Los comerciantes de la calle Platerías siguen aún con el susto en el cuerpo después de la jornada caótica que vivieron el pasado martes protagonizada por la tromba de agua que descargó con fuerza en la ciudad de Valladolid. En 'Ringo & Otto', por ejemplo, una tienda de alimentación para perros y gatos, sus dueñas, Isabel y Claudia Domingo reconocen, en declaraciones a TRIBUNA, que "las alcantarillas empezaron a temblar".

"Llamamos a emergencias porque sabíamos que algo podría pasar. No esperábamos tanto. El agua nos llegó hasta los tobillos. Por el váter empezó a salir agua y estuvimos hasta la medianoche sacando la misma. No podíamos salir a la calle. Había gente que pasaba e intentaba refugiarse cómo buenamente podía. Estamos valorando el daño material, pero todo lo que esté mínimamente mojado, lo tendremos que tirar. Aún queda mucho por hacer", añaden.

En 'La Tetera', Clara Igea y Ana Sánchez vivieron "con tensión" la tormenta. De hecho, aseguran que se asustaron porque desconocían hasta dónde el agua llegar. Tanto fue así que el nivel superó el tobillo. "La solución fue cerrar la puerta. No teníamos otra salida", explican. Afortunadamente, y para prevenir este tipo de catástrofes, tenían guardados unos "sacos de arena" que colocaron en la puerta, aunque no pudieron evitar que "muchas cosas" se estropearan. "La tormenta nos ha dejado un perjuicio económico, físico y moral. Las ventas se resienten", manifiestan.

Por su parte, Paco Domingo, de 'La casa del sombrero', apunta que "una madre y su hija" tuvieron que entrar en su tienda ante la intensidad de la tormenta. "Escuché que había ruidos en el cuarto de baño. Sujetamos con una toalla la puerta y ambas me ayudaron a sacar agua, no mucho, pero lo suficiente para dañarnos accesorios, sombrereras, alfombras...", añade un comerciante que deja claro que no se puede quejar en comparación con la situación que ha vivido la competencia.

Por último, Miguel Ángel González, de 'Moira', reconoce que estaba nervioso cuando veía que el agua entraba en su local. De hecho, cerró la puerta y si no es por "los amigos y vecinos de la zona" el local se hubiera inundado. "En hora y media lo vaciamos todo. Al menos, un cliente ha visto lo que ha pasado y ha sido comprensivo. Vendrá a comprar alguna joya más tarde", sentencia un Miguel Ángel que comparte la opinión del resto respecto a que el Ayuntamiento debería poner en marcha un plan para paliar las consecuencias que ha dejado la tormenta, a lo largo de la pasada jornada, en Valladolid.