El próximo 26 de noviembre, la prestigiosa compañía interpretará una de las obras del Ballet Clásico
La danza de la vida
La crítica cultural de Ágreda en TRIBUNA
La danza es el arte del cuerpo en movimiento. Cuando se pone a bailar Ana Morales, esta noche lo hace en el Teatro Calderón con su espectáculo Sin permiso, canciones para el silencio, se activa su memoria corporal y la de todos los espectadores que la miran embelesados. Como no reconocer en sus movimientos a Carmen Amaya, Pilar López, Concha Vargas, Antonio Gades, Cristina Hoyos, Vicente Escudero, Marienma, etc., etc.
La danza siempre representa la vida. Refleja el alma humana. Antes los representaron otros, ahora toca representarlo a Ana Morales. Es evidente que el instrumento con el que se manifiesta la vida es el cuerpo. Y este contiene toda la memoria de los hechos más importantes que nos han pasado en la vida.
Sin permiso, canciones para el silencio tiene de todo. Es una sinfonía flamenca. Ana Morales es una explorada flamenca. Interpreta con una técnica depuradísima todo lo que suena en el escenario del Teatro Calderón. Claro que la acompaña al baile José Manuel Álvarez que sabe ligar los movimientos de manera elegante y muy flamenca y luego lleva unos músicos con Juan Antonio Amador al cante de lo mejor que hemos visto por Valladolid en mucho tiempo.
La emoción de la alegría y la emoción de la tristeza en el cuerpo de Ana Morales. Ajusta de una manera bellísima los movimientos a la historia que quiere contar. ¿Que qué historia está contando? Pues la suya, la nuestra y la de todos. Que historia va a contar. Por eso el patio de butacas no le quita ojo de encima durante 75 minutos.
La danza flamenca, ese arte efímero del cuerpo vive su mejor época. Ana Morales es la más cubista de nuestras "bailaoras". Hay que ser muy valiente para salir como salió ella a bailar, hay que verla porque en su baile lo que prima son los movimientos sobre las palabras. Las palabras siempre son engañosas.
El danzar de Ana Morales dejó huella en mí. Verla bailar educa la mirada y el pensamiento. Su armonía en estos tiempos convulsos, instruye. La música en directo, el aire flamenco sonoro entraba por los pies y te recorría el cuerpo produciéndote un bienestar nuevo, plácido y reconfortante.
Sí, no has hecho bien Ana Morales, que lo sepas. Los premios son como los perfumes. El Premio Nacional de Danza 2022 que ella tiene aromatizó el Teatro Calderón y lo convirtió durante un rato en el mejor tablao del mundo.
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