiere tener su propio sinfonismo. Se empieza a tocar con los instrumentos europeos, violines, flautas, clarinetes… y se empiezan a establecer ya desde principios del siglo XX orquestas sinfónicas en China, pero claro, se toca repertorio de fuera y también de compositores que están componiendo música china pero con los estándares occidentales. Por eso, se trata de buscar un desarrollo de sus propias agrupaciones y a los instrumentos tradicionales para que no se queden abandonados.
P: ¿Cómo funciona ese concepto de orquesta sinfónica china en la que usted toca?
R: Si una orquesta tiene normalmente 10 erhus, se pone una sección de 30, divididos en tres secciones, como si fueran unos violines primeros, violines segundos y violas. Y los instrumentos de viento, en vez de poner la flauta travesera occidental, se pone la flauta de bambú china. Así se empieza a experimentar en todo el siglo XX y se empieza a establecer este tipo de agrupación más como desde los 50. La cosa es que no hay repertorio para esta agrupación, porque los repertorios que existen son para agrupaciones pequeñas y esta es una agrupación con bastante envergadura. Ahora ya se empieza a desarrollar, sobre todo en estos últimos años, a través de comisiones, de las propias orquestas, de fundaciones y de las instituciones públicas, que los compositores compongan para esta orquesta.
P: ¿Y cómo se está desarrollando ese repertorio? ¿Cómo suena la música que ustedes tocan?
R: La orquesta las encarga propiamente, porque Suzhou, la ciudad donde yo vivo, es un poco la capital de la música tradicional china y hasta nuestra orquesta que se creó hace cinco años no había como una gran orquesta representativa de toda esta zona. Por eso mi orquesta busca promocionar a compositores para generar nuevo repertorio, porque al final la música que tocamos no suena a folclórica, no suena a tradicional. Es música clásica contemporánea, simplemente tocada en instrumentos chinos. Suena a lo que puede ser un siglo XX europeo, un Shostakovich, un Stravinsky, cosas un poco más experimentales como un Weber o un Messiaen.
P: Esta experiencia le está permitiendo crecer enormemente, ¿cuáles han sido sus mejores experiencias?
R: El haber tocado en el Musikverein de Viena, que es el auditorio del concierto de Año Nuevo, o en el auditorio de la Filarmónica de Berlín, que es el sumun. Tocar también en los auditorios de Shanghái, que a mí es una ciudad que me apasiona, o en el Teatro Nacional de Pekín de las Artes Escénicas. A mí es eso lo que más me llena, poder estar en una orquesta en la que viajo por todas estas zonas y toco al final en los mejores auditorios de Europa, de Asia. Bueno, en España ya toqué en el Teatro Real con la Orquesta de la Universidad, de hecho, de aquí de Valladolid, cuando tenía 18 años. Y en la Real Filarmonía de Galicia, que estuve trabajando todo ese año. Además, en esta orquesta también me han dado la oportunidad de hacer mi primer concierto como solista de concierto de orquesta y violonchelo con erhu solo.
P ¿Le gustaría volver a España?
R: Lo tengo en mi objetivo. Sí que es verdad que aquí en España, en general en Europa, conseguir una plaza de orquesta es muy complicado. Es mucha competencia, mucho nivel y se trata de estar en el sitio adecuado en el momento adecuado.

Jorge Merchán en la calle Santiago de Valladolid. Foto: Sergio Borja
El punto de vista de Ágreda, colaborador de TRIBUNA, sobre la obra que se puedo ver en la sala LAVA de Valladolid
Se trata de una obra clave para entender la historiografía vallisoletana y la vocación intelectual del siglo XIX
El sonido del disco mezcla lo antiguo y lo contemporáneo, manteniendo el estilo inconfundible de Lévid