El trayecto atravesó localidades como Herrera, Aldeamayor de San Martín, Arrabal de Portillo, Santiago del Arroyo, San Miguel del Arroyo y Viloria del Henar
La tradición y la fe envuelven una Carrera a El Henar que reúne a 49 participantes
El trayecto atravesó localidades como Herrera, Aldeamayor de San Martín, Arrabal de Portillo, Santiago del Arroyo, San Miguel del Arroyo y Viloria del Henar
Cada 12 de octubre, mientras muchos celebran el Día de la Hispanidad, un grupo de vallisoletanos rinde homenaje a una tradición mucho más íntima, que une espiritualidad, esfuerzo físico y comunidad. Es la Carrera a El Henar, una singular peregrinación que desde 1959 se repite sin interrupción, y que este año ha cumplido su 67ª edición, manteniendo viva una costumbre que comenzó con solo siete corredores y que en esta ocasión ha reunido a 49 participantes.
La jornada comenzó a las 8.20 horas con el acto de salida desde la parroquia de La Milagrosa, en el barrio de Las Delicias. Allí se leyó la tradicional Ofrenda del peregrino, se bendijo el ramo de flores que sería llevado en carrera y se rindió homenaje a la comunidad parroquial, que este año celebraba también el 50 aniversario de la primera salida de la carrera desde este templo. Como muestra de gratitud, los corredores ofrecieron un ramo a la Virgen y entregaron un pequeño recuerdo a los feligreses por su constante apoyo.
Tras el acto inicial, el primer relevista tomó el ramo y comenzó el recorrido por el paseo Juan Carlos I en dirección a la autovía de Segovia. Como es tradición, la carrera se realizó en relevos constantes, cubriendo los casi 44 kilómetros que separan Valladolid del Santuario de El Henar, en la provincia de Segovia. El trayecto atravesó localidades como Herrera de Duero, Aldeamayor de San Martín, Arrabal de Portillo, Santiago del Arroyo, San Miguel del Arroyo y Viloria del Henar, donde los vecinos salieron a animar con calidez a los participantes.
El espíritu de la carrera se mantuvo intacto: tramos adaptados a cada corredor según edad y capacidad -desde pequeños trayectos de 200 metros hasta largas distancias de 2.500 metros-, y una atmósfera de esfuerzo compartido y emoción contenida en cada relevo. Pero el momento más esperado llegó cuando, a escasos 500 metros del Santuario, todos los corredores se reunieron para realizar juntos la entrada final. Subieron las escalinatas en grupo y depositaron el ramo de flores a los pies de la Virgen de El Henar, recuperando así una de las imágenes más simbólicas de esta tradición, interrumpida durante los años de pandemia.
La eucaristía en el Santuario comenzó a las 12.30 horas, con la participación de corredores y sus familias. Durante la misa, se ofreció el ramo llevado en carrera y se volvió a leer la Ofrenda, escrita en pergamino, como expresión de los deseos y peticiones del grupo. Como cierre, los participantes visitaron el camarín de la Virgen y se tomaron la foto de grupo en las escalinatas, una instantánea que ya forma parte del archivo sentimental de esta carrera tan especial.
La LXVII Carrera a El Henar no es solo una actividad deportiva ni una manifestación de fe: es una expresión viva de identidad colectiva, una manera única de conectar generaciones, y un símbolo de perseverancia que desde hace casi siete décadas une a Valladolid con su vecina Segovia cada 12 de octubre. Todos los detalles de su historia y ediciones anteriores pueden consultarse en el blog oficial del grupo: carrerahenar.blogspot.com.
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