Diputación y Fundación Hospitalarias Valladolid llevan al medio rural la detección precoz del deterioro cognitivo
Que los pueblos no se queden sin memoria
Diputación y Fundación Hospitalarias Valladolid llevan al medio rural la detección precoz del deterioro cognitivo
"Después del trasplante me quedé completamente borrado. No recordaba nada, ni podía andar bien. Con este programa he vuelto a andar mentalmente". Alfonso Revuelta, vecino de Villanubla, habla con serenidad, buscando las palabras precisas. Cada frase parece una pequeña victoria en esa segunda vida que comenzó hace ahora siete años, cuando recibió un corazón nuevo y un nieto, todo el mismo día. Es uno de los participantes del programa de prevención y detección del deterioro cognitivo que impulsan la Diputación vallisoletana, a través de su Programa de Envejecimiento Activo y Saludable, y Fundación Hospitalarias Valladolid.
En la Casa de la Cultura de Villanubla, Alfonso comparte mesa con otros vecinos que, como él, han decidido ejercitar su mente para frenar el deterioro. Entre ellos está Carlos Fernández, también participante del programa, que como Alfonso acuden sesiones individuales con Sandra Martínez, terapeuta del programa. "Me enteré por los carteles del Ayuntamiento", explica Carlos, al que le pareció interesante la iniciativa. "Pensé: voy a probar. Y la verdad es que muy bien, muy bien".
Carlos participa tanto en los talleres grupales como en las sesiones individuales. "En las grupales hacemos ejercicios de memoria y razonamiento, y en las particulares trabajamos lo mismo pero más individualizado", cuenta. "Desde que empecé, me noto mucho más concentrado y organizado".
Ha incorporado nuevas rutinas a su vida diaria, gracias a los trucos de Sandra: "Me he aficionado a leer y voy haciendo pequeños resúmenes para acordarme. Antes no sabía ni cómo se llamaban los personajes. También planifico el día, hago sudokus, crucigramas... Me ayuda a estar activo y mejor organizado, a sentirme mejor".
Además, Carlos ha descubierto el beneficio de las relaciones sociales. "Me relaciono mucho más con la gente", y es que hablar, compartir, reírse también estimula. "Creo que este tipo de programas son lo mejor que se puede hacer por los pueblos".
El programa nació hace cuatro años, en 2021, para acercar al medio rural servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento cognitivo que normalmente solo se ofrecen en entornos urbanos. Busca consolidar un modelo eficaz, sostenible y humano, que sirva de referencia en Castilla y León.
Se construye con sesiones de sensibilización, talleres grupales de estimulación cognitiva, valoraciones individuales y tratamientos neuropsicológicos personalizados, todo ello coordinado entre el equipo técnico de la Diputación y los profesionales de la Fundación. El objetivo es detectar de forma temprana los signos de deterioro, ofrecer un seguimiento clínico y frenar la progresión de enfermedades neurodegenerativas.
Desde que arrancó, han participado 180 personas, con una media de edad de 76,5 años. Los equipos han detectado casos precoces de deterioro cognitivo leve en el 22 por ciento de los asistentes, tanto por envejecimiento normal como por otras causas. En todos los casos se han realizado valoraciones individuales y tratamientos neuropsicológicos personalizados, adaptados a cada participante.
Recordar quién se es
Alfonso cuenta que llegó al programa tras un proceso médico largo y difícil. "Después del trasplante estaba muerto en vida. No tenía sensibilidad, no tenía memoria", no podía ni andar, recuerda. Pero poco a poco ha ido recordando a su persona. "Tuve y estoy mirando, por todos los medios, arañando por todas las paredes y lo que sea, para llegar a una conclusión de que tengo que solucionarlo". Hoy puede leer, hablar con más claridad, y se siente mejor consigo mismo. "Parece que tengo otra cara, otro ánimo".
"Estoy aprendiendo a recordar nombres porque antes decía, de todo menos el nombre de lo que tenía que decir. Muchas veces que decía, esto, aquello, lo otro pero no me salía". "Yo ya he conseguido mucho, mucho, pero sé que todavía me queda por recorrer", añade Alfonso.
Durante las sesiones ha aprendido a ejercitar la mente con dinámicas sencillas que estimulan la atención, la memoria y el razonamiento. "Sandra nos enseña trucos: dibujar, crear ideas a partir de una palabra, recordar nombres o cosas cotidianas. Al principio no sacaba nada, esto (la mente) estaba todo cerrado; no cerrado del todo, pero estaba poco abierto al diálogo". Pero con ella ha aprendido a "abrirse". "La tengo que dar muchas gracias por haberme ayudado".
El mensaje de Alfonso es claro: "Si sirve para que alguien salga de su caparazón, que salga. Que saque su personalidad que la tiene ahí adormecida y que no tenga miedo. No hemos nacido aprendidos, sino que hay que aprender sobre la marcha".
El cerebro se puede entrenar
Detrás de cada una de esas sesiones está el trabajo de profesionales como Sandra Martínez, terapeuta de Fundación Hospitalarias Valladolid, que recorre los pueblos para impartir los talleres. "Hay que diferenciar el envejecimiento normal del deterioro cognitivo", explica. "El cerebro, igual que los músculos o los huesos, cambia con el tiempo: pierde volumen y eso puede causar despistes normales. Lo preocupante es cuando los olvidos son frecuentes" o interfieren en la vida diaria.
Sandra subraya la importancia de la detección precoz, ya que permite actuar antes, hacer una valoración y poner en marcha un plan de estimulación cognitiva. También sirve para eliminar factores de riesgo como el sedentarismo, el tabaquismo, el consumo de alcohol o el aislamiento social. Cuanto antes se intervenga, más se puede ralentizar la evolución del deterioro, precisa.
"Primero hacemos una charla de sensibilización en el pueblo, explicamos cómo funciona el cerebro y por qué hay que mantenerlo activo. Luego realizamos un pequeño triaje para formar los grupos y empezamos con los talleres, que tienen 14 sesiones. A lo largo de las actividades observamos a las personas y, si detectamos posibles alteraciones, realizamos una valoración y, una vez que tienes el perfil cognitivo de la persona, se realizan sesiones individuales más centradas en sus dificultades o problemas", detalla y precisa que se ayudan del grupo para que una simple conversación sirva de apoyo.
Despliegue rural
Una de las virtudes del programa es su despliegue rural. "En las ciudades hay centros de día, residencias, clínicas de rehabilitación… pero en los pueblos no", lamenta Sandra. "En Castilla y León hay localidades con apenas cien habitantes. Si hay algún recurso, suele estar lejos. Por eso es tan importante que seamos nosotros quienes vayamos hasta allí".
En los cuatro años de vida de la iniciativa se han desarrollado intervenciones en Castronuño, Pedrajas de San Esteban, Peñafiel, Rueda, Tordesillas, Tudela de Duero y Villalón de Campos, entre otros. Este año se ha extendido a Santiago del Arroyo, Esguevillas de Esgueva y Villanubla.
Los datos recogidos hasta 2024 muestran que las funciones cognitivas más afectadas en los participantes han sido las funciones ejecutivas, la memoria y la atención. Gracias a las intervenciones realizadas, se ha logrado frenar la evolución del deterioro en muchos casos con herramientas para la estimulación cognitiva y la autonomía personal.
Programa en evolución
Desde su creación, el programa ha evolucionado con la incorporación de nuevas estrategias metodológicas: aumento de las sesiones de los talleres (de nueve en 2022 a 14 en 2025), más tratamientos individualizados (de dos a ocho sesiones por persona) y formación especializada para el personal técnico y los educadores de los centros asistenciales de la Diputación, que ha destinado hasta la fecha 80.000 euros al convenio, con una inversión anual de 20.000 euros.
El equipo del Programa de Envejecimiento Activo y Saludable de la Diputación de Valladolid coordina cada intervención municipal -convocatoria, constitución de grupos, seguimiento y evaluación-, mientras que personal de Fundación Hospitalarias Valladolid desarrolla las sesiones, las valoraciones y los tratamientos neuropsicológicos.
El cerebro también envejece, pero se puede entrenar, y la estimulación cognitiva es una herramienta muy potente si se trabaja a tiempo, resume Sandra, quien se emociona al escuchar a Carlos decirle que cuando vaya a su pueblo le invita a un café, y a Alfonso, que era "un poco reacio a todas estas cosas" y ahora lo siente como un privilegio. "Yo decía, qué me van a enseñar a mí todas estas personas, si yo lo sé todo… Pero no es así, yo no sé nada". "No hemos nacido aprendidos, hay que aprender sobre la marcha".
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