Una misión a contrarreloj para salvar una vida en Valladolid

Integrantes del Clínico, Policía Municipal y Guardia Civil intervinieron en un traslado de un corazón desde el aeropuerto hasta el centro hospitalario

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Una misión a contrarreloj para salvar una vida en Valladolid
Adrián, agente de la Guardia Civil, y Félix, agente de la Policía Municipal. Ambos intervinieron en el traslado. TRIBUNA.
El autor esAlejandro De Grado Viña
Alejandro De Grado Viña
Lectura estimada: 3 min.

Un taxi furgoneta, una nevera portátil especializada, dos patrullas y un corazón latiendo por momentos. Estos cuatro elementos fueron fundamentales el pasado 12 de junio para salvar una vida en Valladolid. Fue en el Hospital Clínico Universitario donde, trasplante cardíaco mediante, los efectivos sanitarios lograron que uno de sus pacientes cobrara vida o, lo que es lo mismo, volviera a nacer.

La operación no fue sencilla, y no solo por lo que pasó en el quirófano, sino por lo que sucedió durante el trayecto. Tanto fue así que, llegado el caso, no había ambulancias disponibles para el traslado, por lo que la solución fue pedir un taxi furgoneta para que los sanitarios llegaran a tiempo al aeropuerto, ya que el tiempo no corre, en ningún momento, a su favor. De hecho, el corazón no puede estar, durante un máximo de cuatro horas, desde la transfusión de sangre, sin tener contacto con el interior del cuerpo del receptor en cuestión.

Desde el Clínico apuntan a TRIBUNA que el taxista, que al principio no se creía lo que los sanitarios le pedían, estuvo "más de media hora" esperando a la llegada del avión. El hombre depositó toda su confianza en los sanitarios y llevo a los mismos hasta el aeropuerto en un vehículo "preparado" que tenía espacio "para transportar todo el material quirúrgico". Los efectivos metieron el corazón en la nevera, donde estuvo a salvo y en condiciones óptimas, algo indispensable para evitar problemas durante la propia operación. 

Este taxi, para llegar cuanto antes al Clínico, estuvo escoltado por la Policía Municipal, que les estaba esperando en la Avenida Gijón, y por la Guardia Civil, que fue quien les ayudó desde que salieron del aeropuerto de Villanubla. Adrián García, uno de los agentes del cuartel de Zaratán, explica, en declaraciones a TRIBUNA, que ellos ya llevaban varios minutos esperando cuando aterrizó "la avioneta", ya que recibieron una llamada de carácter urgente para intervenir de inmediato. "Nosotros escoltamos el taxi hasta la entrada a Valladolid. A partir de ahí, la Policía Municipal se unió a nosotros hasta que llegamos al hospital", relata.

En estos casos, no tienen tiempo para respetar la seguridad vial. Es decir, no pueden detenerse en cruces o semáforos. Por esa razón, Adrián indica que, "con precaución", se desplazaron hasta el Clínico con "sirenas y luces encendidas". "Cuantos más vehículos vayamos escoltando, más visibilidad y seguridad hay. La coordinación con la Policía Municipal es fundamental para que todo fluya", aclara. Por su parte, el agente Félix Estrada, junto a su compañero Álvaro Madero, fueron los policías encargados de escoltar el corazón "desde el término municipal hasta el Clínico".

"Nosotros les esperamos en la Avenida Gijón. Cuando vimos llegar el taxi pegado al coche de la Guardia Civil, nos incorporamos al convoy e íbamos cortando el tráfico a medida que avanzábamos. La idea es no cerrar las calles durante mucho tiempo, sino ir abriendo paso en el momento para hacerlo más ágil y no tener que movilizar a más efectivos", añade. Afortunadamente, al ser las 22.30, no había tanto tráfico. "A esas horas, ya no hay tanta circulación. Fuimos abriendo paso y llegamos al hospital. Allí ya nos estaban esperando los otros médicos para entrar directamente. Nosotros, una vez finalizado el trayecto, hemos cumplido con nuestra misión", reitera.

Situación crítica del receptor

Según fuentes del Clínico, "no había otra solución médica ni quirúrgica" para salvar a la persona que necesitaba el trasplante. De hecho, confirman que la operación se llevó a cabo con total normalidad, por lo que, tras pasar a planta y darle de alta, esa persona, que se encontraba en una situación crítica, puede empezar, a partir de ahora, "una vida casi normal". "Son operaciones que salvan vidas y cambian futuros", sostienen.

Aun así, el paciente se va recuperando, poco a poco, rodeado de cuidados médicos, los cuales escuchan los latidos de su corazón gracias a una cadena humana -médicos, taxistas, policías y guardias civiles- que convirtió una noche cualquiera en Valladolid en una carrera de vida o muerte... que, felizmente, ganaron.

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