Nacida en el contexto del 'Desastre de Armero' llegó a la capital del Pisuerga desde donde, de adulta, inició una investigación para buscar a su madre biológica
De Valladolid a Colombia: Jenifer de la Rosa busca sus orígenes en 'Hija del Volcán', el documental que mira a los Goya
Nacida en el contexto del 'Desastre de Armero' llegó a la capital del Pisuerga desde donde, de adulta, inició una investigación para buscar a su madre biológica
Jenifer de la Rosa es, en muchos aspectos, la típica vallisoletana. Creció en la clásica familia de la capital del Pisuerga. Su padre, José, trabajaba en la FASA, mientras que su madre, Juli, se dedicaba al hogar. Entretanto, Jenifer iba al colegio en su barrio, Las Delicias. Jugaba con sus compañeros, hacía los deberes. Lo habitual. Pero cuando llegaba a casa y se miraba al espejo veía algo diferente. Era algo conocido para ella, pues siempre supo que era adoptada. Y es, en ese aspecto, en el que se sentía distinta. Se fijaba en sus rasgos y podía percibir sus orígenes, de los cuales solo conocía unos datos fríos y escasos: nacida en 1985 en Manizales o Armero, no queda claro. Colombia. Allí, donde justo seis días antes de nacer se produjo uno de los mayores desastres naturales del país cafetero. La erupción de un volcán que se llevó la vida de 25.000 personas y dejó centenares de huérfanos.
Es en ese momento, tras el 'Desastre de Armero', cuando empieza la historia de esta pucelana con sangre colombiana. Un viaje personal para recuperar los huecos vacíos de su vida e intentar encontrar a su madre que queda reflejado en el documental 'Hija del Volcán', con el que espectador recorre, paso a paso, junto a Jenifer, el camino que le lleva a Colombia para emprender la tarea de buscar en el caótico cajón de una historia desordenada. Habrá momentos de frustración, callejones sin salida y hallazgos sorprendentes. Ahora, tras su paso por muchos festivales y su estreno en cines, su historia sigue un nuevo camino: intentar llegar a los Goya.
La necesidad humana de conocer los orígenes
Jenifer reconoce que su interés por recorrer sus orígenes le vino, justamente, desde que pudo mirarse al espejo y se podía preguntar: "¿De dónde vendrá esa nariz, el color de mi piel?". Este interés por su identidad transitó por diversas fases a lo largo de su vida: desde la negación y el deseo de no saber nada -incluso al punto de decir "no soy colombiana, no tengo nada que ver con eso"- hasta el momento de madurez en el que decidió que sí, que quería ir a Colombia y encontrar a su madre biológica.
Sus padres adoptivos siempre fueron transparentes; le contaron que era adoptada y que venía de Colombia. Además, le proporcionaron los pocos datos con los que contaba: el nombre de su madre, Dorian Tapazco, y su lugar de nacimiento, Manizales. Tenía incluso un álbum de fotos con imágenes de sus padres en Manizales cuando fueron a buscarla. Un dato crucial que sus padres le transmitieron fue que había sido entregada por una socorrista de la Cruz Roja, en el contexto de una tragedia. Con el tiempo, esta información se convertiría en un punto de partida fundamental.
La investigación para dar con sus raíces no fue un camino fácil, sino más bien un entramado de "muchos pequeños hilos que te llevan a la nada". Inicialmente, intentó contactar con la socorrista de la Cruz Roja en varias ocasiones, incluso a través de Facebook, pero sin éxito. Fue, paradójicamente, durante la pandemia, en el tiempo de encierro, cuando volvió a intentarlo y, esta vez, todas las personas contactadas le respondieron y pudo empezar realmente su búsqueda.
Del ámbito personal a la pantalla
La idea de transformar esta búsqueda personal en un documental germinó a partir de una experiencia en Brasil. Había recibido una beca universitaria para su trabajo final de grado y, estando allí, se planteó ir a Colombia, pero finalmente no se atrevió. Al regresar a España, sintió que debía volver y empezar a planear el reencuentro con su historia.
Se dio cuenta de que había vivido este proceso de manera muy aislada, sintiendo que sus sentimientos eran únicos y que nadie más podía experimentar algo similar. Las películas y las historias que había visto hasta entonces solían centrarse en familias adoptantes, no en los hijos e hijas adoptados. Fue entonces cuando surgió la idea: "Bueno, pues vamos a hacerlo así". Decidió embarcarse en un máster de documental y presentar su propuesta como trabajo final, para ver si "tenía fuerza". Fue allí donde la idea cobró impulso, y su tutor la animó a marchar a Colombia para recabar información, lo que culminó en su primer viaje en 2016.
Su primer viaje ese año marcó un punto de inflexión, aunque devastador. En el registro, le comunicaron que no existía ninguna persona con el nombre de su madre, Dorian Tapazco, "ni viva ni muerta". Este hallazgo fue "muy fuerte" pues era uno de sus pocos datos clave.
La búsqueda se tornó aún más compleja. Empezó a solicitar papeles, primero al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y luego, en un viaje posterior, en el juzgado. Allí obtuvo el expediente de adopción, pero contenía más datos de sus padres que de su madre biológica. Tardó cuatro años en conseguir que le entregaran su expediente completo, donde finalmente encontró unas declaraciones de la propia Dorian. Fue en este expediente del ICBF donde, entre líneas, se sugería que Dorian se podría haber cambiado el nombre a María Susana Romero Mejía. Un caos documental que se enmarca en un "momento histórico en Colombia bastante complicado", con movimientos sociales, la guerra y el narcotráfico. Por ello, tuvo que buscar todas las variaciones posibles de su nombre: Dorian, Doriana, Doriam, María Susana...
En este camino solitario, encontró un apoyo fundamental en Francisco, de la Fundación Armando Armero, dedicada a la memoria histórica y a reunir a familias rotas por la tragedia de Armero, donde Francisco perdió a su hermano y a su padre. Con el tiempo, la fundación se asoció con el Dr. Yunis y su instituto, que realizan pruebas legales de ADN, creando una base de datos que se ha convertido en la única forma certera de verificar conexiones familiares.La magia de lo inesperado: el proceso de documentar tu historia.
Jenifer de la Rosa. Foto: Sergio Borja
El documental, tal como fue concebido y ejecutado, es un viaje que el espectador comparte con ella, un compañero en el descubrimiento en vivo de hallazgos y revelaciones. Dirigir algo tan íntimo e inesperado fue un desafío considerable pues no habría opción a segundas tomas; la "magia" residía en la inocencia y la verdad de las respuestas en el momento exacto de la pregunta. Esto la obligó a estar "a una", aprovechando cada instante y equilibrando la atención en la cámara, el plano, la interacción con la otra persona y su propia "vivencia íntima y personal".
Aunque sí hubo momentos que permitieron una pequeña preparación previa gracias a "la generosidad de la gente". En el registro, por ejemplo, donde ya la conocían y le habían dado permisos para grabar, le mostraron los papeles por primera vez durante la filmación, y siempre estuvieron dispuestos a colaborar.
Un relato vivo que absorbe al espectador
El documental está lleno de "hallazgos importantes" que sorprenden y emocionan en cámara, poniendo al espectador casi en la posición de la protagonista. Para ella, verse en cámara en esos momentos tan significativos de su vida es un "aprendizaje".
Tras ocho años de investigación y rodaje, el trabajo de montaje, que duró un año y medio, fue fundamental para lograr que la persona que se ve en pantalla fuera lo más "genuina" posible, una representación fiel de ella misma y de la autenticidad de su búsqueda.
Jenifer confiesa que le cuesta a veces verse en esas escenas, volver a recordar y que le "entran muchas dudas". Sin embargo, también hay momentos "muy amables y muy tiernos" que le parecen "muy bonitos" y que "van compensando" el esfuerzo emocional.

Frame del docuemental.
De camino a los Goya
El documental ha logrado una trayectoria impresionante. Ha sido seleccionado en gran cantidad de festivales importantes -incluida la Seminci- y actualmente, la película se encuentra en un punto crucial: en el camino hacia su objetivo de ser seleccionada para los Premios Goya.
La película continúa con múltiples proyecciones por toda España y fuera del país, generando "mucho ruido" y obteniendo "muchos frutos". Este impulso da "alas" para seguir movilizando apoyos, primero en Valladolid y Castilla y León, y luego entre los académicos para lograr la ansiada nominación a los Goya, que es su "máximo sueño". El proceso implica primero las inscripciones (o candidaturas), de las que luego salen las nominaciones.
Un objetivo para el que, de momento, va bien encaminada. De momento, el viaje de la directora y de su documental no termina aquí porque 'Hija del Volcán' podría ampliarse con un segundo trabajo que trate la adopción desde una perspectiva más coral, de modo que reúna a muchos otros hombres y mujeres que, siendo niños se miraban al espejo y, como ella, se preguntaban dónde estaban sus orígenes.
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