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El batacazo que se ha dado Andrea Jiménez con Casting Lear en el LAVA ha sido monumental. Se abre la temporada y uno sale ya con dolor de cabeza y pidiendo la hora. ¡Qué decepción, Virgen Santa! Batacazo como Directora y como actriz. Una inexorable insipidez (espero que eso de Atados a la creación no se convierta en tortura) teatral y una ñoñería supina para mentes reprimidas acabaron con mis expectativas a los diez minutos de comenzado el espectáculo.
El padre, Cordelia, el Rey, las hermanas sirven de parapeto para que Andrea Jiménez ajuste cuentas consigo misma y con todo lo que la rodea. Y todo el tiempo chillando como una niña mal criada que se enfada porque no la comprado el último modelo de móvil. Quiere ajustar cuentas hasta con Shakespeare que ya es decir, el colmo de la ignorancia y el atrevimiento.
Andrea, decirte una cosa por resumir, el perdón, que lo sepas, solo y exclusivamente se lo puede dar uno a sí mismo. Otra cosa es que en el colegio las monjas te hayan dicho otra cosa y tú te lo hayas creído. Esta generación de nuevas directoras no está aportando nada al teatro y mira que se les están dando oportunidades, que no se quejen, pero no hay mucho talento y hay que decirlo. Es la generación del ombligo y del yo, yo, yo.
La música y el sonido muy vulgar, para no andarme por las ramas. Y la decoración brilla por su ausencia. Ya sabemos, está más visto que el TBEO que, aunque se dé un paseo alguien por el escenario es teatro... y también tomadura de pelo, como es el caso.
Lo mejor con diferencia el trabajo que realiza el gran Carlos Pinedo, cada día mejor. Tiene un gran talento para la tragedia y eso que la dirección de Andrea Jiménez lo único que hizo es ponerle durante toda la noche "palos en las ruedas". Es un actor que exhala bonhomía, rebosante de nervio, peligro, llanto y locura.
¿A qué apela Casting Lear? A mí solo se me ocurre la palabra pesadilla. Noventa minutos de pesadilla. El tema: mi padre no me quiere y no me lleva a las ferias ya nos lo sabemos de memoria. A estas alturas todos ya hemos leído la Metamorfosis de Kafka y sabemos que la familia, mata.
Ni me convence el tono, ni el tema ni la trama. ¿Es útil este tipo de teatro y despilfarrar el dinero público? Creo que no. Ir al teatro es asomarse a otros sitios y otras épocas, incluso al futuro, no pasar noventa minutos en el sillón del psicoanalista. Esta gente tiene unas tarifas que arruinan al más pintado.
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