Castilla y León rompe su tendencia y gana 26.407 nuevos residentes gracias al impulso exterior
Tres negocios tradicionales que resisten al paso del tiempo en Valladolid
La Cámara de Comercio otorgará el 18 de octubre sus Distinciones Provinciales a la pescadería La Madrileña, la ferretería Chambalo y a la panadería Flor de Castilla
Las Distinciones Provinciales al Comercio Histórico de la Cámara de Comercio ponen en valor el compromiso y el trabajo de los negocios tradicionales de la provincia de Valladolid. En esta ocasión, los galardones han caído en manos de la pescadería La Madrileña, la ferretería Chambalo y la panadería y pastelería Flor de Castilla; tres locales con una historia muy diferente, pero marcados por el legado familiar. Los premios se otorgarán el próximo 18 de diciembre, a las 13:45 horas, en el Salón de Plenos de la Cámara de Comercio de Valladolid (Avda. Ramón Pradera, 5).
TRIBUNA ha tenido la oportunidad de hablar con los gerentes de los establecimientos premiados para conocer un poco más sobre su historia, además de los desafíos a los que se enfrentan diariamente los puestos con una larga tradición en Valladolid.
La Madrileña: el negocio más antiguo del Mercado del Val
Desde un puesto del Mercado del Val, Eliseo atiende a sus clientes en la Pescadería La Madrileña. La historia de este negocio se remonta a 1924, cuando el abuelo del gerente se trasladó a Madrid para adquirir todos los conocimientos posibles sobre el gremio. Con ellos en la maleta, regresó a Valladolid con la idea de montar un negocio.
Después de más de cien años y tres generaciones, el puesto sigue tan vivo como siempre. Sin embargo, mantener la esencia no ha sido una tarea sencilla. "Tienes que dar muchas horas de trabajo, y además, querer hacerlo", declara Eliseo desde el mostrador de su pescadería.
El negocio trabaja con clientes de distinto tipo: instituciones religiosas y del ejército, la hostelería y con el público habitual. Estos últimos suelen ser visitantes recurrentes del Mercado y con unos gustos establecidos."Los productos más demandados son el gallo, la merluza, y los más selectos prefieren la lubina salvaje, el besugo y el virrey".

Cuando le preguntan por el secreto de su éxito, a Eliseo se le dibuja una sonrisa: "Nosotros apostamos siempre por el Mercado del Val, al estar situado en el centro de Valladolid, te permite tener una clientela fiel". Sin embargo, la ubicación no te asegura el triunfo. Hay que saber adaptarse a los nuevos tiempos que corren. "Tenemos una administración en el mercado y estamos en todos los perfiles sociales". Asimismo, se han sumado a "un mix comercial", gracias al que se han conseguido unir con gastrobares, lo que les ha dado "mucha vida".
Otro de sus lavados de cara ha sido la inclusión de blogs de cocina en su página web, donde se pueden leer recetas infantiles y para adultos, consiguiendo crear una compra más atractiva y donde se da cabida a otro tipo de público. No obstante, el cliente "de toda la vida" sigue siendo fiel a su local de referencia.
La Distinción al Comercio Histórico de la Provincia de Valladolid lo acogieron desde un profundo agradecimiento. Eliseo considera que el premio "reconoce una trayectoria que empezó hace 101 años y que todavía sigue activa".
Por último, el gerente de La Madrileña sitúa al Mercado del Val en el "top 1 de Castilla y León" y pone el foco en la importancia de los comercios locales que pasan de generación en generación.
Ferretería Chambalo: una tradición que no se oxida de padres a hijos
En el corazón de Peñafiel, Jesús sigue el legado de su bisabuelo, que empezó siendo calderero. Con el tiempo, el negocio pasó a ser propiedad de abuelo, quien creó la ferretería. Después llegó su padre, y ahora, él. "Y esperemos que mi hijo", añade entre risas.
Las claves del triunfo de la Ferretería Chambalo, según Jesús son "la búsqueda activa de artículos exclusivos y con un valor añadido, además del servicio al cliente". La necesidad de adaptarse a las nueva realidad ha convertido las redes sociales en "una herramienta fundamental". Esa tarea se lleva a cabo por parte del propio local y con la ayuda de empresas externas de publicidad.
Su presencia en internet hace que muchos clientes contacten con ellos a través de la página web del negocio. Sin embargo, "la diferencia sigue siendo abismal", ya que la adquisición de los productos de ferretería necesita el asesoramiento presencial: "La mayoría de gente viene aquí con un problema y tú tienes que solucionarlo".

Desde la ferretería, se sienten afortunados por la Distinción Provincial que ha otorgado la Cámara de Comercio: "Venga de donde venga es un estímulo, y si es público, más". Del mismo modo, ha querido remarcar que aunque él sea la cara visible, hay mucha más gente trabajando detrás para sacar todo adelante.
Jesús percibe como "difícil" el momento actual de los negocios tradicionales de Valladolid, sobre todo respecto a la gestión fiscal: "Hoy día tenemos que hacer más protocolo para las cosas que antes, entonces es menos efectivo en ese sentido".
Flor de Castilla: las recetas de siempre en un entorno familiar
Teresa y su primo atienden cada mañana a sus clientes en La Flor de Castilla, una panadería con más de noventa años de historia en la localidad vallisoletana de Medina de Rioseco. Leoncia Ruiz, bisabuela de la actual gerente, abrió las puertas del negocio en 1932, y desde entonces, ya son cuatro las generaciones que han continuado el legado.
En sus primeros años, el local se había dedicado únicamente a la producción y la elaboración de pan. En los años sesenta comenzó la producción de repostería, gracias a las mujeres que visitaban el obrador en Navidad o Semana Santa, que se dedicaban a elaborar sus propios dulces típicos de esas fechas.

Nada de lo que sale de los obradores de La Flor de Castilla difiere de la repostería tradicional, además las recetas siguen siendo "las mismas que en los inicios y la elaboración es muy similar". Los productos favoritos de sus clientes son "el bollo de aceite, los bollos bañados, la rosquilla de palo y la pasta de yema".
Aunque los procesos intenten ser lo más clásicos posible, se han ido incorporando maquinaria y repostería que "facilita un poquito esa producción", tal y como explica Teresa. Todo ello, unido a la materia prima de la comunidad y al trato cercano que prometen, crea unos productos exitosos entre sus clientes, quienes pertenecen a Rioseco y pueblos aledaños.

"El salto a lo digital lo dimos en el año 2020", explica la gerente del horno. Debido a las necesidades inminentes que ocasionó la pandemia, decidieron desarrollar su página web. Esta sigue siendo una de sus preocupaciones a día de hoy, ya que actualmente están desarrollando una estrategia social media de la mano de una agencia.
La noticia del premio otorgado por la Cámara de Comercio se ha recibido con una "gran alegría y honor", y como un homenaje a todas esas generaciones predecesoras. Ahora bien, Teresa recuerda que este es un oficio muy sacrificado: "Nosotros tenemos la suerte de contar con una plantilla 80% familiar".
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