"Si llevas tu infancia contigo, nunca envejecerás", decía el sabio Tom Stoppard. Parece que el autor de esta noticia se ha tomado dicha frase al pie de la letra porque ha sacado, de sí mismo, el niño que llevaba dentro, aunque no era, realmente, una tarea muy complicada de ejecutar. Con el micrófono de TRIBUNA en mano y Sergio Borja, como aliado, ha recorrido el Real de la Feria en plenas Fiestas de la capital para conocer, de primera mano, si eso que asegura Stoppard era cierto.

Tras ver a Stitch y a Sulley en la entrada del recinto y cantar con Juan Manuel Ortega, dueño de la 'Tómbola Antojitos', su repertorio musical, la idea de Stoppard coge más fuerza y cobra, con el paso de los minutos, protagonismo. Aun así, hacer el ridículo estaba garantizado. No rompió una sola vez los tres globos con los dardos, pese a intentarlo en más de una ocasión, tampoco acertó a encestar de primeras, aunque un tiro realizado podría haberlo firmado el mismísimo Michael Jordan, y no tiró todas las latas con los balones, ya que uno de ellos no llegó ni a rozar las mismas. A pesar de ello, como buen vallisoletano, siguió intentándolo, dando también la oportunidad al fotógrafo, que tampoco estuvo, con todos los respetos, muy atinado.

Era cada vez más gente la que se interesaba por los dos integrantes de este medio. "¡Hombre! ¡Cuánto tiempo!", decía uno de ellos al ridiculizado Alejandro de Grado, que tuvo que soportar las mofas de más de uno por el camino. Al menos, cumplió el sueño de conocer a Iván, que hace más horas en el 'Tren de la Bruja' que la propia escoba, o de hacer una entrevista de altura, nunca mejor dicho, a Dayana Paz, una de las culpables de que Valladolid haya estrenado una nueva noria de 45 metros con aire acondicionado en las cabinas. De hecho, en tan solo dos semanas, los feriantes se pusieron manos a la obra para tener preparada la instalación que, por solo 5 euros, puedes disfrutar de las visitas que lleva consigo.

Al final, solo Juan Manuel Ortega se dignó a acompañar en este trayecto lleno de fantasía con un regalo especial a estos dos periodistas, que sobrevivieron a las críticas, pese a ser, visto lo visto, obligadas de hacer.