A sus 20 años, Pedro Casado Miguel, más conocido en redes como Infifooder, se ha convertido en una de las caras más reconocibles de Valladolid. Con más de 16.000 seguidores en Instagram y cerca de 40.000 en TikTok, este joven creador de contenido ha conquistado a los amantes de la gastronomía local gracias a sus recomendaciones de restaurantes y sus populares rankings de pinchos de tortilla, hamburguesas o croquetas.

Su estilo cercano, su curiosidad por descubrir nuevos sabores y su habilidad para comunicar han hecho que su nombre empiece a sonar con fuerza más allá de su ciudad natal.

Desde pequeño soñaba con dedicarse al mundo de las redes sociales y el contenido digital, y hoy ha logrado unir sus dos grandes pasiones: los videovlogs y la gastronomía.

En esta entrevista con Tribuna Valladolid, Infifooder narra sobre sus inicios en el mundo de las redes, su forma de trabajar y su visión del panorama gastronómico vallisoletano.

PREGUNTA: ¿Quién hay detrás de la cuenta de Infifooder?                                                                   

RESPUESTA: Soy un chaval que lleva subiendo videos a YouTube desde que tenía diez años. Siempre me ha gustado esto. He empezado muchos proyectos que se han ido cayendo hasta que, un día, encontré el camino idóneo.

Una noche del verano de 2024, cenando con mi madre, le comenté que mi sueño era dedicarme a esto pero que no encontraba el nicho. Ella me recomendó que aunase mis dos grandes pasiones, que son las redes sociales y la gastronomía.

Llevo años gastando casi todo mi dinero en ir a tomar el vemú, probar tapas y cenar en las mejores hamburgueserías. Asique decidí que era hora de sacarle rédito a mi pasión por los bares y restaurantes.

Mi madre fue quien me dio la idea y yo empecé a hacerlo con mucha ilusión hasta que, un buen día, di el pelotazo y empecé a tener miles de visualizaciones en mis vídeos.

P: ¿Cuál fue el primer paso?

R: Empecé en Tiktok, subiendo mi primer video. Tuve solo 2.000 visitas. Pero me dio igual porque estaba haciendo lo que me gustaba. Poquito a poco, fue cogiendo experiencia y haciendo rodaje del que era mi proyecto más importante hasta el momento.

P: A día de hoy, ¿se dedica únicamente a eso?
R: Las redes sociales son mi trabajo, sí. Aunque tengo otros proyectos laborales que me han ido saliendo a continuación de entrar en este mundo. Trabajo llevando varias cuentas de otras personas o empresas, como community manager y creador de contenido.

P: ¿Cómo reaccionó su entorno a esta aventura?
R: Nadie se sorprendió porque no era la primera vez que lo intentaba. Había tenido cuentas en Youtube y en Twitch. Todo el mundo me apoyó y se alegró de mi éxito cuando empecé a cosechar buenos resultados. Es más, esta idea gustó mucho más que otras que había tenido cuando, por ejemplo, hacía contenido de videojuegos.

P: ¿Cuál fue el primer día que funcionó bien?

R: Hubo un punto de inflexión. De pronto, un día cualquiera tuve dos videos que se viralizaron. La primera vez fue con el restaurante Ubi Vega y, algo más tarde, el video que hice del bocadillo de tortilla patata de ‘Luna, comida para llevar’.

En ese momento, me di cuenta el poder que tienen las redes sociales y lo heavy que puede ser que un video sea capaz de ayudar tanto a un negocio que está empezando o que no pasa por su mejor momento.

P: ¿Cómo es la vida de un creador de contenido?

R: Tengo la suerte de vivir de esto. A mí me encanta lo que hago. Soy la persona más feliz del mundo porque me dedico a lo que, realmente, me gusta.

No solo como y hago videos. Hay mucho más trabajo detrás. Hay que pensar los videos, tener reuniones, editar durante horas… Pero no me puedo quejar. Esto es una pasada.

P: ¿La gente le conoce por la calle? ¿Ha notado la fama?

R: Sí, muchísimo. Esta es una ciudad que no tiene demasiadas caras conocidas. Si alguien destaca en alguna materia, todos lo conocemos. La gente es muy cercana y nos gusta saludar a las personas que vemos en redes o en televisión. En Fiestas de Valladolid tenía que pararme cada cinco minutos para hacerme un selfie o charlar con mis seguidores.

Está bien. Me gusta recibir el cariño de la gente. Soy lo que soy gracias a todos los que ven mis videos y apoyan mi cuenta en Tiktok o Instagram.

P: ¿Hay trabajo para una nueva generación de influencers? ¿O es una profesión limitada?

R: Las redes sociales son como el mundo del deporte. Todo el mundo puede intentarlo pero es muy difícil ganarse la vida de ello. Tienes que ser muy bueno. Pero sí. Los trabajos en el futuro se van a digitaliza, de la forma que sea. Y cada vez habrá más gente que se dedica a este mundo.

P: ¿Estamos ante un boom de influencers del mundo 'foodie'?

R: Hace un tiempo no existía. Hay que tener valor para dedicarse a algo así en una ciudad como Valladolid. Da miedo la sobreexposición. Pero estamos en una época muy buena en la que somos muchos los que nos estamos haciendo un hueco en esta industria.

P: Hay quien les critica porque consideran que se venden al establecimiento que mejor pague, ¿es así?
R: Nosotros cobramos por nuestro trabajo. Funcionamos así. Este es un método de publicidad. Como cuando se pone un anuncio en la radio o en la marquesina de un autobús. A día de hoy, la publicidad está en la redes sociales.

Nosotros no aceptamos todo. Trabajo por dinero, sí. Pero no recomiendo cualquier sitio. Procuro que la gente que va al lugar que yo recomiendo, salga satisfecha. Hay un equipo detrás de mis videos y trabajamos en busca de la calidad.

Pienso en esas personas que, quizá, solo puedan permitirse, por su economía, salir una vez al mes a un bar. No quiero que nadie gaste el dinero en un restaurante que no merece la pena.

P: Está cosechando éxitos en Instagram o Tiktok, ¿cuál será el siguiente paso?

R: Me gustaría, poco a poco, transicionar a YouTube. Me fliparía poder viajar, hacer vlog y probar gastronomía de todo el mundo. Pero es un proyecto a muy largo plazo.

Llevaría mucho tiempo y esfuerzo. Poco a poco, iré intentándolo, pero hay que hacer las cosas bien. YouTube es una plataforma mucho más costosa.

P: ¿Y algún proyecto fuera de redes sociales?
R: Abrir mi restaurante sería un sueño. Siempre he querido dedicarme a la hostelería. Lo abriría en Valladolid. Soy un fiel defensor de esta tierra. Vivimos genial aquí y tenemos una oferta gastronómica envidiable.

P: ¿Qué es lo mejor de la gastronomía vallisoletana?

R: Sin duda, el pincho de lechazo. Es una joya que no es nada conocida fuera de nuestras fronteras. Deberíamos reivindicarlo más. Es una fortuna lo que tenemos en Traspinedo.

P: ¿Cuál es su 'top 3' de pinchos de tortilla?

R: Me encanta la tortilla del Tigo y Migo, la del bar Postal y la del bar Castizo. Son tortillas espectaculares. Muy recomendables.

P: ¿Y de tapas?
R: Me gusta el Ceyjo. También El Secreto, que ha abierto hace poco y tiene una propuesta extraordinaria. Y, sin duda, cerraría el ranking con el Bar Zamora, un clásico.

P: ¿Y si, en vez de tapear, queremos sentarnos a comer en un buen restaurante?
R: Siempre recomiendo la arrocería Sepionet, es un sitio que me encanta. La Mercé, es mi lugar secreto para comer bien. Y me encanta también la Dama de La Motilla, en Fuensaldaña. Es un restaurante de relación calidad-precio insuperable.

Aunque no podría cerrar un ranking sin añadir a El Trasto o a Jiapan, que me flipan.