Arraigo de Arvine Danza
Las bailarinas y los bailarines de Arvine Danza son gente de mucha fe. ¿A dónde irían si no creyeran que pueden llenar el Teatro Calderón una tarde de finales de septiembre? Que Nereida Garrote, Elysa López y Lara Simón celebran en el escenario la amistad inquebrantable y el placer por bailar, salta a la vista. Esa elegancia y esa depurada estética que tiene su espectáculo Arraigo hizo felices durante más de 70 minutos a los espectadores del Caderón.
Mucho me gustaron los primeros 30 minutos de Arraigo. La primera pieza titulada La raíz ardiente resultó un baile hecho con lentitud y regusto. La colocación de brazos, cabeza y hombros juegan un papel destacado en el baile. Con ellos, las bailarinas de Arraigo imprimen su personalidad en todos los bailes que interpretan.
Una de las cosas que enseña el flamenco es a ser respetuoso y a reivindicar la belleza. Es en la belleza intrínseca que tiene este espectáculo de Arraigo la que ilumina el patio de butacas del Teatro Calderón. La belleza es revolucionaria.
La grandeza del baile como método de conocimiento no es una línea univoca, sino una línea que cada uno tiene que interpretar a su libre albedrío, a su conveniencia. Es un código abierto. Para entender lo que está pasando en el escenario solo hace falta entender la vida. La belleza de la coreografía, el fogonazo que produce en el espectador la contemplación estética, los trajes y sus coloridos abre las puertas a la trasversalidad: no mirar a la vida por un agujero, sino dejarse contaminar por otras músicas y otros ámbitos que decía Truman Capote.
El arte es una ventana a la vida, al cosmos entero. Por eso Arraigo es un viaje. Un viaje transversal en busca de la esencia de las cosas. Si la música hubiera sido en directo y no enlatada, para eso hay que contar con mucho presupuesto y no está el horno para bollos, la felicidad hubiera sido completa. La música en directo es emocionante, más expresiva y va directa al corazón.
En cualquier caso, el público salió del Teatro Calderón con las manos como tomates de tanto aplaudir. El baile es una manera de compartir historias. El baile no se hace para uno, sino no, no es baile. El baile es un actor de amor. Posiblemente Arraigo sea eso, un acto de amor. En ese acto de amor las bailarinas y los bailarines (Daniel Escolar, Alejandro Mármol y Jorge Morena) son los intermediarios, son como médiums… Enhorabuena a la Compañía Arvine Danza por su excelente trabajo. Merece gira intergaláctica.
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