La suerte no existe
Palabras contra el olvido
Vengo rápido al ordenador después de leer 'La suerte no existe... pero no juegues con ella' de Chechu Martín. Y vengo fundamentalmente con un sentimiento de agradecimiento. En las tres tardes que me ha durado el libro he aprendido la importancia que tienen las palabras para explicar la complejidad, como dice el autor en la introducción, del intrincado mundo del deporte.
Cada capítulo es una exploración y también una reflexión contigo mismo. En la conversación interior que Chechu Martín mantiene con el lector te hace estar alerta porque te adiestra el carácter y la personalidad. Chechu vive y es profesor del Colegio de La Salle en Valladolid. Escribe novelas y hace multitud de cosas relacionadas con el deporte y con la vida.
'La suerte no existe... pero no juegues con ella' es una novela que tiene tanta emoción como un partido de fútbol que se decide en la tanda de penaltis. A través de su libro se tiene la posibilidad de leer otros y se recuerdan muchos otros. El viaje de la familia de Aritz llega al corazón del lector y deja huella. Que deje huella un libro en el lector es un privilegio que no todas las tardes ocurre.
Y deja huella como han dejado huella en mí: Iribar, Sáez, Guisasola Larrauri, Arieta, Rojo I, Uriarte, Argote... y el Estadio de San Mamés. Leer algunos de estos nombres me ha trasportado de repente al mundo de los recreos y a los partidos de fútbol interminables en el colegio Maristas de Villalba (Madrid). Tiene Chechu Martín una prosa rítmica, donde predomina muchas veces el fragmento, muy útil para sumergimos en las numerosas intrahistorias que invitan siempre a una reflexión sosegada.
Confiesa Montaigne al comienzo de sus Ensayos: "Yo soy mismo la materia de mi libro". La modestia de Chechu no se podría suscribir el aserto, pero creo que en el fondo los que somos la materia de su libro somos todos sus lectores que nos pone a bailar, que nos interroga con preguntas fundamentales.
Porque lo que es evidente es que cada época tiene sus valores y una predisposición subjetiva en relación con las certezas, las dudas y la percepción de cada individuo o sociedad se hace así mismo.
Practicar deporte es un estilo de vida. Y como pasa en el waterpolo, las cosas más importantes suceden bajo la superficie. Y que lo que te enseña el deporte fundamentalmente es que tienes que aguantar porque sabes que, aunque estés rodeado de mucha gente siempre estarás solo.
'La suerte no existe... pero no juegues con ella' logra provocar la curiosidad y en ocasiones el estremecimiento que provocan algunos libros, y se convierte en uno cuya lectura me gustaría compartir con todos mis lectores y lectoras.
Chechu, tu libro me ha hecho bien porque me ha permitido ver un mundo con tus ojos.
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