Después de haber presentado sus tres primeros largometrajes en el Festival de San Sebastián, el cineasta y montador sevillano Fernando Franco se incorpora por primera vez a la competición de la Sección Oficial de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) con su nueva película, Subsuelo. El film, estrenado mundialmente este viernes, adapta la oscura novela homónima del escritor argentino Marcelo Luján y se adentra en los rincones más turbios de la psique humana a través de la relación entre dos hermanos mellizos que ocultan un tormentoso secreto.

Encarnados por Julia Martínez y Diego Garisa, ambos en su primer gran papel cinematográfico, los protagonistas sostienen sobre sus hombros el peso de una historia incómoda que explora temas como la culpa, el rencor, el deseo, la manipulación, la mentira y el abuso. En el reparto figura también el actor Nacho Sánchez, que interpreta al único personaje capaz de ofrecer una vía de redención a Eva, la auténtica protagonista del relato.

Franco, ganador del Goya al Mejor Director Novel por La herida (2013) y con diez nominaciones más a los premios de la Academia, explicó durante la presentación que la idea de Subsuelo nació durante el confinamiento, cuando la novela de Luján "le cautivó con su planteamiento de thriller para abordar temas de los que no se habla demasiado".

El director reconoció que la adaptación supuso un reto, especialmente por la estructura temporal de la obra original. "La novela mezcla tiempos de manera constante. Lo primero fue poner orden lineal en lo que cuenta, y a partir de ahí decidir cómo trasladar esa desestructuración a la pantalla", señaló.

La tensión creciente del film se ve reforzada por la música de Mursego, cuyas notas acompañan el torbellino emocional que atraviesa Eva. Franco destaca el uso de una narración fragmentada, espejo de la mente de la protagonista, y el empleo de recursos visuales poco convencionales, como la pantalla partida para reflejar las contradicciones entre los mensajes digitales y las emociones reales.

"Siempre me ha obsesionado cómo filmar la comunicación mediada por dispositivos", explicó el cineasta, recordando sus primeros cortos Mensajes de voz (2007) y Room (2011). "En la novela los personajes se enviaban SMS, pero al adaptarla optamos por WhatsApp, evitando el típico plano inserto para mostrar cómo un emoji puede contradecir el estado físico o emocional de quien lo envía".

El montaje corrió a cargo de su colaborador habitual, Miguel Doblado, con quien Franco mantiene una estrecha amistad desde sus años de formación en Valladolid. "Aunque uno es montador y eso no se te quita de la cabeza, intento respetar su espacio creativo. Tener a alguien ajeno en el montaje te da perspectiva y te libera de muchos prejuicios", aseguró.

Uno de los momentos más comentados del estreno fue el plano secuencia inicial, del que Franco destacó su complejidad técnica. "Pudimos ensayarlo previamente gracias a la generosidad de los productores. No siempre hay presupuesto para eso", afirmó.

Los jóvenes protagonistas agradecieron también esa forma de trabajar. "Nos permitió probar, equivocarnos y entender hacia dónde íbamos", dijo Julia Martínez, mientras Sonia Almarcha, compañera de reparto, añadió que "al llegar al rodaje, la familia ya estaba hecha, las miradas estaban en su sitio".

Con Subsuelo, Fernando Franco firma su película más oscura y psicológicamente compleja hasta la fecha, consolidando una trayectoria que sigue indagando en las grietas de la identidad, el cuerpo y la comunicación contemporánea.