El TSJCyL ha condenado finalmente a 19 años de prisión al acusado de un delito continuado de agresión sexual a una menor, elaboración y posesión de pornografía infantil. Los hechos tuvieron lugar desde que la menor tenía 10 años hasta los 14.

La resolución judicial de la Audiencia ahora confirmada estableció que el procesado mantenía una relación de amistad con la familia de la víctima. Desde que la niña tenía 10 años, el procesado acudía con mucha frecuencia a la casa de la abuela de la menor y aprovechaba el momento en que la pequeña se iba a una habitación sola con la tablet para ir tras ella, sentarse a su lado y realizar tocamientos.

De esta manera, "valiéndose de la relación que tenía con la familia, de la corta edad de la menor y de la ascendencia que fue alcanzando sobre ella", consiguió mantener en el tiempo este tipo de actos sexuales con la niña, a la que decía que no debía contar nada, que a sus padres no les iba a gustar y se enfadarían.

Desde que comenzaron estos actos el procesado quería grabarlos y, en esa primera época, desde que la perjudicada tenía 10 años hasta los 14, el procesado dio su teléfono móvil a la menor para que, en el servicio o en la habitación, se grabara a sí misma desnuda haciéndose tocamientos.

Cuando la victima cumplió los 14 años, las agresiones sexuales se llevaron a cabo en el domicilio del acusado. La niña, en un momento determinado le dijo que tenía que borrar esos vídeos y el procesado borró la mayoría, pero no todos, manteniendo en sus dispositivos tanto fotos como videos.

La sentencia aclaró que no consta que el procesado compartiera las imágenes y vídeos de menor. El acusado además guardaba 54 videos pornográficos de niñas de entre 8 y 12 años, e incluso alguno de niñas más pequeñas, con imágenes de las menores con agresiones sexuales por parte de adultos.

El procesado mantuvo este tipo de actos sexuales con la niña hasta que ella formuló denuncia el 22 de julio de 2022, asistida por su padre, después de que aquella, al no poder soportar más la situación que sufría, comentara lo que la estaba sucediendo a la madre de una amiga que le ayudó a contarle los hechos a sus padres, lo que no había hecho con anterioridad por el temor a la reacción de estos.

En concreto la condena se refirió a un delito continuado de agresión sexual por el que impuso doce años de prisión, además de inhabilitación especial para cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido, que conlleve contacto regular y directo con menores de edad y personas con discapacidad, por un tiempo total de 22 años (diez años superior a la pena privativa de libertad).

Le prohibió la aproximación a menos de 500 metros respecto de la víctima y de su domicilio, lugares de trabajo o cualquier otro que sea frecuentado por ella, así como tener contacto escrito, verbal o visual con la víctima o comunicarse con ella por cualquier medio; fijándose para ambas prohibiciones una duración total de 13 años (un año superior a la pena privativa de libertad).

También le condenó por un delito de elaboración de pornografía infantil, utilizando a menor de 16 años, a seis años de prisión y a un año de cárcel por posesión de pornografía infantil.