María Díaz: hacedora de vida

La historia de esta folclorista que se inició en el grupo Raíces Castellanas y prosiguió en Besana

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María Díaz: hacedora de vida
Julio Mauro Frechilla Valcázar
Julio Mauro Frechilla Valcázar
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No sé si a ustedes les ocurre que a veces al pasar por un lugar de pronto se escapa un recuerdo de ese cajón carcomido del olvido que todos tenemos en la memoria. Me ocurrió hace unos días: paseaba por mi pueblo y al pasar por la plaza me paré ante la casa que otrora fuera de doña Angelita, la comadrona de mi pueblo -así se le decía-. Se conoce que lo del término "matrona" fue más tarde. Lo cierto es que doña Angelita había traído al mundo al menos a dos generaciones de mi pueblo, y lo sé a ciencia cierta porque lo hizo con mi padre y lo hizo conmigo.

La plaza donde la comadrona tenía su casa tenía un fabuloso parque infantil en el centro, que hoy sigue remozado y bonito en el mismo sitio. Allí jugábamos los chiguitos -así se les llama a los niños en mi pueblo-, y en medio de aquellos juegos nos habíamos acostumbrado a oír la música que salía de casa de doña Angelita -ojo, no es que pusiera un tocadiscos a todo volumen, ocurría que don Mariano, su marido, daba clases de rondalla y los sones de guitarras, bandurrias y laudes inundaban nuestro espacio-. De repente, alguien llegaba con prisas, llamaba a la aldaba de la puerta y al rato doña Angelita salía ligera con su bolsón de cuero en la mano.

Y así se hacía la vida, se hacía en la casa donde habían demandado las prisas de la comadrona y se hacía en cada nota, en cada son, en cada momento único que dejaban en la plaza aquellos instrumentos de cuerda.

Dejé escrito este recuerdo como otros tantos por eso del por si acaso, cuando un día conocí a María Díaz. Me contó que era matrona y que le gustaba su profesión. Al continuar de la conversación surgió la magia que no esperaba: "amo las jotas, el folclore, la música tradicional; bailo, toco percusión y guitarra", me dijo. María era sin duda la persona idónea para cerrar el circulo del reportaje que había empezado con un recuerdo.

MARÍA DÍAZ SÁNCHEZ: EL COMIENZO DE UN COMPROMISO CON NUESTRA TRADICIÓN

Me cuenta María que todo empezó siendo muy pequeña: acudió en ferias con sus padres a las casas regionales y allí vio a un grupo de jotas castellanas actuar. Le fascinó la música, los bailes y, sobre todo, el volar de las faldas mientras danzaban. Ella quería bailar así. Quería una falda como las que había visto en aquella actuación. Y así empezó todo.

Su madre debió de pensar eso de que "ya se la pasaría", pero no se le pasó y María acabó en el grupo Raíces Castellanas, donde se inició en la música y el folclore castellano. Su abuela, doña Costa, le hizo su primer traje de jotas. Con él hizo sus primeras actuaciones, creó sus primeras ilusiones y forjó su compromiso con la jota castellana.

Raíces Castellanas desapareció y de nuevo fue su madre quien buscó una nueva formación: 'Besana' -en la que hoy continúa-. Les contaré un secreto: María ya bailaba cuando entró en Besana y, además, era muy alta para su corta edad. Eso debió confundir a la formadora que le hizo la prueba para entrar, quien después de decirle que estaba dentro, descubrió que no tenía la edad que pedían. Pero ya era tarde: María Díaz y Besana ya estaban unidas.

Comenzó bailando, así estuvo un tiempo; después, la motivación por descubrir nuevos retos la llevó a integrarse en el coro, donde comenzó cantando aquellas jotas que tantas veces bailó. En ese momento el coro tenía toda la instrumentación de cuerda y María pensó en la necesidad de introducir percusión, posiblemente motivada por su admiración por Mayalde, otro grande de nuestro folclore. Comenzó casi de manera autodidacta y después en el grupo de percusión donde se formó entre otros con Vanesa Muela.
Más recientemente, ha incluido la guitarra a su extensa relación con la música tradicional castellana en la que María Díaz ocupa un lugar relevante.

EL MOMENTO ACTUAL DE MARÍA DÍAZ

Me cuenta que actualmente su vida gira en torno a la música. Los siete años en los que por su formación académica y por su vida laboral como matrona estuvo fuera de Valladolid no han mermado en absoluto su deseo y su pasión por la música tradicional. Es tajante en su afirmación: "jamás he pensado en dejar la música. Comencé a los tres años y no tengo recuerdos anteriores a las jotas, no me puedo plantear vivir sin ellas, no imagino mi vida sin nuestra música".

Compaginar su profesión y su pasión no siempre ha sido fácil: a veces hay que cambiar turnos o usar días de descanso para poder ir a las actuaciones, pero, como bien dice, es algo que le hace feliz.

Y LA VIDA CONTINÚA

María no sabe cómo será su futuro -desde luego vinculado a las jotas y a la música tradicional- porque no imagina su vida sin ella. Pero aún desconoce el cómo. Tal vez implicándose más aún en su grupo en la parte directiva o siguiendo siendo parte activa de sus componentes.

Invita a los jóvenes a participar de la música tradicional como parte de nuestras raíces y nuestra cultura. Además, de esa música tradicional procede la música actual. Hay que conocer el pasado para poder vivir el futuro, dice.

María Díaz ha apostado mucho por su pasión y aquella niña que se fascinó viendo un grupo de jotas arrastró a parte de su familia con ella: doña Isabel, su madre, es quien elabora toda la indumentaria, trajes y abalorios que María viste en sus actuaciones. Y su hermana Alicia también es componente de Besana. No falta nunca entre el público don Miguel, su padre, ese incondicional que siempre está y al que tanto echamos de menos cuando falta, por experiencia se lo digo.

Tal vez la historia de María Díaz con la música no nació aquel día de fiestas en la feria gastronómica y ya estaba marcada a fuego en sus genes, legado de su abuelo José, cantante de copla. A saber.

Y la vida continua y lo hace en cada primer llanto al que acompañan manos como las de María.

Y lo hace en cada danzar y cantar de una jota en la que renace tradición, pasado y legado de nuestros mayores.

Y cómo no, en el volar de una falda que despierta ilusión y futuro.

Si uno de estos días ven el anuncio de una actuación de Besana, disfruten de ella. Y piensen que posiblemente allí esté María Díaz Sánchez, la hacedora de vida.

 

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