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La calle de La Rondilla que quiere mantener el espíritu del comercio de proximidad
Responsables de varios negocios de la zona analizan la situación de la actividad comercial con la reciente apertura del Mercado Municipal como aliciente
La calle Moradas, una de las arterias comerciales históricas del barrio de La Rondilla, atraviesa un momento de transición. Entre locales vacíos, dificultades de aparcamiento y la reciente reapertura del Mercado Municipal, cinco comerciantes describen una realidad compleja: un vecindario fiel pero cada vez más envejecido, una competencia creciente de los supermercados y la necesidad urgente de apoyos para evitar el cierre de los negocios y la desaparición del comercio de proximidad.
"El comercio local se está muriendo, pero el cliente de La Rondilla sigue siendo cercano"
Ana Casal, responsable de la iluminación navideña de un tramo de la calle Moradas, y con seis años de experiencia en negocios como la actual 'Pescadería Fischen Laden' (C/ Portillo de Balboa), resume la mezcla de agradecimiento y preocupación que comparten muchos comerciantes.
"El cliente de La Rondilla es fiel, siempre está ahí. Si no compra, te deja 50 céntimos. Es broma, pero es como si estuvieras en casa", explica. Sin embargo, observa que cada vez hay más persianas bajadas: "Si te fijas, hay comercios cerrados. La gente tira de supermercados y el comercio local se está muriendo. Es una pena, porque es lo que da vida al barrio".
A eso se suma la subida de precios, la falta de personal y los problemas de aparcamiento."Si aparcas en Moradas, te puede tocar la lotería", ironiza. Esas razones provocan que Ana anticipe unas Navidades "complicadas". "Necesitamos más ayudas y que se limpien más las calles", apunta.
La valentía de emprender siendo autónomo
Al otro lado de la calle, Paula Rabanillo, responsable de 'Enala Shop' (Moradas, 25), afronta la campaña navideña "con optimismo", a pesar de que solo lleva dos años al frente de la tienda. Se atrevió a dar el paso porque vio que era "una oportunidad para dar vida al barrio".
Aun así, admite la dureza del día a día: "Adaptarme ha sido complicado. Ser autónomo es difícil, pero intento que la gente siga comprando en el barrio para que este no muera". Y, como Ana, considera que la falta de ayudas provoca que los negocios cierren sus puertas: "Necesitamos limpieza, más plazas de aparcamiento y también un árbol navideño en la zona".
Sobre la apertura y la actividad del Mercado Municipal, asegura que no afecta a su negocio: "Tengo una tienda de ropa. Quizá otras compañeras lo ven de otra forma".
Nuevos negocios que se abren paso: "Quien ha venido, ha repetido"
Ana Sánchez y Carlos Arranz, responsables de la 'Carnicería Ancar' en la cercana calle Linares, 22 -esquina con Moradas-, pusieron en marcha el negocio en noviembre, pero ya notan el pulso del barrio.
"La adaptación ha sido muy buena. Quien ha venido, ha repetido", afirman ambos. De ahí que su oferta se centre en un producto casero y elaborado de forma artesanal. Es decir, con sus propias manos: "Hacemos nosotros los sanjacobos, los cachopos, las hamburguesas rellenas...".
Por otro lado, reconocen que la reapertura del Mercado Municipal no les ha perjudicado, pero comparten quejas con sus compañeros de profesión: "Las obras no han ayudado. Falta vigilancia y plazas de aparcamiento. La limpieza también es mejorable". Aun así, afrontan la Navidad "con muchas ganas y con el objetivo de venderlo todo".
36 años en el barrio: "Sin las Navidades, muchas tiendas cerrarían"
Pocos conocen la transformación de la zona como Rosa María Rodrigo, responsable de 'Congelados Tierra y Mar', con más de tres décadas de historia en la calle Moradas, 18. Aunque la situación no es ideal, no se ha planteado marcharse. "Ya me muero aquí", dice 'Rosi' entre carcajadas.
En este sentido, percibe un cambio en los hábitos de consumo: "Se está perdiendo el espíritu del comercio de proximidad. La gente prefiere ir a los supermercados". También detecta un envejecimiento de la clientela y dificultades para atraer a nuevos públicos.
Con todo y con ello, asegura que diciembre es el mes que sostiene la actividad comercial de la calle: "Si no fuera por las Navidades, muchas tiendas cerrarían". Para ella, el Mercado Municipal "ha mejorado la zona", pero insiste en un problema habitual: "Si hubiera más plazas de aparcamiento, sería perfecto. La gente viene, no aparca y se va sin comprar. Del tema de la limpieza, no tengo queja".
Una visión, desde el mercado: "Comercio hay de sobra, pero faltan clientes"
Tomás Casero, de 'Pescados y Mariscos El Faro', conoce bien ambos escenarios: estuvo tres años en Moradas y ahora centra su labor vendiendo en el Mercado Municipal. Preguntado por la zona, su visión es clara: "Es concurrida y tiene mucha oferta comercial, hay de sobra, pero sigue faltando lo más importante: clientes".
En cambio, afirma que la apertura del mercado ha beneficiado al entorno, aunque subraya que hay puestos vacíos, y la población, de hecho, condiciona las ventas: "Las compras que pueden hacer son limitadas, y los horarios del mercado influyen". También advierte que "de aquí a cinco años, el 80% de las tiendas desaparecerán" ante, además, la subida de los precios en productos que él mismo pone a la venta: "El pescado y el marisco están carísimos".
"Su potencial clientela va más allá del propio perímetro del barrio"
El concejal de Comercio, Mercados y Consumo del Ayuntamiento de Valladolid, Víctor Martín, en declaraciones a este medio, analiza la situación de la calle Moradas, la cual "desde septiembre de este año cuenta con el renovado mercado municipal de la Rondilla". "Los vecinos tienen mucho apego a este mercado y esta campaña navideña va a ser muy importante para que este nuevo espacio gane en visibilidad, clientes y vendedores. Al margen del centro, sólo Delicias y Rondilla tienen la suerte de contar con un mercado municipal de proximidad. Se han perdido clientes durante el cierre pero hay que recuperarlos y, además, ganar a nuevos clientes entre la gente joven y los nuevos residentes de la zona", explica.
Por último, considera que La Rondilla "tiene un vínculo muy fuerte con el centro de Valladolid por lo bien comunicado que está con él (ellos no están separados por una vía)", por lo que los vecinos tienen una "oportunidad adicional" si apuestan por "la diferenciación, pues su potencial clientela va más allá del propio perímetro del barrio".
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