La lesión silenciosa que está frenando a los jóvenes talentos del fútbol: la pubalgia
Lamine Yamal, Nico Williams y Mastantuono son futbolistas jóvenes, talentosos y explosivos que comparten algo más que su brillante proyección: La pubalgia, también conocida como osteopatía de pubis o hernia del deportista, se ha convertido en una de las lesiones más frecuentes entre futbolistas profesionales y de categorías formativas. Se caracteriza por un dolor en la zona del pubis, que puede irradiarse hacia la ingle, los aductores o el abdomen, y afecta especialmente a jugadores que realizan movimientos explosivos, regates, aceleraciones y cambios bruscos de dirección.
En futbolistas jóvenes, cuyo esqueleto aún está en formación, la pubalgia se comporta como una lesión compleja y a menudo persistente. Su incidencia ha aumentado en los últimos años y varios especialistas coinciden en que la exigencia física y el calendario competitivo tienen un papel clave.
Por qué aparece la pubalgia
Los manuales de medicina deportiva describen la pubalgia como una lesión de sobrecarga, motivada por un desequilibrio entre dos grupos musculares:
- Aductores, frecuentemente más potentes.
- Pared abdominal, a menudo debilitada, sobre todo en jugadores jóvenes.
En un esqueleto inmaduro, esta descompensación multiplica las fuerzas de tracción sobre el pubis. El problema se agrava cuando coinciden otros factores:
- Superficies de juego duras o de mala calidad, que aumentan la carga mecánica sobre la pelvis.
- Entrenamientos y partidos mal programados, con poco descanso.
- Altas demandas físicas en futbolistas que aún están en desarrollo.
- Estilos de juego explosivos: regates, cambios de ritmo, frenadas, golpeos potentes.
- Además, el problema empeora si aparece una hernia del deportista, una lesión crónica de los aductores o un edema óseo de la sínfisis púbica, situaciones que prolongan el dolor y aumentan el riesgo de cronificación.
Síntomas característicos
La pubalgia suele manifestarse como:
- Dolor en el pubis o la ingle.
- Molestias al chutar, acelerar o girar.
- Dolor al levantar la pierna.
- Rigidez tras los entrenamientos.
- Pérdida de frescura en el campo y menor rendimiento.
Muchos jugadores describen que el dolor va y viene, lo que dificulta la toma de decisiones médicas y deportivas. Es una lesión traicionera, porque unos días parece que estás bien y más tarde reaparece.
Tratamientos actuales: del enfoque conservador a la radiofrecuencia
La mayoría de especialistas coinciden en que la primera opción debe ser el tratamiento conservador, especialmente en jugadores jóvenes:
- Fisioterapia avanzada.
- Trabajo activo de core y aductores.
- Readaptación funcional progresiva.
- Punción seca.
- Control de cargas y descanso adecuado.
Este es el enfoque que estarían siguiendo futbolistas como Franco Mastantuono o Nico Williams, ambos con molestias por sobrecarga en el pubis.
Las intervenciones por osteopatía de pubis en deporte profesional ya apenas se realizan porque se ha avanzado mucho en prevención y fisioterapia.
Radiofrecuencia: el tratamiento aplicado a Lamine Yamal
Los manuales describen la técnica de radiofrecuencia como la aplicación de ondas electromagnéticas mediante agujas que generan un calor controlado, cuyo objetivo es:
- Reducir la transmisión del dolor.
- Disminuir la inflamación.
- Favorecer la recuperación.
- Mejorar la movilidad de la zona afectada.
Este procedimiento, popularizado por el cirujano ortopédico Ernest Schilders, se ha utilizado en futbolistas, tenistas, jugadores de rugby y estrellas de la NBA. Fue también la técnica aplicada recientemente a Lamine Yamal.
No obstante, la radiofrecuencia no es curativa, sino paliativa: actúa sobre el dolor, pero no modifica la causa biomecánica de la lesión. Va directamente al nervio, quita la sensación de dolor, pero no es un remedio definitivo.
Nuevas opciones: ondas de choque, PRP y abordaje multidisciplinar
Sin duda el mejor enfoque es el que combina fisioterapia avanzada, readaptación funcional y técnicas regenerativas.
- Infiltraciones de corticoides de depósito guiadas por ecografía.
- Plasma rico en plaquetas (PRP) para estimular la reparación tisular.
- Ondas de choque, que favorecen la regeneración del tejido dañado.
- Programas de fortalecimiento coordinado entre abdomen, aductores y faja abdominal.
El objetivo es recuperar la función, eliminar el dolor y permitir un retorno seguro al juego, evitando recaídas. Una recuperación completa puede producirse entre tres y seis semanas si se detecta y trata en fases tempranas. Competir con dolor alarga la lesión y puede prolongarla hasta cuatro o seis meses.
¿Por qué afecta especialmente a los jugadores jóvenes?
No es casual que futbolistas como Lamine Yamal, Nico Williams o Mastantuono padezcan esta lesión. Todos comparten tres factores:
- Son jóvenes, con estructuras musculares y óseas aún en desarrollo.
- Son regateadores, con estilos de juego explosivos.
- Están sometidos a altas cargas competitivas desde edades muy tempranas.
Los futbolistas realizan aceleraciones y frenadas bruscas, giros rápidos y golpes al balón que exigen un trabajo constante de la musculatura abdominal y aductora.
Por ello, es fundamental:
- Fortalecer la musculatura pélvica y abdominal.
- Controlar las cargas y evitar el sobreentrenamiento.
- Reducir sprints, saltos y cambios de dirección cuando aparezcan molestias.
- Priorizar el descanso y la periodización adecuada.
Conclusión
La pubalgia es una lesión compleja, especialmente en futbolistas jóvenes sometidos a un alto nivel competitivo. Requiere un manejo cuidadoso que combine:
- Diagnóstico precoz.
- Tratamiento conservador adecuado.
- Control riguroso de cargas.
- Abordaje multidisciplinar.
- Retorno progresivo al juego.
Las técnicas como la radiofrecuencia pueden aliviar el dolor, pero no sustituyen al tratamiento funcional. La clave, según los expertos, es prevenir, equilibrar las cargas y no competir con dolor. Solo así se puede evitar que la pubalgia se convierta en una lesión crónica que limite el rendimiento y la proyección deportiva.








