Tres cosas sobre la desconexión que podemos aprender de las vacaciones

Tres cosas sobre la desconexión que podemos aprender de las vacaciones

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Tres cosas sobre la desconexión que podemos aprender de las vacaciones
El autor esRaúl García Díaz
Raúl García Díaz
Lectura estimada: 4 min.

Algunas de las preguntas que me han hecho en mi vida profesional se repiten de vez en cuando. Una, por ejemplo, es cómo mentir y que no se note. Esta, en particular, tiene una respuesta  muy sencilla: creyéndote tu propia mentira. Otra muy habitual es la de cómo conseguir crear un hábito de trabajo. La respuesta a esta pregunta no es sencilla, y siento decirte que eso de que si repites el comportamiento durante 21 días seguidos se convierte en un hábito, no funciona. Así que quizá dejaré la respuesta para otro artículo. Pero la pregunta que me hacen repetidamente y que voy a responder en parte en este artículo es: ¿cómo logro desconectar del trabajo cuando termino la jornada laboral?

 

Y voy a poder responder a esta pregunta porque estos días he estado haciendo un estudio muy interesante sobre porqué se logra desconectar durante las vacaciones. A ver… no es un estudio que haya realizado con el método científico, pero he preguntado a varias personas si habían desconectado totalmente durante las vacaciones y qué es lo que habían hecho. Y he descubierto que casi todas las personas que han logrado “olvidarse” del trabajo durante sus vacaciones han hecho tres cosas principalmente. Y sería muy interesante que esas tres cosas las hiciéramos durante los próximos meses para tratar de desconectar cada día del trabajo o cada fin de semana.

 

Lo primero que han hecho estas personas ha sido estar en un contexto diferente al que habitualmente están. Es decir, han hecho lo que se suele denominar irse de vacaciones. Es evidente que cambiar el lugar donde pasas la mayor parte de tu tiempo hace que desconectes de un montón de cosas que te evocan tus actividades habituales, como el trabajo. No estoy muy seguro de cuál podría ser la explicación a esto, pero diría que es debido al reflejo de orientación. El reflejo de orientación se pone en funcionamiento de manera inconsciente cuando estamos en lugares que son nuevos para nosotros. El reflejo de orientación hace que prestemos atención a gran cantidad de estímulos (ya que al estar en una situación nueva son muchos) y, por lo tanto, consumamos muchos recursos atenciones. Puede ser que por eso, precisamente, sea más difícil que en situaciones nuevas nos invadan pensamientos intrusivos sobre el trabajo.

 

Lo segundo que han hecho estas personas, han sido tareas que les han absorbido absolutamente. El tipo de actividades ha sido muy variado, no voy a entrar en todas y cada una, pero lo fundamental no ha sido la actividad, sino la cantidad de atención necesaria para realizarla.  Por eso una misma actividad no tiene por qué generar la misma desconexión a diferentes personas. Por ejemplo, tejer una bufanda a una persona le puede absorber totalmente, mientras que a otra nada en absoluto. Un consejo: una actividad nos absorbe totalmente mientras la aprendemos, una vez aprendida, cuando se convierte en algo automático, no nos absorbe tanto. Y es que cuanto más intensamente tenemos ocupada la cabeza menos espacio dejamos para que lo ocupen otros pensamientos ya sean del trabajo u otros.

 

 

Lo tercero y último que han hecho estas personas, aunque no han sido conscientes de ello, ha sido convencerse de que no tenían que ocuparse del trabajo hasta después de dos o tres semanas. ¿Y cómo se hace esto? Pues quizá esta tercera cuestión es la más difícil de conseguir porque requiere mucho entrenamiento. Pero es posible. Evidentemente, no se trata de convencernos de que no nos tenemos que ocupar del trabajo hasta dentro de dos semanas, es algo mucho más sencillo. Se trata de convencernos de que no nos tenemos que ocupar del trabajo hasta el día siguiente o hasta el lunes.

 

Por lo tanto, para finalizar ¿qué podemos aprender de las vacaciones para desconectar durante el año?

 

Primero, sal de casa y vete a un lugar en el que nunca has estado. Ya sea al acabar tu jornada laboral o en el fin de semana. Puedes ir a un museo, a un barrio de tu ciudad, a un pueblo a diez kilómetros de donde vives… Lo principal es que sea un lugar donde nunca hayas estado. Así tu reflejo de orientación te hará desconectar de lo habitual.

 

Segundo, realiza actividades que te absorban el cerebro. Juega al ajedrez, lee un libro que te apasione, toca un instrumento musical, ten una conversación interesante con alguien… lo principal no es la actividad que hagas, sino la absorción que te produzca. Descubre las actividades que te absorben el cerebro y realízalas para desconectar.

 

Tercero, entrénate a ocuparte del trabajo cuando estés trabajando y no en otros momentos.

 

¿Tienes tus propios trucos para desconectar? ¿Coinciden con los que he comentado? ¡Compártelos!

 

Gracias por leer.

 

Raúl García Díaz es director de la consultora de recursos humanos Entrepersonas

www.entrepersonas.com

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