Del viernes 18 al domingo 20 de julio, la música, el buen ambiente y el colorido llenarán la Ciudad de los Almirantes con esta segunda edición
El patio más bonito de mi calle, hoy desolado
Gimiendo y llorando y dándole vueltas a un sitio hermoso y señorial como fue el patio de entrada al Real Hospital de Mater Dei tordesillano, tras los intentos de varias Corporaciones locales para salvar un inmueble en total decadencia y abandono, cada vez que nos acercamos a su verja de entrada y por un resquicio se ve esta desolación captada por el ojo del fotógrafo.
Tantas veces se ha hablado del Hospital de Mater Dei de Tordesillas que ya sobran todas las palabras, salivillas inútiles y despreciadas, y se precisa, por ser hora ya, de hechos que hagan de él un recinto singular y amplio para dotar a este pueblo de la dotación que merece.
Mater Dei el mejor sitio de la calle en que yo me crié y donde jugué por sus estancias, recorrí las mismas contemplando la belleza de las molduras rococó o los escudos con las quinas portuguesas del Rey Don Dionís, cuya hija e infanta Beatriz creó y dotó este Hospital.
En su Iglesia dijo misa el capellán Eleuterio Fernández Torres, quien nos dejó la Historia de Tordesillas, una obra impagable para nuestro pueblo, escrita con la sencillez y humildad de un cura de almas lleno de sentimiento y afecto por su propio pueblo.
Este patio es el acceso al lugar desde su puerta principal situada en la Calle del mismo nombre; Mater Dei en cuyo lugar se abrían las dependencias particulares del Conde de la Puebla y del Maestre, titular del edificio, donde vivió él y su familia y que además fue el poderoso personaje, propietario del llamado Montico, vendido en su día a una Compañía mercantil vasca para que allí estableciera el complejo que hoy conocemos con su nombre, El Montico.
Hoy de él y su poderosa memoria no quedan ni los rabos y lo que se perpetúa a la vista de las generaciones actuales es un montón de ruinas y deterioro en el centro urbano de Tordesillas con un lugar abandonado a su suerte, esquilmado, destrozado, roto, desvencijado y saqueado que en su día fue un Hospital modélico en donde se curó a los heridos de la Batalla de Villalar.
Hoy como en la vieja canción de los Lone Star mi calle no tiene un oscuro bar y húmedas paredes, sino un lugar al que deseo fervientemente cambie su suerte y su destino de destrucción y abandono.
Sin embargo, este sitio debería ser y estar llamado y destinado a colocar en él la acción imprescindible y coordinada de dos países hermanos como son Portugal y España, salvando su memoria por el Rey Don Dionís y la Infanta Beatriz de Portugal, fundadora del mismo.