La fortaleza
La autora de La fortaleza, Lucía Carballal, tiene que estar agradecidísima a las actrices que conforman el reparto de la obra: Mamen Camacho, Natalia Huarte y Eva Rufo. Estamos en la Sala Concha Velasco en el LAVA desbordado de público. Una mesa, un micrófono y un castillo encantado que parece un montaje de Giorgio de Chirico.
Aparece en escena Eva Rufo que trata de conmover al público con su dulzura y desvalimiento, poniéndole en situación: una princesa, Lindrabidis, acababa de enterrar a su padre, un rey que no ha dejado un sucesor claro entre sus hijos, por eso ella debe viajar en un castillo, volar por el mundo, para encontrar un marido que le ayude a heredar el reino. Le pongo una pega: media de hora hablando sola me pareció excesivo, se puede decir todo eso resumido porque si no se hace largo, tedioso y aburrido.
Aparece en escena Carmen Camacho, sorprende por su mirada penetrante, honda, por su fuerza y madurez. Nos muestra su angustia, a nadie le apetece irse a vivir a Murcia, así, por la buenas, porque su padre encuentra trabajo allí. Murcia es la causa de todos los males de la familia. Murcia, y lo digo por experiencia, puede arruinar a cualquier familia. Se le escucha desde el patio de butacas con mucha atención porque sabe elevar la atención cuando la historia lo requiere.
Aparece en escena Natalia Huarte su presencia corta el aliento. Para mi gusto está soberbia. Realiza un trabajo sutil, intenso, minucioso de la historia de la familia. El padre, la presencia del padre como momento supremo en la hora de su muerte cimenta momentos donde la tensión sube el volumen y hay que echar mano de la pastilla.
Que La fortaleza es una obra bien cohesionada y que la triada de actrices conjuga con destreza el verbo y las historias resulta más que suficiente para no perderse la obra, es evidente. Ese tono intimista que aparece en ocasiones me pareció lo mejor de la obra. Ese planteamiento circular que plantea Lucía Carballal contiene un compendio de una gran autoría y directora.
Al salir al fresco del Paseo Zorrilla me acordaba de ese chiste o chascarrillo: "La operación ha sido un éxito, pero el paciente ha muerto" Es una manera de decir que La fortaleza no me emocionó en absoluto. No encontré por ningún lado emociones y sensaciones que no haya visto ya mil veces o más. Demasiadas cosas se cuentan, no ocurren. "He ahí la cuestión, mi querido Watson".
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