Valladolid se rinde a la Virgen de San Lorenzo en su día grande

La ciudad vivió con emoción la procesión, la misa solemne en la Catedral y el paso de la patrona por el manto de flores de la Plaza Mayor

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Procesión de la Virgen de San Lorenzo. Fotos: Sergio Borja
El autor esRebeca Pasalodos Pérez
Rebeca Pasalodos Pérez
Lectura estimada: 2 min.
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El corazón de Valladolid volvió a latir al compás de la fe y la tradición este lunes 8 de septiembre. Desde primeras horas de la mañana, miles de vallisoletanos se preparaban para rendir homenaje a su patrona, la Virgen de San Lorenzo, en una jornada marcada por la emoción compartida, el fervor popular y el orgullo de una devoción que se transmite de generación en generación.

La procesión arrancó a las 10:30 horas desde la iglesia de San Lorenzo. Las calles del centro se llenaron de fieles que acompañaron el recorrido, desde la calle Pedro Niño hasta la Catedral, pasando por Santa Ana, Pasión, Santiago y Cascajares. Era un caminar sereno, marcado por los sones solemnes de la música procesional de la Banda Municipal de Música de Valladoldi y el aroma de incienso.

En la Catedral de Valladolid aguardaba uno de los momentos centrales: la misa solemne en honor a la Virgen. La nave mayor, repleta de autoridades, cofrades y ciudadanos, acogió una ceremonia en la que el Arzobispo invitó a los vallisoletanos a vivir la fe como fuente de esperanza y compromiso. "Cada nacimiento abre un nuevo espacio a la esperanza", recordó, enlazando la fiesta litúrgica del nacimiento de María con la vida de la ciudad.

En un mensaje especialmente dirigido a la juventud, subrayó: "Queridos jóvenes vallisoletanos, cultivad en vuestro corazón el deseo de una plenitud de libertad, amor y alegría. Desear ser santos es posible. Pedidle hoy a la Virgen que os descubra vuestro camino vocacional y ofreced vuestra vida para renovar esta ciudad con esperanza y fraternidad".

El prelado también apeló a la construcción de una "alianza social para la esperanza", en la que familia, escuela, parroquia y ciudad trabajen unidas en la formación de ciudadanos responsables, capaces de transformar Valladolid desde la fe y la convivencia.

Concluida la misa, la procesión reemprendió su marcha por Cascajares, Regalado y Duque de la Victoria hasta desembocar en la Plaza Mayor, abarrotada para recibir el momento más esperado de la jornada: el paso de la Virgen sobre el manto de flores. Desde la madrugada, decenas de personas habían trabajado en la confección de este tapiz multicolor que cubría el suelo de la plaza con dibujos florales llenos de simbolismo y devoción. Cuando el paso atravesó el mosaico, un silencio reverente envolvió el corazón de la ciudad, roto solo por los aplausos al concluir el recorrido. Fue el instante más emotivo del día, un gesto que año tras año refuerza el vínculo entre Valladolid y su patrona.

El cortejo continuó hacia la calle de la Pasión y la Plaza de Santa Ana hasta regresar a la iglesia de San Lorenzo, donde la imagen reposará hasta que las fiestas de 2025 la lleven de nuevo a las calles.

 

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