Mahler y la boda de Bezos

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Mahler y la boda de Bezos
El autor esÁgreda L.M.
Ágreda L.M.
Lectura estimada: 2 min.

Con la moral por las nubes, después de saber la noticia de que a esta misma hora que empieza el último concierto de la temporada a cargo de la OSCyL, al hortera de Bezos, el hombre más rico del mundo, una tormenta tropical le arruinó en cuestión de segundos su bodorrio con la experiodista Sánchez me siento en la Sala Sinfónica Jesús López Cobos pensando los centros culturales que se podrían construir en el mundo con los más de 30 millones de euros que se van a gastan "en el festejo".

Por suerte, dentro los 250 invitados a la boda no estaba la maravillosa soprano Miah Persson. Nada más de aparecer en escena para deleitarnos con las Cuatro últimas canciones de Richard Strauss ya adivinábamos que aquello iba a merecer la pena y que no se nos había perdido nada en Venecia. La exigencia que Strauss somete a sus sopranos de todos es conocida. 

Pero Miah Persson brilló vocalmente por los cielos de Valladolid y elevó el nivel de espectadores y músicos a olimpo de la música clásica. Su exquisita musicalidad, su elástico fraseo y sus explosivos graves y agudos se esparcieron por la sala sinfónica y recibió por parte del respetable los merecidos aplausos que traía el personal de casa.

La música de Mahler es cosmopolita a rabiar. En la Sinfonía n.º 5 que esta tarde cierra los conciertos de la temporada se puede escuchar música tradicional, música judía, música popular, elementos cómicos tomados de la subcultura, propuestas filosóficas, dogmas cristianos, visiones de Occidente, todo tipo de cosas, en fin.

La música de Mahler es universal. Era evidente que Thierry Fischer, el director titular de la OSCyL hizo muy bien al dejar completa libertad a los músicos y eso que Mahler cuando dirigía no dejaba nada al azar y tenía a sus músicos "manu militare". Pero como esta orquesta es capaz de escucharse, el ajuste surge con naturalidad.

Complicado lo tenía Fischer y la OSCyL para absorber toda la diversidad, hibridación, vulgaridad y fragmentación de la música de Mahler. Las profundas capas de la psique desempeñan un papel importante en la música de Mahler. Ese punto que tiene freudiano es más difícil de conseguir que el gordo de la lotería nacional. 

Y eso que hubo momentos que hubiera preferido estar viendo a Bezos y a Sánchez haciéndose  arrumacos en su yate de 500 millones de euros. Porque esta música algunas veces resulta insoportable, exasperante pero también posee una belleza armónica que llega al oyente de manera instintiva. Este posiblemente sea su secreto más preciado.

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