TRIBUNA comparte una amplia galería de imágenes que enseñan los lugares más emblemáticos de la ciudad desde una perspectiva muy especial
Valladolid, a bordo de un globo aerostático: una forma de vida con "espíritu mesetario"
Saúl Arija, miembro del Club Mesetario de Aerostación, pilota un globo con un equipo de TRIBUNA presente en plenas Fiestas de la capital
Mientras la ciudad celebra sus tradicionales Ferias y Fiestas en honor a la Virgen de San Lorenzo, un grupo de globos aerostáticos ilumina el cielo vallisoletano cada mañana. A bordo de uno de ellos, Saúl Arija (León, 1997), miembro del Club Mesetario de Aerostación, cuenta a TRIBUNA -con la vista puesta en las zonas más emblemáticas de la ciudad- cómo nació su pasión por volar y qué significa ser piloto en esta tierra.
Además, y aprovechando que ya habíamos aterrizado, se atreve a decir a este medio de comunicación que es la segunda vez que vuela a 'Homer', el nombre con el que ha bautizado a 'su' globo que cazó el Real Valladolid en el momento en el que sobrevolaba el Estadio José Zorrilla, tal y como se puede comprobar en el vídeo.
De ser voluntario a cumplir un sueño
"Tenía 14 años cuando empezó todo", recuerda Saúl, con una sonrisa que mezcla nostalgia y orgullo. Fue en el colegio donde conoció a Sancho, uno de los tres hermanos Criado del Rey, una familia referentesen el mundo de la aerostación en la región. "Me dijo: 'Vente un día a echarme una mano, a poner unas vallas. De voluntario'", relata. "Yo nunca había tenido contacto con los globos... Fui como muchos de los que venís a verlos, por curiosidad. Y me encantó. No me pagaban, pero me dejaron montarme en un globo. Y con eso me ganaron".
El espíritu mesetario
Desde entonces, cada septiembre se convirtió en una cita fija para Saúl. "Ese es el origen de mi espíritu mesetario", afirma. "Arraigamos un sentimiento de pertenencia muy fuerte". Él forma parte del Club Mesetario de Aerostación, que además de participar en eventos como las Fiestas de Valladolid, promueve la aerostación como forma de vida y conexión con el paisaje castellano.
De pasajero a piloto
Uno de sus recuerdos más especiales fue su primer vuelo como piloto: "Fue en Segovia. Llevé a mi novia. No sé cómo confiaba en mí...". Y aunque la adrenalina aparece "en el despegue y el aterrizaje", volar, dice, "es como estar en un balcón… flotas y simplemente disfrutas".
La formación del piloto
Ser piloto de globo no es una actividad improvisada. Saúl se muestra orgulloso de su profesión: "Hay que tener una licencia de piloto aeronáutico, como la de un avión. Son nueve asignaturas teóricas y una formación práctica con un instructor". En este sentido, aclara que "no es una actividad de riesgo, ni mucho menos. Pueden volar niños o personas mayores. Es algo tranquilo".
Más que un trabajo, una forma de vida
Además de volar, Saúl va más allá de sus funciones: "Gestiono reservas, negocio con plataformas, hablo con pasajeros... Hago un poco de todo". También ha trabajado como parte del equipo de tierra para vuelos con famosos, como el jugador de baloncesto Juancho Hernangómez: "Nunca olvidaré ese momento, pero da igual quién vuele contigo. Tú debes estar concentrado en tu ruta".
Una invitación a sobrevolar Valladolid
"En Valladolid, durante las Fiestas, el tráfico de globos es mayor. En Segovia hay más festivales, sí, pero aquí tenemos algo especial", comenta mientras el viento acaricia su globo. En ese momento, aprovechó la ocasión para animar a todos a acercarse a preguntar y a dejarse llevar por la curiosidad: "Hay que atreverse a dar el paso. Ninguno de nosotros se dedica a esto por dinero, sino todo lo contrario".
Y así, flotando sobre Valladolid, entre piscinas, urbanizaciones y tejados, Arija nos recuerda que a veces basta con mirar al cielo para reconducir el rumbo.
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