El Grupo Parlamentario Socialista ha presentado 40 iniciativas parlamentarias para, entre otras cuestiones, "conocer los datos diarios de cada uno de los incendios"
Castilla y León atraviesa una de las mayores emergencias forestales de su historia
Arrasada por el fuego con más de 150.000 hectáreas quemadas en dos semanas y 2025 podría convertirse en el peor año del siglo XXI en superficie calcinada
Castilla y León se ha convertido en el epicentro de la ola de incendios que asola España este mes de agosto. Entre el 3 y el 18 de agosto, las llamas devoraron más de 150.000 hectáreas en la comunidad, lo que supone el 85% del total de superficie quemada en el país, según datos del Sistema de Información de Incendios Forestales de la Comisión Europea (EFFIS).
El Sistema de Información de Incendios Forestales de la Comisión Europea (EFFIS, por sus siglas en inglés) es una herramienta clave para la vigilancia y análisis de los incendios en Europa y la cuenca mediterránea. Forma parte del programa de observación terrestre Copernicus, el gran sistema europeo de satélites y monitorización ambiental.
EFFIS nació en 2003 con el objetivo de ofrecer información fiable, comparable y actualizada sobre incendios forestales en todos los países europeos y sus datos podrían considerarse los más exactos en este caso. Su misión principal es apoyar a los servicios nacionales de protección civil, emergencias y gestión forestal, facilitando datos para la prevención, extinción y recuperación de áreas afectadas.
Lo que nos desvelan es que la provincia más castigada ha sido León, con 78.398 hectáreas arrasadas. Entre los focos más extensos destacan los de Benuza (31.541 ha) y Burón (24.575 ha), a los que se suman otros en Páramo del Sil, Villablino y Carucedo, todos ellos con miles de hectáreas destruidas.
En Zamora, las llamas arrasaron 47.058 hectáreas, de las cuales 40.781 corresponden al gigantesco incendio de Uña de Quintana, el más devastador de toda la comunidad. También sobresale el de Gallegos del Río, con 4.209 hectáreas.
Las provincias de Palencia y Ávila también registraron fuegos de gran magnitud: Guardo (7.279 ha) y Las Navas del Marqués (792 ha) son algunos de los ejemplos más graves. Salamanca, por su parte, perdió 11.665 hectáreas en distintos siniestros. Casi todos estos fuegos se han producido en los últimos quince días.
Si analizamos la extensión y gravedad de los fuegos por hectárea quemada y nos limitamos a aquellos que superan las 500, el listado es extenso:
- Uña de Quintana (Zamora) – 40.781 hectáreas
- Benuza (León) – 31.541 hectáreas
- Burón (León) – 24.575 hectáreas
- Puertas-Cipérez (Salamanca) – 11.558 hectáreas
- Guardo (Palencia) – 7.279 hectáreas
- Páramo del Sil (León) – 7.256 hectáreas
- Villablino (León) – 5.026 hectáreas
- Carucedo (León) – 4.565 hectáreas
- Gallegos del Río (Zamora) – 4.209 hectáreas
- Murias de Paredes (León) – 3.547 hectáreas
- Ávila (sin especificar) – 2.729 hectáreas
- Riofrío de Aliste (Zamora) – 1.978 hectáreas
- La Pernía (Palencia) – 1.484 hectáreas
- Burón (León) – 984 hectáreas
- Las Navas del Marqués (Ávila) – 792 hectáreas
Según las estimaciones de EFFIS, 2025 podría convertirse en el año con más hectáreas quemadas del siglo XXI en España, solo superado por 1994, cuando el fuego devastó 437.602 hectáreas.
Los datos, recopilados mediante satélites que actualizan los perímetros de los incendios hasta dos veces al día, confirman que Castilla y León atraviesa una de las mayores emergencias forestales de su historia..
La quema de más de 150.000 hectáreas supone una catástrofe ambiental de enormes dimensiones. Los incendios han destruido bosques, matorrales y pastizales que servían de hábitat a especies como lobos, corzos, ciervos o aves rapaces, además de provocar la muerte directa de fauna más vulnerable, como reptiles, anfibios e insectos. La pérdida de cubierta vegetal favorece la erosión del suelo, la contaminación de ríos y el riesgo de inundaciones. También se pone en peligro la biodiversidad de espacios protegidos de la Red Natura 2000, donde habitan especies amenazadas como el oso pardo o el urogallo cantábrico. La regeneración natural de estas áreas será lenta y, en muchos casos, puede tardar décadas en devolver a los ecosistemas su equilibrio original.
Es aconsejable evitar actividades que impliquen esfuerzo físico para grupos de riesgo y personas sensibles y la quema al aire libre de restos vegetales
La comparecencia comenzará a las once de la mañana en el Parlamento autonómico
Los incendios reducen intensidad, aunque se mantienen trabajos de enfriamiento y vigilancia