El Círculo del Recreo de Valladolid acogerá el próximo jueves 4 de diciembre, a las 19.30 horas y con entrada libre, un homenaje al polifacético Ignacio Sánchez Mejías, torero, escritor y gran mecenas de la Generación del 27. El acto conmemora una de las gestas más singulares de su trayectoria y que quedó ligada para siempre a Valladolid: lidiar seis miuras en la plaza del Paseo de Zorrilla y, apenas dos horas después, cambiar el traje de luces por el esmoquin para impartir una conferencia en el Ateneo sobre su novela La amargura del triunfo.

La mesa redonda, titulada 'Ignacio Sánchez Mejías en Valladolid. Un siglo después. 1925-2025', estará moderada por el periodista Ignacio Miranda Peña, impulsor del homenaje. Participarán Domingo Delgado, abogado y crítico taurino, quien abordará la dimensión torera del diestro sevillano; Antonio Ruiz de Alda, bisnieto del homenajeado, que ofrecerá una mirada íntima a su perfil humano y familiar; y Antonio Fernández Torres, coautor de su biografía junto con Andrés Amorós, encargado de analizar su faceta cultural y su papel como gran promotor de la Generación del 27.

Miranda recuerda que Sánchez Mejías fue capaz de reunir a los grandes poetas de su tiempo en su finca de Pino Montano, donde germinó el espíritu creativo que daría lugar a la Generación del 27. Además de torero y escritor, fue presidente del Betis, aviador, jugador de polo, colaborador de prensa, hermano de la Macarena y presidente de Cruz Roja de Sevilla.
"Es un personaje fuera de lo común. Un Leonardo da Vinci o un Miguel Ángel de principios del siglo XX en España", asegura.

El periodista considera que este homenaje supone una deuda de Valladolid con Sánchez Mejías: "Si hubo una ciudad donde se vio lo que era este genio, tanto en la plaza como en el ámbito intelectual, fue Valladolid. En cinco horas cambió el traje de luces por el esmoquin para dar una conferencia… Eso está al alcance de muy pocos".

En el terreno taurino, Sánchez Mejías fue cuñado de Joselito el Gallo y testigo de su muerte en Talavera, además de continuador de su estilo de lidia. Como escritor, Miranda destaca su dramaturgia marcada por las vanguardias, el psicoanálisis y la influencia de Freud, pero también profundamente conectada con lo popular gracias a su amistad con Federico García Lorca.