Laura de la Fuente, una carrera impulsada por el sol

La joven científica vallisoletana ha participado en el Bridgestone World Solar Challenge, un reto mundial en el que 40 coches solares compiten recorriendo Australia de norte a sur

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Laura de la Fuente, una carrera impulsada por el sol
Laura de la Fuente, preparada para conducir el Green Thunder.
Rebeca Pasalodos Pérez
Rebeca Pasalodos Pérez
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Podríamos hablar de que la luz es vida, de que hace a los árboles a crecer, por ejemplo, o de que permite la creación de vitamina D en el cuerpo humano. También de que es fuente de energía o, siendo técnicos, de que recorre casi 300 mil metros al segundo. Pero es que la luz del sol, además, tiene la capacidad de impulsar carreras, aunque suene extraño. Es el caso de Laura de la Fuente (Valladolid, 2001), una joven cuya carrera de Física le llevó a participar en un proyecto para la elaboración de un coche movido únicamente por energía solar. Una iniciativa estudiantil que tiene como fin llegar a otra carrera, también impulsada por el sol: el Bridgestone World Solar Challenge. Un desafío mundial en el que decenas de vehículos solares, creados por estudiantes, recorren Australia de norte a sur. Un reto en el que participó el Green Thunder, el coche solar en el que trabajó la joven científica vallisoletana.

Laura de la Fuente salió del barrio de la Victoria, jugó al balonmano en el HandVall e, incluso, estuvo en la selección juvenil de Castilla y León en el CESA 2019, antes de viajar a Groninga (Países Bajos) para hacer sus estudios superiores. Concluida su carrera, entró a formar parte del Top Dutch Solar Racing, un proyecto financiado por su universidad y desarrollado por una asociación de estudiantes, en el que, durante un año y medio y dentro de un equipo multidisciplinar de 27 personas, ha estado desarrollando un vehículo solar que ha participado en el Bridgestone World Solar Challenge disputado en Australia el pasado mes de octubre. Un reto en el que competían otros 40 autos de todo el mundo y en el que equipo de Laura, no solo completó los más de 3.000 kilómetros sin recargas, sino que, además, concluyó en sexta posición.


Laura en el proceso de desarrollo del vehículo.

"En lo que consta el proyecto es en juntar a un grupo de estudiantes multidisciplinares. Yo estudio Física, pero hay gente que ha estudiado Ingeniería Eléctrica, Marketing, Comunicación, etc. Y lo que hacemos, cada dos años, es construir un coche que está propulsado por energía solar únicamente. Lo hacemos nosotros desde cero, buscando a los patrocinadores. Construimos todo con nuestras manos, con lo que podemos encontrar, lo que nos puedan prestar o lo que encontremos por aquí. Estamos como un año y medio haciéndolo y luego hay un reto que se llama el Bridgestone World Solar Challenge, que es un desafío mundial en el que nosotros con el coche que hemos construido, vamos a Australia y lo conducimos desde norte a sur", explica.

Características del coche

El Green Thunder (o Trueno Verde) del equipo de Groninga tiene "toda la parte superior cubierta por paneles solares, porque hay regulaciones", cuenta Laura, única española del equipo. "Tenemos un máximo de cuatro metros cuadrados en los que podemos poner de paneles solares", apunta. Lógicamente, el vehículo, al estar impulsado por energía solar, tiene la capacidad de obtener energía mientras se conduce. "Nosotros tenemos un equipo de estrategia que calcula la velocidad óptima a la que puedes ir, para que no te quedes sin energía, pero a la vez puedas ir lo más rápido posible", indica.


El Green Thunder.

"En nuestro coche tenemos implementado, además, el freno regenerativo. Tenemos dos: uno mecánico, que es como uno del coche normal, y el regenerativo, que si frenas con él, ganas energía", añade. Más allá de las regulaciones que impone la propia carrera, hay margen para ser "un poco creativo". El Green Thunder mide "en torno a cinco metros de largo el coche, y como uno y pico de ancho. Tiene cuatro metros cuadrados de paneles solares y tiene solamente motor eléctrico". Además, "es coche es cuatro ruedas, aunque sí que hay algunos en competición que son tres", detalla. Por otro lado, aparte de solo construir el coche, los equipos buscan "innovar en paneles solares, en el motor eléctrico o la batería" que utilizan. "Este año sí que se ha utilizado una batería en algunos coches que ha sido muy innovadora. Los paneles solares, por ejemplo, que nosotros tenemos, han sido los primeros del mundo que se han utilizado porque son un tipo especial", cuenta.

El reto en Australia

Hasta el país oceánico se desplazó el equipo entero junto a anteriores alumnos participantes, para un total de 40 personas dispuestas a defender el Green Thunder. "Hay que recorrer el país de norte a sur y hay cinco días para hacerlo, porque solo utilizamos las horas en las que hay luz, de 8:00 a 17:00 horas. Hay dos categorías dentro del reto: una es carrera y otra es más industrial, en la que se enseña cómo podría ser un coche que conduces por la ciudad, pero solo utilizando energía solar", detalla. Desde Darwin, en el norte, hasta Adelaide, en el sur, el equipo de Groninga participó en la carrera con su monoplaza y recorrió los 3.024 kilómetros en un reto 'non-stop', o lo que es lo mismo, sin posibilidad de hacer paradas en el horario de competición. Los integrantes del grupo rotaban para conducirlo entre varios pilotos elegidos por el equipo. Entre ellos, Laura. "Hay puntos de control. Cada vez que llegas a un punto tienes que cambiar por seguridad del conductor, ya que Australia tiene condiciones bastante extremas de calor. Se cambia cada 3-4 horas, depende de lo largo que sea ese trayecto".


El Green Thunder, desde atrás.

Así, se impuso el Infinite, del equipo alemán Innoptus Solar Team, seguido del Red X y el Nuna XII, de Países Bajos. Todos ellos con una velocidad media optimizada entre 85 y 90 kilómetros/hora. No obstante, los coches creados por estos estudiantes tienen capacidad de rodar más rápido, en cuyo caso hay que parar a recargar la batería como cualquier vehículo eléctrico normal.

Más allá de la propia competición, tanto el proyecto como el propio reto tienen un objetivo claro: "demostrar que sí que se pueden utilizar determinadas tecnologías en vehículos eléctricos o solares, que luego se puedan usar en vehículos que sean más comercializables", explica Laura, quien el curso que viene regresará a España para estudiar un Máster de Nanotecnología en Barcelona, para seguir impulsando una carrera ya de por sí brillante... como el sol.


El equipo de Groninga, en el que ha trabajado Laura de la Fuente.

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