Rosalía nos recuerda que la moda también crece libre

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Rosalía nos recuerda que la moda también crece libre
Vello en las axilas.
El autor esMiguel Ángel Fernández.
Miguel Ángel Fernández.
Lectura estimada: 2 min.
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París, Semana de la Moda. Rosalía aparece en primera fila, piel luminosa, mirada desafiante, axilas sin depilar. Y de nuevo el mundo se divide entre quienes aplauden y quienes se escandalizan. Pero más allá del revuelo en redes, hay algo innegable: la cantante catalana ha convertido un gesto tan simple como no afeitarse en una poderosa declaración estética y política.

El vello en las axilas de las mujeres no es nuevo, pero sí lo es su lugar en el escaparate de la moda. Hace casi una década, Miley Cyrus ya había teñido su vello de rosa chicle, un guiño punk y una bofetada al canon de belleza dominante. En su momento fue visto como una excentricidad, un acto de rebeldía adolescente. Hoy, cuando una artista del calibre de Rosalía lo muestra con naturalidad en un evento de alta costura, el gesto tiene otro peso: ya no es provocación, es normalización.

Lo interesante es cómo la moda, ese termómetro cultural que siempre oscila entre lo disruptivo y lo comercial, está reconfigurando la relación entre cuerpo y libertad. El vello femenino, ese tabú que generaciones enteras aprendieron a ocultar, se ha convertido en un nuevo accesorio de estilo, una extensión del discurso identitario. Las axilas con pelo aparecen en editoriales, pasarelas y campañas, y ya no como fetiche, sino como un símbolo de autonomía corporal.

Rosalía, con su habitual habilidad para moverse entre lo popular y lo vanguardista, no necesitó pronunciar un discurso. Le bastó levantar el brazo. En un contexto en el que la moda sigue cuestionándose qué significa ser auténtico, su imagen en París nos recuerda que la estética es también una herramienta de poder: poder sobre el propio cuerpo, sobre la narrativa que nos impone lo "correcto" y sobre la manera en que decidimos mostrarnos.

Quizás lo que comenzó con Miley y su rosa rebelde ha germinado en una generación que ya no siente la obligación de depilarse para encajar. El vello como la moda crece, cambia, se tiñe, se corta o se deja ser. Y ahí, entre lo íntimo y lo visible, está ocurriendo una de las transformaciones más interesantes del estilo contemporáneo: la aceptación radical del cuerpo real.

Porque sí, Rosalía brilló en París. Pero su gesto fue más que un look: fue una lección de libertad estética en tiempos en que la autenticidad, al fin, vuelve a estar de moda.

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