Cada año, miles de temporeros dejan sus hogares para trabajar en el campo. Se trasladan en busca de empleo y sustento, enfrentando largas jornadas bajo el sol y, a menudo, condiciones difíciles. Su trabajo es fundamental para que lleguen alimentos a nuestras mesas, pero su sacrificio suele pasar desapercibido. Son parte esencial del motor agrícola, y merecen respeto, protección y condiciones justas.
Los temporeros son trabajadores que se trasladan, generalmente de forma estacional, para desempeñar labores agrícolas como la recogida de frutas o la vendimia. Muchos de ellos provienen de otros países, especialmente del norte de África, y realizan trabajos duros, mal remunerados y en condiciones precarias. A pesar de ser esenciales para la economía del campo, suelen enfrentarse a dificultades como la falta de alojamiento digno, explotación laboral o incluso rechazo social. Su situación pone de manifiesto la necesidad de una mejor planificación, respeto a sus derechos y una acogida humana y justa.
Desde el pasado mes de junio, ha aumentado significativamente la presencia de temporeros magrebíes en Medina del Campo, que pernoctan y desarrollan actividades cotidianas en espacios públicos del municipio, como plazas, parques y calles. Estas imágenes han generado inquietud entre parte del vecindario por razones de seguridad y convivencia.
El alcalde, Guzmán Gómez, remitió una carta a la Subdelegación del Gobierno solicitando "apoyo y más efectivos" para manejar la situación, tras quejas vecinales sobre la concentración de temporeros en zonas públicas. En ella no se incluye ninguna propuesta de atención social o alojamiento.
El subdelegado, Jacinto Canales, aseguró que Medina del Campo es "una ciudad segura", con un notable descenso del 36 % en la criminalidad desde la llegada de los temporeros. Asimismo, señaló que el problema principal es habitacional y de convivencia, no de seguridad, y detalló que no se está evaluando "denostar" la imagen del municipio, confirmando que la intervención policial es posible y que la Policía Nacional y la Guardia Civil colaboran con los agentes locales, aunque estos son solo 18, muy por debajo del mínimo recomendado de 36–40 agentes por la UE y la Federación Española de Municipios.
Los temporeros, en su mayoría, están registrados y tienen permiso de trabajo, pero muchos se alojan en la calle o espacios improvisados y pernoctan en la vía pública sin servicios básicos ni estructuras de acogida disponibles. El albergue municipal se encuentra ocupado por actividades juveniles y no hay otra alternativa habilitada.
Precedentes de explotación laboral
En años anteriores, tanto la Guardia Civil como la Inspección de Trabajo han intervenido en situaciones graves de explotación. Por ejemplo, en junio de 2023 se detectó a trece jornaleros trabajando sin contrato ni alta en la Seguridad Social en una finca local; en otro caso, un matrimonio fue juzgado por hacer que jornaleros trabajaran hasta 14 horas al día por solo 5,5 euros por hora, también sin contrato ni descansos adecuados.
Reacciones
El sindicato CCOO Castilla y León ha condenado cualquier actitud xenófoba y ha defendido la contribución de la población migrante al desarrollo económico y a frenar la despoblación del medio ruraly, por otra parte, UGT ha instado al alcalde a resolver la situación habitacional de los temporeros legales del municipio, destacando que estas personas legalmente reconocidas "son mayoría pero carecen de alojamiento seguro".
Desde el PSOE y Gana Medina se critica al alcalde por no haber activado protocolos de coordinación con servicios sociales ni planteado el uso del albergue municipal para temporeros; consideran que, sin liderazgo, se terminan "criminalizando a las víctimas", sin abordar la raíz del problema