Carlos Sobera

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Carlos Sobera
Televisión.
El autor esGuillermo Delgado
Guillermo Delgado
Lectura estimada: 2 min.

El seis de septiembre del 2020, en la bendición que todas las semanas realizaba desde el balcón el Papa Francisco a los asistentes, declaro: "El cotilleo es más peligroso que la COVID-19".

Algún medio español se hizo eco de esa reflexión, pero ninguno se atrevió a valorar su significado y trascendencia.
Días después, el Pontífice quiso aclarar y desarrollar ese argumento.

Según su condición, el airear en público los problemas, miserias, situaciones y relaciones personales del prójimo, reflejaban que estábamos asistiendo a una degradación del valor de la intimidad y del respeto a los otros.

La mayoría de las cadenas de televisión de nuestro país, aceptaron hace mucho tiempo que airear públicamente la vida de los otros, era un caladero muy interesante de audiencia deseosa de entrar en la cama, en la nevera y en la cuenta corriente de los demás.

El formato es muy simple, muy sencillo. Un corazón en la parte trasera, con un nombre y una edad. Allí delante de la cámara, hombres y mujeres de todas las edades y condición, se definen en pocos segundos, explican los anhelos, qué buscan de ese encuentro y acto seguido les presentan a la que será durante unas horas su compañía de mesa con el objetivo de que algún día sea de cama.
'Sálvame', 'Gran hermano', 'La isla de las tentaciones' ... tienen como único objetivo mostrar la degradación de la sociedad, la peor versión del momento que nos está tocando vivir.

Hace dos semanas, me encontré con un viejo profesor del colegio. Una muleta, andar muy despacio y una parada de cinco minutos a la sombra, recordando tantos años de relación.

Está muy débil, muy cansado, muy mayor. "En todas mis clases y mis años, solo tuve un objetivo, intentar dejar a los míos con mi conducta un mundo mejor".

Resumen rotundo de un hombre que solo nos pedía en las clases, respeto al otro y solidaridad con el que no era tan bueno en el deporte o en los estudios.

Mercedes Milá, Igartiburu, Matamoros, Esteban... han sido los elegidos para llevar el mensaje de que puede haber un mundo peor, si nos esforzamos un poco más, si somos capaces de entrar más en la vida personal del otro y la hacemos pública y la apoyamos con imágenes, videos y fotos, lograremos el objetivo perseguido. Un mundo peor existe, compártelo.

Los embajadores de ese producto ganan verdaderas fortunas por hacérnoslo llegar.
De su habilidad, imagen y empatía depende el daño que produzca en los cerebros de los televidentes.
Llaman entretenimiento lo que solo presenta sufrimiento, lo disfrazan, camuflan, esconden, manipulan, extorsionan.

El Papa Francisco aconsejaba separarse del que nos hablase de la vida personal del otro.
Alzar una ceja era la contraseña para abrir una celda. Alzar una ceja es la señal que indica que se enciende el foco, se dan de alta los micrófonos y el embajador del peor mundo se quita la máscara y se presenta ante los seguidores de su secta. Con ustedes Carlos Sobera.

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