Tras estos hechos, y de forma paralela, los agentes trataron de localizar a los otros dos ocupantes del vehículo. El conductor, cuando vio a los agentes, emprendió una huida "agresiva y temeraria", atropellando a uno de los agentes y arrastrándolo varios metros. Como consecuencia del impacto, el agente sufrió diversas lesiones que requirieron asistencia médica. Pese a que el individuo que intentó vender el cobre se negó a colaborar con la Guardia Civil, el agente atropellado memorizó el rostro del conductor y la matrícula del vehículo, así como el modelo. Al parecer, el coche estaba registrado a nombre de una menor, la hija de la persona que se llevó por delante al agente.

Además, la Guardia Civil constató que las bobinas de cobre intervenidas coincidían con un transformador sustraído días antes en Villarmentero de Esgueva, algo que evidenciaba la relación entre el robo y los detenidos, a los que también se les incautaron 145 kilos de cobre. Estos últimos, vecinos de Valladolid y viejos conocidos de las fuerzas de seguridad por otras operaciones policiales, fueron puestos a disposición del Juzgado de Instrucción de Guardia de Valladolid, quedando en libertad tras prestar declaración en sede judicial.