Música, sólo música

Palabras contra el olvido 679

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Música, sólo música
La Mezzosoprano checa Magdalena Kozená.
El autor esÁgreda L.M.
Ágreda L.M.
Lectura estimada: 2 min.

Nadie se va con "hambre" a casa después de haber escuchado a Beethoven. Había empezado la temporada de la OSCyL con El Corpus Christi en Sevilla de Isaac Albéniz y aquello sonaba de maravilla. La música es una veta sin fin, porque cada momento es diferente. El destino del hombre es amar y escuchar música. Esa música compuesta por Albéniz descifraba nuestra voluntad y agitaba la tarde en la Sala Sinfónica Jesús López Cobos del CCMD.

Luego llegó Hector Berlioz con Les nuits d´été, op. 7 y apareció en escena la Mezzosoprano checa Magdalena Kozená y la emoción no apareció por ningún lado. Para decirlo rápido, resulto decepcionante. Le faltó audacia y energía. No pude sumergirme en la música de Berlioz. La orquesta iba por un lado y ella iba por el otro. Su cara, su expresión y sus movimientos me resultaron anodinos de principio a fin. Y por supuesto, le faltó un poco de entusiasmo y alegría para comunicar el sentido de la propuesta de Berlioz.

La música es nuestra apertura hacia el mundo. Nos ofrece la oportunidad de compartir experiencias por su versatilidad y sus cambios continuos. Y llegó el plato fuerte de la velada con la Sinfonía n.º 7 de Ludwig Van Beethoven y con los primeros compases el sonido sugerente de la OSCyL dirigida por Thierry Fischer empezó a desvanecerse por la sala sinfónica en el silencio, como si despareciera de repente.

Escuchando la 7º de Beethoven me di perfecta cuenta del poder de redención que tiene la música. De repente, el mundo se volvió habitable y sabía perfectamente que el ser humano, si no quiere pasarse la vida desnortado, necesita música que le eduque los sentidos y que le haga sentirse humano.

Menos mal que tenemos a Beethoven para llegar a descubrir la verdad. Su música siempre fresca, novedosa, franca y joven va directamente al corazón. Esta música admirable se le da muy bien a la OSCyL. Su director Thierry Fischer fue capaz de incorporar su voz interior a todos los miembros de la orquesta para que aquello resultar muy interesante.

El compromiso de la OSCyL con su director y con el público que otra vez ha superado en abonados al año pasado es inequívoco. Que los tres coincidan en lo que se quiere resulta un alivio. Porque en la música únicamente vas a poder recoger lo que estás dispuesto a poner de tu parte.

Lo que esperamos de la música es música. El placer y la reflexión vienen por sí solos.

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