circle
Reels

¿Transformar el antiguo Convento de Santa Catalina de Siena? Sí, pero...

Sexta entrega de 'Mientras el aire es nuestro', de nuestro colaborador Juan González-Posada

¿Transformar el antiguo Convento de Santa Catalina de Siena? Sí, pero...
Juan González-Posada
Juan González-Posada
Lectura estimada: 3 min.
Última actualización: 

¿Qué está pasando para que nuestra ciudad dedique 4.211.545,75 euros, a la transformación -en su primera fase- del antiguo Convento de Santa Catalina de Siena, con sus 1.550 metros cuadrados construidos, y 2.230 de patios y jardines, en lo que se ha llamado 'Centro de la Cultura del Vino', y en un futuro/posible espacio hotelero? ¿Qué modelo de ciudad se está construyendo?

Esto ocurre cuando en muchas ciudades europeas se están creando proyectos para el desarrollo de servicios públicos asistenciales, que atiendan a la población. Sepamos que la calidad de vida en las ciudades europeas se ve reconocida internacionalmente por la calidad de estos servicios. Es el caso de Zúrich, Copenhague, Ámsterdam o Graz.

Por otra parte, la Comisión Europea señala que la reutilización y la renovación de espacios urbanos y monumentales pueden fomentar la cultura, la inclusión social y la sostenibilidad, creando nuevos servicios y centros de actividad comunitaria y cultural, y mejorando la vida de la ciudad. Sociólogos, economistas, arquitectos y urbanistas internacionales defienden también el valor de la transformación de monumentos históricos en espacios para servicios sociales.

El arquitecto Rem Koolhaas, por ejemplo, ha dicho que este tipo de proyectos no solo preservan la memoria colectiva de nuestras ciudades, sino que también ofrecen nuevas formas de vivir e interactuar en entornos históricos. Richard Rogers habla de la importancia de integrar el pasado con el presente para crear un futuro más sostenible, desempeñando un papel activo en el envejecimiento saludable y la inclusión social.

Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, ha enfatizado sobre la importancia de los servicios sociales como bien público, y la necesidad de la intervención del estado para corregir las desigualdades. Para Stiglitz, estas acciones son fundamentales para el bienestar individual, la productividad y el desarrollo económico a medio y largo plazo. Sociólogos, como Anthony Giddens o Ulrich Beck, lo consideran un pilar fundamental para la cohesión social.

En muchas ciudades europeas nos encontramos con ejemplos exitosos de transformación de espacios históricos y monumentales urbanos en este tipo de servicios. Por ejemplo, el monasterio benedictino Abbaye de Saint-Maurice en Suiza; el Convento de Santo António da Lourinhã, o el Palácio de Mafra en Portugal; el Schloss Blankenburg o el Kloster Maulbronn en Alemania. En Bolonia, los Conventos de Santa Catalina o el di San Domenico. La Abbaye de La Cambre en Bélgica. El Monastère de Cimiez, en Niza... Edificios monumentales que han sido adaptados como residencias para personas mayores, combinando su valor histórico con servicios modernos de atención.

Pero para transformar espacios urbanos hay que saber y querer. Y conocer estudios de organizaciones como Quality of Life in European Cities Survey, o el European Quality Framework for Long-Term Care Services. O lo que señala Eurostat, que apunta que para 2050, el 25% de la población europea tendrá 65 años o más. Entender que en España, la demanda de residencias públicas para mayores sigue creciendo debido al envejecimiento de la población. Que somos el segundo país más longevo de Europa, lo que intensifica la necesidad de nuevas residencias. Actualmente, la cobertura nacional se sitúa en el 4,1% de plazas por cada 100 personas mayores de 65 años, una de las más bajas de Europa. Para 2030, se estima que serán necesarias 190.000 nuevas plazas para satisfacer la demanda, con una inversión requerida de cerca de 5.700 millones de euros, según aparece en el informe de 2023 de DBK Observatorio Sectorial.

Es urgente analizar qué tipo de ciudad queremos en todos los campos. No vivir sin rumbo y día a día. Las ciudades deben ofrecer servicios que respondan a las necesidades actuales y futuras. Esto implica datos, reflexión y una combinación de inversión en infraestructura, colaboración entre administraciones, adopción de nuevas tecnologías, y políticas públicas que respondan a las realidades sociales. Por favor, menos antojos supuestamente turísticos y falsamente culturales. ¿Hace falta de verdad un 'Centro de la Cultura del Vino'? ¡Pero en que estamos pensando!