Hoy os hablo de una serie que, en menos de diez días, y a la chita callando, se ha colado en el tercer puesto de las series más vistas de Netflix de esta semana a nivel mundial. Sin grandes nombres y sin una gran campaña de promoción.

Me pregunto si el éxito inicial de esta serie, lo que hizo que muchos se pusieran a ver el primer episodio, se debe a que su protagonista es Matthew Goode, el actor que hizo suyo el personaje del vampiro de Clairmont en El Descubrimiento de las Brujas, otra serie que merece un estudio aparte, y de la que os hablé en su día cuando se estrenó. Esta maravillosa adaptación de la trilogía escrita por Deborah Harkness, consta de tres temporadas que se emitieron, entre 2018 y 2022, en una de esas plataformas que no todo el mundo tiene. Ahora ha sido adquirida por Netflix, y ha encandilado al público más generalista, gracias a su historia adulta de brujas y vampiros, a su maravillosa fotografía, y a un cast sólido, encabezado por Teresa Palmer y el súper atractivo Matthew Goode.

Pero que la gente se haya enganchado al binge-watching de Dept. Q, se debe a los propios méritos de la serie. Una historia de misterio clásico y un magnifico cast, mayoritariamente escocés, que hace que incluso los que presumimos de entender inglés de una forma decente, agradezcamos los subtítulos; y es que los escoceses, como los jamaicanos, no hablan inglés, que no os engañen.

Dept Q está basada en una saga de libros del escritor danés Jussi Adler-Olsen, y cuenta la historia de Carl Mork un detective (inglés, entre todos los escoceses) que se ha recuperado milagrosamente de un tiroteo en el que su compañero ha quedado en una silla de ruedas y otro agente resultó muerto. Para mantenerlo ocupado (y para aprovechar la dotación económica que conlleva la creación de este nuevo departamento) su jefa le va a poner al frente del Dept. Q, para la re-investigación de antiguos casos abiertos.

Mork, que ya era insufrible antes del tiroteo, sufre un síndrome de culpabilidad que le hace ser aún más insoportable. Quizás por eso, su nuevo despacho se encuentra en el sótano de la comisaría, entre duchas y urinarios que nadie sabía que existían. Para ayudarle en su primer caso, la desaparición de una fiscal, hace cuatro años, va a contar con la ayuda de un antiguo militar sirio y de otra agente a la que también castigaron con trabajo de oficina debido a un antiguo incidente. Todo muy Slow Horses, pero sin Gary Oldman y su compañero, escocés, Jack Lowden (¡imaginad un crossover entre estas dos series!).

En su vida personal a Carl tampoco le va demasiado bien. Se acaba de separar de su mujer, que le ha dejado la custodia de su hijo, el de ella, un adolescente en su momento más aborrescente, con el que discute contínuamente, cuando el volumen de la música del chico lo permite, claro.

El cast que acompaña a Matthew Goode, es casi exclusivamente escocés. Kate Dickie, fue Lysa Arryn en Juego de Tronos, a Chloe Pirrie la vimos en Carnival Row y Gámbito de Dama, Kelly Macdonald además de poner la voz de Mérida en Brave ha aparecido en Trainspotting, en Boardwalk Empire, y es, nada menos, que Helena Ravenclaw. Y también está Myrtle la Llorona, es decir Shirley Henderson. Todos escoceses, excepto el personaje sirio, que está interpretado por Alexej Manvelov, un actor sueco, cosas de la vida.

Los libros de Jussi Adler-Olsen cuentan también con adaptaciones cinematográficas; seis de ellas han sido ya estrenadas y hay cuatro películas más en preproducción, con fechas de estreno programadas hasta 2032.

Lo que no sabemos es si la serie será renovada, porque con Netflix nunca se sabe. Pero su 8,3 en IMdB y sus datos de audiencia nos deberían de asegurar, al menos, un par de temporadas más. Os iré informando.