El artículo de Diego Jalón, como cada viernes, en TRIBUNA
Demasiadas fugas
El artículo de Diego Jalón, como cada viernes, en TRIBUNA
En música clásica, la fuga es una forma contrapuntística en la que varios elementos musicales se entrecruzan y se imitan entre sí. Se basa en un sujeto o tema principal, que se repite y varía a lo largo de la pieza y al parecer requiere un alto nivel de habilidad técnica y conocimiento de la teoría musical. Todo esto seguro que lo sabe Pedro, que está perfeccionando como nadie esta composición, tal vez con la ayuda de su hermano. Y la interpreta cada vez con mayor maestría en el Congreso de los Diputados, el único sitio en el que acepta preguntas, aunque no las responda.
El miércoles por la mañana Feijóo le preguntó al presidente y secretario general del PSOE si respaldaba a Santos Cerdán. Y Sánchez a la fuga respondió con una breve disertación sobre lo que en psicología se conoce como "acción en espejo". Y acusó a Feijóo de acusar a los demás de hacer lo que él hace, acusando a Feijóo de hacer lo que Sánchez hace. Sí, resulta muy confuso. Es un poco lo de esos agentes dobles de las novelas del recientemente fallecido Forsyth, que siempre acaban siendo triples o cuádruples, y ya no se sabe si van o vienen.
Fue algo así como Pedro acusando a Pedro de ser como Pedro para no responder a las acusaciones que le hacen a Pedro. Pedro es el presidente de Schrödinger, que cuando está no está y sólo comparece realmente cuando se da a la fuga. Niega lo que dice y hace lo que repudia. Hay veces que ya no sabemos ni si David es su hermano ni si Begoña es su mujer. Si la engañase con otra, la acusaría a ella de adulterio. Cabe preguntarse, muchos lo hacen, si lo que le sucede es un trastorno mental, de múltiple personalidad, por ejemplo, o cualquier otra psicopatía. Pero yo, que soy muy fan de Ockham y su navaja, creo que simplemente lo que le ocurre es que ni tiene vergüenza ni la ha conocido.
A Pedro todo le da igual. Le da igual que Ábalos fuera su mano derecha en el Gobierno y en el partido mientras nos hacía pagar a los contribuyentes los sueldos de sus sobrinas. Le importa una higa que sobre Cerdán pesen algo más que sospechas sobre el cobro de comisiones a cambio de adjudicaciones de obra pública. No le importa que su fiscal general se aferre al cargo mientras se sienta en el banquillo y despide a su subordinada, la fiscal de Madrid, por haber sido encausada junto a él siguiendo sus órdenes. No le importa que Europa le diga que lo de su amnistía no tiene un pase porque la ha redactado al dictado de los delincuentes a los que va a amnistiar a cambio de sus votos. Y le da todo igual porque Pedro es muchos pedros y siempre hay un Pedro para escapar de otro Pedro.
Ya sé que no resulta fácil de entender, pero ¿qué lo es en España en estos días? Hasta a la ministra de Educación, que es también portavoz de Gobierno, le parece que "a estas alturas hay algunos jueces que están haciendo cosas difíciles de entender". Pero creo que en este caso la falta de comprensión no se debe a lo que dicen los jueces en sus autos. Oyendo hablar a Alegría, además de invadirme un profundo desasosiego al pensar que la educación de nuestros hijos pueda estar en semejantes manos, me brota un sentimiento de compasión ante esta graduada en magisterio que no parece saber distinguir entre indicios, evidencias y pruebas.
Aunque sí es capaz de repetir como un lorito la consigna de estos días, que viene a decir que entre un fiscal que persigue a los delincuentes y un delincuente, el Gobierno estará siempre con los fiscales. Lo que no está claro, o más bien sí, es si Álvaro García Ortiz es un fiscal que persigue a los delincuentes o un delincuente. Pero en este mundo cuántico en el que Pedro quiere convertir nuestro país y nuestra democracia también es posible que un fiscal sea un delincuente y un delincuente sea un fiscal.
Por eso, entre tanta confusión, se agradece la claridad del ministro Óscar Puente, que no se anda con rodeos y directamente acusa al Supremo de ser la oposición al Gobierno y de estar al servicio de Feijóo. A él no le pasa como a Alegría. Él, que es un jurista, entiende perfectamente todas las cosas que hacen los jueces. Y debería explicárselas a Pilar en algún consejo de ministros cuando se reincorpore a su puesto y vuelva a ser ese maquinista que conduce el "tren que vive en España el mejor momento de su historia".
Y sí, tiene razón Óscar. No en lo del tren, sino en lo de que se puede criticar a los jueces, sólo faltaba. Incluso, igual que les pasa a los fiscales, se puede uno querellar contra ellos si hacen cosas ilegales. Y eso debería hacer el Gobierno si de verdad piensa que los jueces prevarican. Como Baltasar Garzón, que no sólo fue juzgado, sino condenado e inhabilitado por prevaricador, al haber "actuado de forma arbitraria y a sabiendas de su injusticia", según reza la sentencia dictada contra él. Y ahora anda en la tele pública dando lecciones sobre cómo hay que fundamentar un auto.
Seguro que hay jueces que actúan mal e incluso que delinquen. Pero una cosa es querellarse contra ellos y otra emprender una campaña contra toda la magistratura porque Pedro esté rodeado de presuntos sinvergüenzas, Dios los cría y ellos se juntan. La campaña contra los jueces por parte de esa acampada del 15M en la que se ha convertido el Partido Socialista es ya la única argamasa que une al Gobierno y a sus socios, al PSOE con Podemos, con Bildu, con Junts, con ERC. Todos tienen ya en común esa obsesión contra la Justicia que le brotó a Pedro cuando un juez empezó a investigar la impecable actividad empresarial de su señora.
El Gobierno ha acusado de prevaricación a varios jueces, ha asegurado que la publicación de los guasaps de Sánchez y Ábalos era un delito, ha filtrado que estaba siendo objeto de un chantaje y el PSOE anunció que emprendería acciones legales contra quienes decían que Leire era su fontanera y actuaba a las órdenes de Cerdán. Pero seguimos sin noticias de que se haya presentado querella alguna. Lo que sí ha hecho el PSOE, es decir Cerdán, al que el Supremo ha invitado a declarar de forma voluntaria sobre "los consistentes indicios" de delitos de organización criminal, es que Cerdán niega que Cerdán haya hecho nada y anuncia que, según asegura Cerdán, Cerdán dará explicaciones cuando se conozca un informe que ya se conoce. Son 490 páginas y demasiadas fugas para poder seguir huyendo.