Los vecinos de la calle Goya, 32 se han encontrado este viernes con sus casas desvalijadas por completo. Algunos incluso han perdido sus objetos y enseres personales que esa misma mañana iban a recuperar en una nueva visita que tenían programada. Según ha podido saber TRIBUNA, estaban citados a las 10.00 horas y tenían hasta las 13.00 para entrar en sus respectivos y añorados domicilios.

Alberto Solís, uno de los vecinos que quiso alzar la voz ante la desagradable situación del vecindario, ha denunciado los hechos, junto, hasta el momento, otras tres personas. Es decir, son cuatro las denuncias en total que han querido hacer los afectados, que cada vez están más nerviosos. "Nos sentimos abandonados. Hemos tenido paciencia, pero la paciencia se agota. Necesitamos una respuesta del Ayuntamiento", comenta. 

Cabe recordar que, por fortuna, Solís y Teresa, su madre, no estaban en su casa cuando estalló parte del edificio debido a la explosión de gas. Ambos se encontraban en el pueblo cuando recibieron el aviso. De hecho, su casa, el 2ºE, es una de las más afectadas porque la onda expansiva golpeó, sobre todo, en el acceso a la misma. "Me la he encontrado revuelta, descolocada y con las puertas reventadas", explica un vecino que lamenta la "pasividad" de la Policía Municipal a la hora de asegurar durante todo este tiempo la zona.

Además, sostiene que los ladrones se han llevado lámparas, picaportes y cortinas. Y no solo es eso. Parte del vecindario asegura que los responsables han podido dormir incluso en estas viviendas por cómo estaban colocados los colchones. De hecho, preguntando a las personas que viven en los aleñados, uno de sus vecinos apunta que vio a un hombre "salir corriendo" del portal del edificio, aunque no lo quiso denunciar porque no sabía exactamente si salía corriendo tras un robo o por cualquier otra razón.

Eso sí, advirtió a unos vecinos que se reunirán la próxima semana para valorar los daños y la posibilidad de concertar un encuentro con los concejales responsables del Ayuntamiento con el fin de disipar las dudas que tienen sobre si, finalmente, contarán con la ayuda que les prometieron en su momento.