Josema Yuste apela a la memoria y a la esencia de la Navidad en un pregón emotivo en el Teatro Calderón

El humorista condujo al público por un ejercicio de imaginación colectiva, invitando a "pensar hacia dentro" y a cerrar los ojos para evocar las Navidades de antaño

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Josema Yuste apela a la memoria y a la esencia de la Navidad en un pregón emotivo en el Teatro Calderón
Josema Yuste, pregonero de la Navidad. Ayuntamiento de Valladolid.
El autor esAlejandro De Grado Viña
Alejandro De Grado Viña
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El actor y humorista Josema Yuste fue el encargado de dar el pistoletazo de salida a la Navidad en Valladolid con un pregón cargado de emoción, recuerdos y reivindicación de las tradiciones, pronunciado en la tarde de este sábado en un Teatro Calderón lleno. Con un discurso cercano, salpicado de humor y guiños cómplices al público, el pregonero invitó a los vallisoletanos a recuperar "las Navidades de antes, pero las de antes de verdad", alejadas del consumismo y centradas en los pequeños gestos.

Yuste, madrileño de nacimiento pero con una profunda vinculación personal y familiar con Valladolid, recordó que su mujer es vallisoletana y que tres de sus hijos nacieron en la ciudad, un vínculo que, según confesó, le permite afirmar que "gran parte de mi corazón también es pucelano". Desde esa cercanía, se presentó como "embajador de unas Navidades diferentes", que no empiezan "en un centro comercial ni con un encendido de luces espectacular", sino en la memoria compartida.

A lo largo de su intervención, el pregonero condujo al público por un ejercicio de imaginación colectiva, invitando a "pensar hacia dentro" y a cerrar los ojos para evocar las Navidades de antaño. Entre risas, reconoció que muchos recuerdos llegan "en blanco y negro", algo propio -bromeó- "de los que ya tenemos una cierta edad".

En ese viaje al pasado aparecieron imágenes muy reconocibles: el ritual de montar el belén en familia, al que cada año se añadía una nueva figura; las visitas al Palacio de Pimentel, al Museo Nacional de Escultura o al Mercado Navideño en busca de inspiración; el musgo, el corcho, el río de plata y la harina haciendo de nieve, hasta la mano del más pequeño colocando al Niño Jesús en Nochebuena. También evocó las visitas al Mercado de Árboles de Navidad del Campo Grande, recordando que, aunque no fueran tan majestuosos como el de la Plaza de España, "qué ilusión daba entrar en tu edificio con el árbol".

Los sentidos ocuparon un lugar central en el pregón. Yuste habló de los olores que definen estas fechas: rosquillas de sartén con anís, mantecados, pestiños "para pegarte los dedos", tortas de aceite, castañas asadas o platos que solo aparecían una noche al año, como la lombarda, que -confesó- echaba de menos el resto del año. "Qué poder tienen los olores, capaces de transportarnos en un segundo", subrayó.

El sonido también tuvo protagonismo, con recuerdos de panderetas, villancicos, dulzainas y tamboriles, vecinos cantando de casa en casa "sin importarles la afinación" a cambio de un dulce o un trago de vino. Y, en un nuevo guiño al público, admitió que hoy ya no podría acompañarles "por mi hernia de hiato", aunque le encantaría.

El viaje continuó con escenas muy ligadas a la ciudad, como el tiovivo del abuelo Luis en la Plaza Mayor, los paseos por la calle Santiago, el saludo a la castañera o el chocolate caliente en locales históricos. Después llegó el recuerdo de la noche de Reyes, marcada más por la paciencia y la espera que por los grandes regalos: castañas, nueces, una anguila de mazapán, un jersey tejido a mano o un libro. "Qué bonitos son los silencios a veces", reflexionó.

El frío fue otro de los grandes protagonistas. Yuste reivindicó el frío de Valladolid, "el de antes y el de ahora", con la cencellada agarrándose al pelo y la ropa, como antesala del calor del hogar, del brasero y de las largas veladas familiares alrededor de la mesa, entre historias, recuerdos de quienes ya no están, juegos de cartas y programas navideños en televisión.

En la parte final de su discurso, el pregonero quiso dejar claro que no se trataba de vivir anclados en la nostalgia. "No se trata de volver atrás, sino de rescatar lo mejor de aquellas Navidades", afirmó, apelando a recuperar la sencillez, la fraternidad, la unión y el valor de la familia y los amigos frente a lo material. "Lo verdaderamente importante es lo que no se compra y lo que nos conecta con lo que fuimos y con lo que seremos", añadió.

El pregón concluyó con un mensaje de agradecimiento y de mirada al presente, animando a detenerse, mirar alrededor y dar gracias por lo que permanece. Con sus palabras, Josema Yuste inauguró oficialmente la Navidad en Valladolid con un pregón que conectó generaciones, emociones y recuerdos compartidos, y que fue despedido con una cerrada ovación del público del Calderón.

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